Una vez más estamos en presencia de la ineficacia de nuestro sistema judicial. La sentencia popular -que lo sindica como único culpable- sobre este trágico acontecimiento, fue tomada mucho antes que se pronunciaran los magistrados -el pasado martes previo a las festividades navideñas- de la Fiscalía de Cauquenes, favorablemente hacia Martín Larraín Hurtado (hijo del ex presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín), absolviéndolo de toda responsabilidad en el atropello y posterior muerte de Hernán Canales Canales, la madrugada del 18 de septiembre de 2013, en la comuna de Pelluhue, ubicada en la Séptima Región.
Y no puedo hacer otra cosa que estar completamente en línea con el pensamiento ciudadano. Sé que a los periodistas nos exigen relativa -porque no existe del todo- imparcialidad para analizar los sucesos de modo de entregar las causas de las situaciones narradas, para que e la opinión pública juzgue libremente (norma casi sacra en las facultades de nuestra disciplina, que hoy me otorgo la libertad de desechar). Sé, también, que mi profunda convicción de que los ojos de la calle están en lo cierto, me aleja de los terrenos siempre razonables de este tipo de columnas. Pero también hoy echo tierra a esos temores profesionales así como, además, me despreocuparé respecto de las apreciaciones de los abogados defensores de Larraín, quienes manifestaron que dudar de un fallo de la justicia chilena, con toda su seriedad, les parece impresentable.Compatriotas que, nuevamente, ven atónitos cómo funcionan las redes del poder, cómo se nos escupe y enrostra que no somos nada si no hemos nacido con la fortuna -en el amplio sentido de la palabra- de sus conexiones. Una triste realidad que nos atropella a todos.
¡Por supuesto que dudaré! ¡No puede ser de otra manera!
Nuevamente la desnudez de la élite criolla ha vuelto a exhibir su núcleo madre con el poder, que tanto rechazo genera; y así como en el bullado caso del cura O`Reilly, los medios de comunicación, proclives editorialmente a estos sectores, dan escaso énfasis a las deficientes resoluciones judiciales expuestas.
Es que, esta vez, la escena ha sido demasiado obscena. Gráfica. Explícita. Un cuadro pintado con el cruel pincel de la desigualdad nacional que ha teñido de rojo nuestra historia republicana y la ha presentado así desde nuestros inicios como nación. Por una parte, una familia de campesinos donde abundan las necesidades; por la otra, una familia con múltiples contactos, poder y dinero, que utiliza para rescatar del yugo ético y estético de la justicia a uno de sus integrantes que se vio envuelto en un “inevitable” accidente.
¡Claro que dudaré! No estoy conforme, como muchos, con dicha absolución.
Para quienes hemos revisado con cierto detenimiento la secuencia del accidente y hemos puesto atención a las fuentes médicas especializadas que argumentaban que en este caso hubo omisiones en relación a información clave para las investigaciones y los procedimientos a seguir, y poder así determinar responsabilidades, nos asiste la certeza que, una vez más, el poder político y económico se ha entrecruzado y conjugado para favorecer a uno de sus conspicuos miembros. En esa línea, es clave el peritaje desarrollado por el médico forense Luis Ravanal, quien en su autopsia determinó que Hernán Canales no tenía heridas trascendentes en sus órganos, como se había afirmado en el mismo procedimiento anterior, llevado a cabo por el especialista Mario Peña y Lillo. El trabajo del doctor Ravanal era fundamental para establecer la culpabilidad de Larraín, ya que las conclusiones del especialista advertían que la víctima, al no presentar daños considerables en órganos vitales, sobrevivió un lapso de tiempo específico en el que, de haber recibido ayuda pertinente, habría tenido esperanza de vida. Este análisis fue arbitrariamente excluido del juicio oral, pese a su relevancia.
Otra estrategia hábil, por parte de los Larraín, y que huele mal, fue incorporar al ex Mayor de Carabineros, unido a la SIAT, Julio Bahamondes, quien tuvo un exitoso desempeño en el caso del arquero de Universidad de Chile, Johnny Herrera.
Luego de este caso, ya no es la desnudez de la élite el único factor que indigna, sino que también la cólera es producida por su sistemática impunidad y perspicaz habilidad para salir airosos ante cualquier adversidad. Por su «atropello legal». El jeep de Larraín, el mismo que los jueces que lo absolvieron no pudieron determinar si arrasó con Canales en la calzada o en la berma, un año y tres meses después vuelve a atropellar a diecisiete millones. Compatriotas que, nuevamente, ven atónitos cómo funcionan las redes del poder, cómo se nos escupe y enrostra que no somos nada si no hemos nacido con la fortuna -en el amplio sentido de la palabra- de sus conexiones. Una triste realidad que nos atropella a todos.
Comentarios
27 de diciembre
Cuando las personas se convierten en un número en una sociedad , no se puede esperar más. Mucho poder en pocas familia mata y se forma la injusticia , lamentablemente en este país hace años se instalo corrupción y no se va ir , por que la administran muy pocos .
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27 de diciembre
Comparto tu desazón, Manuel Allende. Un abrazo.
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27 de diciembre
Comparto plenamente su sentir. Probablemente somos miles los que pensamos que la corrupción se instaló hace años en el poder y que no será posible sacar a esos pocos que la administran y lucran con ella. Sin embargo, ante el hecho de lo irreparable, -el señor Canales no va a volver a la vida- y esa absolución descarada e inapelable, trato de buscar lo bueno que pudo quedar de esta vergüenza nacional.
– El médico forense que «inventó» la primera autopsia, (Mario Peña y Lillo) espero que no volverá a cooperar con la obstrucción de la justicia nunca más.
– No tendremos que escuchar a Carlos Larraín, un político de derecha que se dedicó a sermonear al país y que lamentablemente no pudo enseñar a su hijo normas básicas de convivencia ciudadana: No se debe manejar vehículo alguno si se está borracho! Supongo que no se atreverá a volver a la arena política, en su casa se le necesita más.
Quizás suene a consuelo de tontos, no me conformo, pero al parecer, no se puede hacer más.
Slds.
+1
27 de diciembre
No me parece un consuelo de tontos tus dichos, Viviana. Muy por el contrario, siempre es positivo si de esta clase de situaciones podemos obtener ciertos aprendizajes. Y me atrevo a añadir otra lección de este caso: todo el seno Larraín, en su interior, debe saber cuál es la verdad. Y, créeme, esa justicia de conciencia es aún más severa que cualquier fallo.
+1
27 de diciembre
Saludos, Viviana.
+1
28 de diciembre
Estimados Viviana, Manuel y Pablo:
Comparto la desazón que genera éste y muchos casos de impunidad legal que nuestra sociedad vive constantemente…¿Hasta cuando? me pregunto yo….
Nadie puede responder esto…
Desgraciadamente no son casos de impunidad escasos…por ejemplo. por citar algunos:
– Éste caso es ídem al que ya nombraste Pablo, citando al Arquero que HOY representa a Chile y que salio libre de todo….y lo nombran para seguir representando a Chile como si fuera un ejemplo para las futuras generaciones..
– El caso de los delincuentes de «cuello y corbata» que fueron «sancionados» con una pena de «CLASES de ÉTICA» a los señores ejecutivos coludidos en el caso Farmacias…….¡De qué estamos hablando!….. y sigo,
– Importante empresa del RETAIL que se le condonaron millones en impuestos, cuando tenemos un 80% de pequeñas empresas conformadas por hombres y mujeres que son el motor de la economía en nuestro país, y que todos los meses deben cancelar sus impuestos por el ejecicio de la actividad económica; de lo contrario fuertes sanciones caen sobre ellos…..¿Existe una justificación en ésto?.
La lista sería larga….y nuevamente me pregunto ¿Hasta cuando?…..
Cuanto tiempo debemos soportar el «atropello» ….-como lo señalaste tu Pablo…- de unos pocos que ostentan el poder del dinero, las influencias con la que van corrompiendo día a día a esta nación….
Todo lo señalado va generando un desazón amargo que genera una perdida de fe en un sistema amplia-mente probado que solo beneficia a algunos…..
También me pregunto: ¿Cuál es la responsabilidad en ésto de los señores y señoras JUECES que son los llamados a administrar justicia en ésta nuestra sociedad a la hora de dictaminar sus sentencias?….¿No existe una forma para develar y denunciar los nombres de aquellos que tienen la responsabilidad como en éstos casos?…de manera de, al menos sean sancionados socialmente…
¿No existe una instancia superior,…como los tribunales internacionales,…para mostrar los que sucede en Chile en ésta materia?….
La impotencia genera mucha rabia y frustración….
Atte.
+3
28 de diciembre
He ahí el problema Manuel.
Con la consabida idea que el poder judicial es autónomo y que los otros poderes del estado no pueden intervenirlo ni cuestionarlo, supuestamente para impartir justicia a todos por igual, en la práctica esto no funciona porque esa condición de «intocables» les proporcionó la posibilidad de corromperse a destajo sin que nadie les pueda decir nada.
El estado de Chile cumple con una de las tristes características que tenemos como sociedad chilena. El gusto por aparentar lo que no se es. Así es como se habló mucho tiempo de esa prosperidad económica, el famoso ingreso per cápita, del bajo índice de corrupción y de la manoseada democracia que bien sabemos, no reflejan en verdad lo que vivimos a diario.
Se desarrollaron los mismos de siempre económicamente, las cápitas con grandes ingresos no son las de la mayoría y en cuanto a la corrupción, el señor Larraín viene a confirmar que existe y en abundancia. De la democracia, solo nos queda seguir en las redes sociales opinando e informándonos, puesto que los medios grandes (tv-prensa escrita) también son parte del tinglado.
Slds.
28 de diciembre
No hay duda q estamos frente a la corrupcion maxima en el poder judicial ,que verguenza,
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28 de diciembre
Tus palabras son sin duda el reflejo de lo que pensamos sobre estos casos de la injusticia chilena. Sin duda los delincuentes, tanto de la elite como los antisociales, seguirán haciendo de las suyas. Claramente a la clase política esto le conviene…
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28 de diciembre
Les presento esta plataforma de firmas, hagamos algo , este fallo debe ser anulado http://www.change.org
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28 de diciembre
Amigos: estoy totalmente de acuerdo con las opiniones que ustedes han vertido. Y nos queda, al menos, además de la impotencia, un relativa tranquilidad al saber que somos bastantes personas quienes observamos y compartimos, a través de una mirada crítica, estas situaciones inicuas de nuestro Chile, Chile lindo. Y la élite sabe que la calle está atenta. Por lo mismo, y aprovecho de engarzar otro tema, no da lo mismo votar. No privaticemos más nuestro descontento. Hagámoslo parte de una expresión pública capaz de deliberar en las siguientes elecciones, tanto municipales como presidenciales, con juicio y mirada de país al acudir a las urnas. Sé que para muchos es tiempo perdido, pero ahí hay, también, una oportunidad de romper con la hegemonía endogámica de nuestra clase gobernante. Abrazos y les agradezco de corazón que se hayan tomado unos minutitos para reflexionar juntos. Muchas gracias.
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29 de diciembre
Yo no esperaba nada del padre del principal involucrado. La actitud de ese padre no es en absoluto distinta a la de los padres de los flaites que atracan en el centro de nuestras ciudades: sus hijos son blancas palomas, los culpables somos todos los demas, los que fuimos atropellados, asaltados, agredidos por sus blancas palomas. El tener dinero solo le permite chantagear mejor, los otros usan la amenaza y los llantitos.
Lo que yo no esperaba fue lo que hicieron los jueces. ¿Alguien puede explicarme como demonios aceptaron los resultados de la autopsia del que esta probado que acepto soborno para no hacerla? ¿Y que fue ese «testigo estrella» cuyo testimonio no fue en absoluto creible la primera vez y ahora, de pronto, es el mas confiable de todos? La verdad, no quiero seguir, porque esto es una mierda, una soberana mierda. Alguien comete un crimen y se libra, pero ay de alguno de nosotros que se nos ocurra no pagar la cuota de una tarjeta, nos caen las penas del infierno…. aunque luego probemos que se nos esta estafando. Una mierda, terminamos el año fatal.
29 de diciembre
Reitero lo expresado en mi círculo. Asistimos a un hecho trágico del que nadie esta libre en algún momento.La indignación que despertó en la opinión pública nace al conocer los primeros antecedentes sobre la huida del lugar por parte del protagonista y sus acompañantes unido a las circunstancias extrañas del suceso.Todo ha estado inmerso en una atmósfera de turbiedad y se ha ido configurando en el colectivo la convicción irritante de que se han manipulado y se ha recurrido a todo orden de artificios que presenta nuestra vacua legislación para torcerle la nariz a la verdad.Es en los episodios críticos cuando las personas mostramos de que fibra estamos hechos.Cuando nos enteramos de acciones delictivas de truhanes o rateros no nos sorprende. Es por la categoría e investidura del del padre del principal involucrado
que esperábamos otra conducta acorde con la de un lider político que ha sido representante de un sector de la ciudadanía. Me quedo con la antigua sentencia Vox populi Vox Dei»». Nuestro poder judicial fue dañado severamente en el período execpcional que vivimos como país. Con este tipo de fallos contribuye muy poco a restaurar su prestigio ante los ciudadanos.
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29 de diciembre
Hola, Marcela. Estoy plenamente de acuerdo con tu visión salvo un matiz que creo es pertinente revisar. Cuando dices que «los flaites» o sus familias también utilizan, dentro de sus proporciones y alcances, herramientas evasoras de ley, en relación al amplio abanico de posibilidades que tienen para llevar a cabo similares efectos personajes como los Larraín, creo que se comete una cierta imprudencia, pues hay que recordar que esas personas que tú denominas «flaites», directa o indirectamente, son más víctimas que victimarios. Antes de que me quieras «golpear» con mi afirmación, te comento, además, que he sido, como muchos, víctima, en alguna ocasión, de la delincuencia, pero, aún así, los relatos de soledad, miseria, exclusión, paupérrima educación, falta de amor y violencia son ingredientes ineludibles en las vidas de esas personas. Insisto, no justifico la acción delictual, pero enfatizo que hay un grado importante de vulnerabilidad en ellos. A diferencia de los poderosos que, con toda la comodidad a su haber, eluden sus responsabilidades. Saludos.
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