Mientras observábamos en el cable el pasado miércoles la impresionante concentración de ciudadanos en Buenos Aires, convocada por los fiscales excompañeros del fallecido fiscal Alberto Nisman y solidarizábamos con aquellos cientos de miles de personas pidiendo justicia, aquí en Santiago, se fraguaba a nuestras espaldas un verdadero putsch institucional en el Ministerio Público, que despojaba al fiscal Carlos Gajardo de la investigación del caso Penta y sus derivados.
Lo ocurrido no tiene presentación posible y sólo puede percibírselo como un golpe de poder de quienes estaban resultando afectados por la investigación del fiscal Gajardo. Esperemos que no sea necesaria una tragedia para suscitar la solidaridad de los fiscales chilenos hacia su colega Carlos Gajardo.
Asimismo, sería especialmente pertinente y revelador que se consultara al respecto a quienes compiten en las próximas elecciones del Partido Socialista, cuya directiva actual se ha hecho parte con mucho bombo en la investigación del caso Penta, pero sospechamos que más por afán estratégico que por una auténtica sed de verdad y justicia.
Comentarios
22 de febrero
El «golpe blanco» contra el fiscal Gajardo un hombre transparente y sin ningún temor al poder de la derecha duopólica que domina desde hace tiempo la escena política- empresarial, características personales que lo llevaron a descubrir una serie de «presuntos» delitos que involucran a toda la élite política, nos demuestra que nuestro régimen es una tragicomedia donde la hegemonía la ejerce una plutocracia sumamente reaccionaria. En ese contexto quienes postulamos como única salida para Chile la vía inclusiva y popular, en relación al Poder Judicial deberíamos plantearnos la democratización del mismo.
¿Porqué debemos sostener una casta de jueces y fiscales que son ajenos al voto directo de la población? ¿Porqué el Tribunal Constitucional? ¿Qué privilegios defienden el gobierno y la Alianza para que ellos estén fuera del mandato popular, al que en teoría se exponen hasta los diputados, senadores y presidentes? Es irrisorio hablar de justicia e incluso de seguridad sin una amplia reforma en ese sentido. ¿Porqué no son electos por el voto de los vecinos los comisarios del barrio o los dirigentes que siguen amparándose en una «democracia» en la medida de lo posible? ¿Para cuándo la democratización de Carabineros, de las Fuerzas Armadas, del Poder Judicial, del Legistativo y del Ejecutivo? ¡Asamblea Constituyente Autoconvocada ahora!
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