Creo que los SS.CC. debieran conformar una comisión investigadora, integrada por religiosos y por laicos, y, por cierto, por mujeres, con el mandato de recopilar toda la información posible, pesquisar otras víctimas, sugerir medidas reparatorias y emitir recomendaciones institucionales.
“Mi papel era simplemente que la vida se mantenga y abrirles la conciencia a las personas”
Así describe el cura Joannon su rol en el caso de adopciones irregulares que el pasado viernes develó Ciper Chile. Exento de toda autocrítica, sin una gota de empatía por las vidas desvinculadas que generó, irritado con el periodista que lo cuestiona.
Afortunadamente, a la cabeza de su congregación está uno de esos curas que, al contrario de Joannon, desborda empatía por los marginados y dolientes y acertadamente remarca en su declaración oficial, que las lágrimas son sagradas. Alex Vigueras, el superior provincial de los SS.CC. construye un hito en la forma en que las instituciones religiosas han reaccionado históricamente, en Chile, a denuncias de abusos. Lejos de la arrogancia de anteriores arzobispos, lejos del críptico comunicado jesuita, lejos de las recias defensas de los legionarios, del verbo divino, o de los salesianos, la autoridad religiosa se declara conmovida y en busca de consejo.
Porque me resultan creíbles sus palabras es que me atrevo, desde mi experiencia profesional, a ofrecer algunas sugerencias que prosigan este camino distinto de cercanía con las víctimas en línea con las buenas prácticas de experiencias comparadas.
Creo que los SS.CC. debieran conformar una comisión investigadora, integrada por religiosos y por laicos, y, por cierto, por mujeres, con el mandato de recopilar toda la información posible, pesquisar otras víctimas, sugerir medidas reparatorias y emitir recomendaciones institucionales. También creo que debería ser parte de la tarea de la comisión entregar la información recolectada a las víctimas, individualmente. Por supuesto, debería contar con un secretario ejecutivo con dedicación seria a esta tarea.
Además, el provincial y el arzobispo de Santiago debieran ordenar a todos los que sepan algo que se acerquen a la brevedad a entregar esa información a la comisión.
Las autoridades competentes debieran ser muy calaras en explicitar y precisar el alcance del secreto de confesión, en especial a la luz de últimas modificaciones vaticanas, dados los dichos del cura que parecían asilarse en este privilegio y deber.
Una vez haya avanzado el trabajo de comisión, parece, asimismo, necesario, encomendar informes en derecho, civil y canónico, recomendando cursos de acción ante las conductas conocidas y comprobadas.
El abuso de poder por parte de líderes religiosos es reprochable incluso cuando, como asevera el sr. Joannon, se hizo para evitar abortos. No es menor recordar que al tiempo de ocurrencia de los hechos denunciados, la mayoría de edad en Chile era a los 21 años. La práctica de dar hijos de jóvenes solteras en adopción fue uno de los motivos de reproche del Comité de Derechos del Niño a la Santa Sede en enero pasado. El caso, denominado, de las lavanderías de las Magdalenas, alcanzó notoriedad con una película de reciente estreno llevando a Philomena Lee, joven que entregó a su hijo y actual activista irlandesa del Proyecto Philomena, a una reciente reunión con el papa.
Dado el marco normativo de la época –que en algún tiempo exigía incluso la destrucción total de los antecedentes, puede resultar difícil reunir toda la información. Por ello, quizá se necesite la colaboración de las más altas autoridades del poder judicial y del ejecutivo, para, en aras de los deberes que impone la Convención de Derechos del Niño, en torno a asegurar el derecho a la identidad, se busquen en archivos los restos de información que aún persistan.
Es posible que este caso marque un nuevo comienzo en la reacción eclesial ante los abusos de poder por parte de miembros de la iglesia chilena.
Comentarios
16 de abril
Indigna e impresiona la ausencia de reflexión y autocrítica del sacerdote, por ello se be realizar una investigación, como aquí se plantea, con los alcances judiciales que merece. Luego de la investigación, hay que actuar en la reparación, si es que un acto así pueda alcanzar alguna reparación… Saludos
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16 de abril
En este caso, cual es la posición del Sename, se hará parte y existirán más casos?
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17 de abril
Considero que la propuesta de don Francisco Estrada está focalizada en un proceso de autoevaluación que mira hacia dentro de la institución eclesiástica y no a garantizar necesariamente un debido proceso judicial reparatorio a las víctimas.
La frase «El abuso de poder por parte de líderes religiosos es reprochable incluso cuando, como asevera el sr. Joannon, se hizo para evitar abortos.» implicaría un juicio de valor que restringe el derecho de las mujeres a acceder a un procedimiento de aborto informado y seguro. Es como decir, no se puede obligar a una persona a hacer el bien, dando por hecho que el bien es no abortar.
Este último punto merece una discusión más profunda, pensando que la iglesia católica utilza el mecanismo de «bien y mal» absolutos para inclinar la balanza a su favor y justificar crímenes y procedimientos de encubrimiento que llevan décadas ocurriendo.
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