Hace dos días, algunos, nos espantamos por los comentarios del Ministro de Justicia y DDHH respecto a su visita a dos centros de Sename. En esa oportunidad sólo uno fue valiente y levantó la voz inmediatamente ante tales palabras cargadas de deshumanidad. Honestamente, mandar al Ministro «a la cresta» para mí es lo mínimo que se merecía. Como ciudadanos debemos pedirle explicaciones, denunciar, exigir una sanción e incluso su renuncia.
La semana pasada existió revuelo nacional y mundial porque un Ministro fue fotografiado con una muñeca inflable. Para mí, las palabras del Ministro son aún más graves y lamentablemente no generaron la polémica y respuesta que merecen.
Con sus dichos sólo demostró lo ignorante que es respecto a las problemáticas de una institución que está bajo su responsabilidad y su parálisis para actuar contra tales hechos urgentes y crónicos. Otros actores oficiales en materia de niñez callan o como hoy lo hizo Sename a través de la actual Directora lo tratan de justificar. La semana pasada existió revuelo nacional y mundial porque un Ministro fue fotografiado con una muñeca inflable. Para mí, las palabras del Ministro son aún más graves y lamentablemente no generaron la polémica y respuesta que merecen.
Si el marco de referencia de nuestro Ministro de Justicia para evaluar los centros de protección son las obras de Charles Dickens, es que no sólo estamos mal sino cada vez peor. Quién tiene el poder, y deber, de corregir un sistema que está vulnerando los derechos de niños, niñas y jóvenes no puede tener en su imaginario tales estándares. Agua, comida y ropa.
¿Señor Ministro Ud. cree que la respuesta estatal para los niños es ésta? ¿Que las políticas de niñez en infancia vulnerada es asegurarles pan y agua? Ni para un niño que esté en pleno ejercicio de sus derechos lo es, menos para aquel que ha sido violentado, que está alejado de su familia y comunidad y/o que tiene algún trastorno de salud. Tales seres humanos requieren protección especial, ¿sabe lo que significa? Por sus dichos uno entiende que Ud. es un representante vivo del paradigma de entender la niñez que existía en la época de Dickens. Para allá lo hubiese mandado yo. O mejor aún lo hubiese puesto por un día en el cuerpo, mente y espíritu de un niño/a o joven que habita en una residencia, quién día a día despierta con rostros nuevos, quién su adulto de referencia es una persona que debe compartir con muchos más, quién no tiene la formación y el interés para cuidarlo como lo merece, quién es discriminado en instituciones de salud y educación, quién carga con historias de abandono y maltrato en cada pedazo de si, quién ni la misma cama en la que durmió está garantizada para la próxima noche, quién recibe visitas esporádicas de algún familiar que a veces le provoca más angustia que calma. Niños que como Estado están siendo abandonados y maltratados. O asesinados por falta de formación o respuesta ante una crisis, por la deshumanización de un sistema que como representante de éste Ud. cree que entregándoles comida y un techo es suficiente.
Ud. es abogado por lo que uno subentiende que en algún momento leyó la Convención de Derechos del Niño. O que sabe que Chile la ratificó el año 1990, hace poco más de 26 años. Ud. es padre de tres personas y tal vez abuelo de otros tanto. Ud. de verdad está tranquilo con entregarles agua y ropa a éstos para asegurar su bienestar. Son estas garantías de las cuales trata la Convención, sobre las condiciones que como Estado y ciudadanos debemos velar para lograr que los niños, niñas y jóvenes se desarrollen al máximo de su potencial y sean felices en el tránsito hacia la adultez. ¿Ud. cree que los niños son felices con agua caliente y una cama? ¿Ud. cómo explica la muerte de la “niña Lissette” como Ud. la nombra? ¿Falta de agua caliente cómo Ud. experimentó en el Liceo de Talca? No sea ridículo. No sea tan liviano en su rol.
Sr. Ministro le cuento algo que tal vez por su formación desconoce. Las neurociencias en el último tiempo han ratificado lo que hace tantos años las ciencias vinculadas con la infancia han reclamado. Los niños necesitan vínculos estables y de calidad para desarrollarse. Necesitan sentirse amados y ser protegidos de experiencias potencialmente traumáticas o al menos acompañados en la sanación si sufren algún daño. Necesitan ser integrados en la sociedad paulatinamente hasta que adquieran autonomía completa en el ejercicio de sus derechos. Nuestro norte no debe ser la supervivencia sino el bienestar integral. Y Sename tampoco está garantizando la sobrevida de niños, niñas o jóvenes. Crítico, no?
Si Ud. me dice que asumió la responsabilidad del Ministerio de Justicia y DD.HH pensando que en las residencias y cárceles encontraría condiciones como las que relata Charles Dickens en sus libros, no entiendo cómo pudo dormir un día, cómo pudo retirarse de dependencias del Ministerio tranquilo y en paz hacia su casa. El malestar que sufren día a día niños, niñas y jóvenes en residencias y cárceles administradas por Sename u organizaciones colaboradoras requiere actuar ahora, los diagnósticos están, necesitamos soluciones. Si Ud. no sabe o no quiere hacerlo porfavor regrese por donde vino y no opine o actué en materias de infancia con su estrechez de corazón y de mente.
Comentarios
23 de diciembre
Por mi, el ministro debería pegarse un tiro para salvar su honor después de sus pesimos comentarios.
Se nota que jamas hizo labores sociales en su juventud y ahora menos.
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