El pasado 18 de marzo, nuestro Presidente de la República firmó la adhesión de Chile al tratado de Escazú, tratado cuyo nombre original es «Acuerdo regional sobre el acceso a la información, participación publica y el acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe», en pocas palabras el objetivo principal de este acuerdo inter regional es garantizar que se implementen de manera correcta los derechos al acceso de información ambiental, que se garantice la participación pública en la toma de decisiones ambientales y el acceso a la justicia relacionadas a los mismos asuntos, pongamos por caso qué sólo entre el 2019 y 2021 en Chile han muerto más de 15 activistas ambientales en circunstancias poco claras y dudosas, en países cómo Perú, Bolivia y Brasil por el sector de la frontera amazónica la situación es aún peor. De esta misma manera el acuerdo enfocado en Latinoamérica y el Caribe, busca crear y fortalecer una cooperación entre las naciones firmantes para garantizar los derechos de las personas al desarrollo sostenible, acceso libre a la información ambiental, entre otras cosas.
La conferencia de las partes para el tratado de Escazú, la COP de Escazú, se llevó a cabo entre los días 20 y 22 de abril y reunió a numerosas delegaciones de toda América Latina, el Caribe y algunos países europeos que dirigen y observan el programa «Euroclima plus»
El compromiso de Chile, los partidos políticos, los pueblos indígenas, las universidades, las organizaciones de la sociedad civil, pero sobre todo de las diferentes juventudes organizadas para combatir y frenar el cambio climático y conservar el medio ambiente por fin lo estamos viendo reflejado en acciones concretas, básicamente políticas públicas medioambientales ad hoc. al las circunstancias que vivimos en la actualidad,, esta cumbre y acciones climáticas de diverso enfoque se ha podido llevar a cabo con tanto solemnidad y dinamismo en gran parte a la importancia que el actual gobierno del presidente Boric de la mano con su ministra de medio ambiente Maisa Rojas le han dado la importancia de frenar y combatir el cambio climático.
La conferencia de las partes para el tratado de Escazú, la COP de Escazú, se llevó a cabo entre los días 20 y 22 de abril y reunió a numerosas delegaciones de toda América Latina, el Caribe y algunos países europeos que dirigen y observan el programa «Euroclima plus» un programa de políticas ambientales financiado por la Unión Europea. Los tres días de conferencias de diferentes temáticas en cuanto a materias de medio ambiente, se centraron principalmente en la discusión de articulados del Acuerdo y debates diplomáticos convencionales e innovadores por parte de las juventudes participantes. Particularmente el nudo crítico estuvo en las propuestas de modificaciones sobre varios artículos por parte de la delegación boliviana que buscaba limitar la participación pública de manera directa, algo qué es la médula espinal de este acuerdo. De los 33 países de la región, 24 países firmaron el acuerdo en 2018, pero desde entonces solo 12 lo han ratificado a través de sus respectivas legislaturas, entre ellos México, Bolivia y Uruguay. No se han suscrito países como Brasil o Colombia. Costa Rica, junto con Chile fueron los principales promotores del acuerdo, el cual tampoco han ratificado.
La conferencia fue todo un éxito en sus diferentes instancias a pesar de su dinámico funcionamiento en cuanto a las discusiones de los articulados. Dinámicos principalmente por la participación e involucramiento de las diversas juventudes ambientalistas latinoamericanas que participamos de la conferencia.
Creo es importante destacar la participación transgeneracional en esta COP1 de Escazú, particularmente por el nivel de organización y dinamismo que tuvimos, las delegaciones jóvenes participantes de diversas instancias de negociación, toma de decisiones, deliberación, de acuerdos y diferentes análisis. Más aún si lo observamos desde el enfoque de la organización política qué esto significa, ya que la militancia o no militancia de las diversas juventudes participantes no se vio reflejada, ni mucho menos insidiosa a la hora de la organización, el diálogo y la toma de decisiones. Dinámicas de organización que nos dan cuenta que los partidos políticos convencionales, particularmente, y sus “juventudes”, ya no tienen presencia en instancias como esta, por la carencia de algunas y/o el derretimiento de sus orgánicas internas, en el caso de las más convencionales. Por otro lado, esta misma dinámica nos refleja que las nuevas generaciones sí son capaces de organizarse por fuera de los partidos políticos y sus juventudes, lo cual también es un problema mayúsculo, ya que los partidos políticos son parte fundamental del mecanismo social para colocar los temas en la agenda nacional.
Tras el éxito de esta conferencia para mejorar los mecanismos de justicia ambiental, no puedo dejar de pensar en que las clases medias, particularmente las populares y rezagadas de la urbe, quedan fuera de estos espacios de participación y debate contingente, debido al rumbo que está tomando el país en esta materia, pero sobre todo al enfoque social que se están tomando en los diferentes territorios en materia de cuidado y conservación del medio ambiente, particularmente desde las poblaciones y conjuntos habitacionales en la Región Metropolitana con acciones tan simples como los huertos urbanos colectivos o la misma reforestación de sus sectores eriazos, solamente con autogestión y algunas con mínimas ayudas municipales. También la masificación de los llamados «colilleros» en muchos sectores costeros del país, debido a la organización de vecinos y vecinas. De igual manera las mallas para atrapar agua de la camanchaca en la pampa del norte. En fin, quiero dejar instalada la idea qué es deber de todos quienes nos dedicamos al activismo ambiental desde distintas maneras a acercar estos temas a las comunas y a la popularización de la discusión climática en su conjunto.
Es fundamental acercar el tema a los colegios y liceos, a los y las dirigentes sociales, a los pesqueros para que sepan qué, producto del tratado de Escazú, ahora sí pueden acceder libremente a la información de trazabilidad de sus pescados, mariscos, etc. La lucha contra el cambio climático y la discusión climática no puede solo quedarse en la gente entendida en el tema, que se puede transformar en una pequeña elite climática. Es preciso que aquellos que nos declaramos ciudadanos ambientales, y sus organizaciones, desarrollemos espacios de participación vinculante en los diferentes territorios del país para expandir nuestros conocimientos y así popularizar y masificar la cultura climática, sobre todo en regiones.
Actualmente el convenio de Escazú establece que, hasta el 20 de abril de 2020, los Estados firmaron y ratificaron. Como ese plazo se acabó, los países nuevos tienen que mandar un proyecto de adhesión al Congreso, el cual tiene que aprobar esa adhesión al tratado de Escazú, por lo que es fundamental que este tratado se apruebe en comisión de relaciones exteriores y luego en el pleno de la cámara, es fundamental la ratificación del acuerdo por parte del congreso para avanzar en justicia ambiental y acceso libre a la información en Chile.
Comentarios
25 de abril
Interesante tema, ustedes los que son parte de la élite climática solo se llenan los bolsillos con este tema, dando charlas y cobrando, ademas sería bueno que el editor le pegara una arreglada a la ortografía que Es bien Cómo el orto.
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