Ya van varios artículos hablando del costo sobre el medio ambiente que tiene la producción de carne.
Recordemos algunas cifras: para 1 kilo de carne se necesitan 15.500 Lts de agua, el equivalente a un año de ducha y es para producir un solo kilo. Que un 30% de la superficie cultivable está destinada al ganado, que en una semana lanzan al aire el CO2 equivalente a medio millón de autos, transformando al ganado en responsable importante de los gases de invernadero presentes en la atmósfera. Agregando su aporte para aumentar la acidificación de los océanos, en la tala del Amazonas para convertirla en zonas de pastoreo o para cultivar sus alimentos. O sea, el costo asociado al consumo de carne animal es inmenso y es un valor que no va incluido en su precio y que hoy pagamos con el cambio climático.
Si la población global fuera la equivalente a la que existía en los años 60 del siglo pasado, es decir, unos 3.000 millones de habitantes, este impacto no sería tan severo. Pero, hoy somos más de 7.700 millones de habitantes y la población continua aumentando, por lo tanto, la presión sobre los recursos y el medio ambiente seguirá aumentando.El costo asociado al consumo de carne animal es inmenso y es un valor que no va incluido en su precio y que hoy pagamos con el cambio climático.
La sobrepoblación no solo afecta los recursos, también en nuestra calidad de vida y en una industria de la cual no solemos hablar habitualmente en estos temas y es la del turismo, la llamada industria sin chimeneas. Un par de cifras sirven de comparación, en 1950 hubo un total de 9 millones de viajeros en el mundo, cifra que subió a 1.300 millones en 2018, según datos de la Organización Mundial de Turismo. Por ejemplo: el Museo del Louvre en París, el más visitado del mundo, en 2018 volvió a batir el récord mundial de visitantes con 10,2 millones. Pero el 27 de mayo cerró sus puertas, una protesta de sus empleados por los problemas para realizar su trabajo ante tal avalancha de visitantes. “El Louvre se asfixia”, escribieron en un comunicado.
Esto no solo afecta a museos, también a ciudades enteras, como Barcelona, Venecia y Praga y viajar a estos destinos está comenzando a ser una experiencia no tan placentera, tanto es así, que en Europa comenzaron a surgir grupos anti-turistas o la turismofobia, que también realiza atentados, como el de inmovilizar centenares de bicicletas de alquiler turístico con candados y con diversos daños en las calles de Barcelona.
Pero el ejemplo más dramático de la sobrepoblación turística es lo que ocurre en el monte Everest, donde se hacen largas filas de montañistas esperando alcanzar la tan ansiada cumbre, lamentablemente y dada la severidad del clima, no son pocos los que mueren tanto en la espera como en el trayecto de vuelta. Recordemos que el 29/Mayo/1953 los escaladores, Tenzing Norgay y Edmund Hillary fueron los primeros que alcanzaron el techo del mundo y regresaron para contarlo, habían transcurrido 31 años del primer intento en 1922. Es decir, antes lograr alcanzar su cumbre era un desafío de pocos, hoy más de 200 lo logran y en un solo día.
Estos ejemplos relacionados al turismo y al montañismo, son para mostrar que la sobrepoblación es algo real y hay que enfrentarlo, principalmente hoy que sufrimos los efectos del cambio climático, debemos dejar de esquivar el tema, sea por principios religiosos o políticos, lo que está en juego es nuestro futuro, ya hay pequeños grupos que no quieren tener hijos al saber que el futuro de nuestra existencia está en serio riesgo.
Cada año la población global crece en 75 millones de personas y Chile, aporta con 161.000 nuevos habitantes, cada uno de ellos va a requerir un número determinado de hectáreas para poder ser alimentado, que dependerán del tipo de dieta que tenga o en la zona geográfica donde viva. Para que vean la diferencia, una persona de un país desarrollado requiere en promedio 0,5 ha, en cambio, si tiene dieta vegetariana solo requerirá 0,07 ha y esto es por un habitante, ahora multipliquen las hectáreas por los 75 millones de bocas que llegan cada año o las 161.000 que llegan a nuestro Chile.
Mientras la población siga aumentando, el consumo de carne es un lujo que no podemos darnos.
Comentarios
28 de agosto
Muy buena columna !
+1
01 de septiembre
Gracias don Gino por su comentario