Hace bastantes años que las autoridades de nuestro país tenían conocimiento a partir de diversos informes científicos, que Santiago tiene los días contados y sufrirá irremediablemente de escasez hídrica.
Y mientras el calentamiento global y la megasequía secaban a nuestro país. La clase político/empresarial no estuvo a la altura y actuó como si el agua fuera un recurso inagotable, y para ser sincero, el santiaguino no lo hace mejor. Para comprender la magnitud del cambio, la zona central pasó de un clima mediterráneo a uno semiárido en un periodo tan breve, que las personas mayores de 50 años tuvieron una niñez con clima mediterráneo.
Al tener una clase político/empresarial de actuar negligente por desoír los informes de expertos, que no estimuló el desarrolló de alternativas con tiempo (que sin ninguna duda tuvo) para garantizar el suministro en la ciudad y limitar las emergencias agrícolas. Hace que nos acerquemos a pasos agigantados al temido racionamiento, posiblemente será el 2022, salvo que nos ayude una providencial lluvia y la retrasemos un año más, pero, solo será una postergación.La desigualdad social también se refleja en el consumo de agua potable, en Santiago hay sectores con 100 o 120 litros/persona día, pero y al mismo tiempo hay otros sectores que consumen hasta 600 litros/persona día,
Uno de los defectos de Santiago es su crecimiento poblacional descontrolado y sin asegurar el abastecimiento de agua. Nuestra ciudad recibe el vital elemento de una única fuente natural y es el rio Maipo y esta agua es gracias al derretimiento del glacial Echaurren, en franca agonía. Es decir, si no tomamos medidas, no está garantizado el abastecimiento futuro de agua potable y menos con la gran cantidad de habitantes que alberga y en continuo aumento. Hoy rondamos los 7 millones.
La desigualdad social también se refleja en el consumo de agua potable, en Santiago hay sectores con 100 o 120 litros/persona día, cantidad sustentable y razonable en ambiente de megasequía. Pero y al mismo tiempo hay otros sectores que consumen hasta 600 litros/persona día, este sobreconsumo se origina, por ejemplo, al regar el pasto y llenar piscinas y debiera tener un costo mayor. Podríamos aplicar lo que hace el estado de California (USA), allí el consumo está segmentado, el primero es barato y cubre el derecho humano al agua y un uso doméstico razonable y sustentable. Los siguientes tramos son progresivamente más caros hasta llegar a ser prohibitivos, aplicando así el derecho ambiental de quien contamina debe pagar.
Si no queremos mudar a Santiago y llevarla al sur, se hace indispensable que el santiaguino sepa y tome conciencia de cómo se obtiene el agua que consume y entienda que la tiene que cuidar y al utilizarla, desperdiciar el mínimo posible. Sabiendo que el agua potable es un recurso cada vez más escaso y caro.
Existen soluciones y hay una que siempre es nombrada cuando se toca el tema y son las plantas de desalinización, lamentablemente tenemos que saber que existe un “pero”, este proceso no puede ser generalizado por un grave defecto y es que genera más residuos tóxicos que agua potable. Por cada litro de agua que se obtiene, produce un litro y medio de salmuera, un barro extremadamente salado y tóxico, compuesto por una concentración de residuos químicos utilizados en el proceso más los contaminantes que trae el agua de mar y si es devuelta al mar, causará graves daños ecológicos.
Otra alternativa y mucho mejor, viene con la Economía Circular y como el agua es un recurso recuperable existen técnicas para reutilizar las aguas residuales. Es la más adecuada para grandes urbes. La ciudad de San Diego (California, USA) desarrolló un sistema pionero de depuración en múltiples pasos que transforman el agua de alcantarilla en una fuente segura y sostenible de agua corriente. Agua que no solo es más limpia que el agua potable actual, sino que a un menor costo que la desalinización y mucho menos contaminante. Este proceso es muy semejante al que vienen utilizando y por años los astronautas de la estación espacial, que técnicamente beben su propia orina.
Claro que no tenemos que ir tan lejos y podemos destacar a la escuela Carlos Ariztía, ubicada en Trapiche, La Ligua, una zona afectada gravemente por la megasequía. En la escuela desarrollaron un tratamiento rural de aguas grises, con tecnología BioTreat, manteniendo un humedal artificial donde las aguas residuales son tratadas con microorganismos que crecen en las raíces de las totoras, estos se alimentan de los compuestos orgánicos que traen las aguas y luego es filtrada por una gravilla. Una vez lista esa fase, las aguas son desinfectadas para dejarlas aptas para riego.
Existen otras técnicas que permitirían cubrir las necesidades de agua en zonas rurales y su aplicabilidad dependerá de las características geográficas y climáticas del lugar, como son los atrapa nieblas y el menos utilizado sistema y adecuado para la zona sur de capturar las aguas lluvia.
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