Creer que un fallo negativo puede ser favorable eventualmente para el funcionamiento de la Cancillería es superponer un caso específico a los intereses generales del Estado de Chile. En ese sentido, todos los chilenos debiéramos cerrar filas detrás de la postura oficial, sin considerar la supuesta validez de los argumentos peruanos, por cuanto hay tratados ratificados y vigentes por ambas partes.
Al interior de nuestro país han surgido diversas voces que hablan de que es preferible que el mar en disputa pase a estar bajo la soberanía del Perú antes que ser explotado por las élites económicas chilenas, en desmedro de los pescadores artesanales, considerando la promulgación de la nueva Ley de Pesca. Y al mismo tiempo, otras han sugerido que una eventual derrota sería ideal para reformar el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Me permito refutar ambos puntos.
El fallo del tribunal de La Haya no es apelable por las partes y en consecuencia debiera ser acatado. En ese sentido, un resultado desfavorable será permanente para nuestro país. Sin embargo, es bien sabido que las leyes sí pueden cambiarse y derogarse.
Por tanto, preferir, o siquiera insinuar la conveniencia de una derrota chilena en el tribunal solo por una ley de carácter económico que puede cambiarse, es demostrar una inmadurez argumentativa sin igual, y es un reflejo del pobre sentir social que, al ver truncada ciertas aspiraciones – por cuanto legítimas – pretende deslegitimar lo que es Chile.
Por otro lado, y al igual que las leyes, los ministerios pueden reformarse desde el gobierno central y no requieren, en ningún caso y bajo ningún concepto, el verse derrotados en un fallo internacional para realizar las eventuales mejoras en su funcionamiento.
Al igual que con la Ley de Pesca, creer que un fallo negativo puede ser favorable eventualmente para el funcionamiento de la Cancillería es superponer un caso específico a los intereses generales del Estado de Chile. En ese sentido, todos los chilenos debiéramos cerrar filas detrás de la postura oficial, sin considerar la supuesta validez de los argumentos peruanos, por cuanto hay tratados ratificados y vigentes por ambas partes.
La justicia no entra en el contexto internacional. Lo que prima son intereses y está en los intereses chilenos el mantener el status quo en el límite del paralelo. Por muy viables que puedan ser los alegatos peruanos – los que también invalido – la práctica ininterrumpida de más de medio siglo de respeto por el límite está intacta.
En consecuencia, no hay que confundir las injusticias económicas desarrolladas por las élites de Chile, sostenidas por leyes hechas a su medida, que la defensa del territorio nacional. En ese punto, todos somos chilenos por igual.
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Comentarios
10 de diciembre
Es que has expuesto muy claramente la cuestion. No es Perufobia, ni tampoco apoyar a este gobierno ni a una ley de pesca absurda y criminal el no querer que perdamos en la Haya, sino que es una cuestion de pensar en las consecuencias a futuro que traeria para Chile un fallo adverso. Y como somos chilenos nos debe importar e interesar que Chile tenga un fallo favorable, porque nuestros intereses son los que deben preocuparnos.
Eso sin que nos olvidemos o descuidemos los problemas que tenemos que resolver, como la patudez de las mineras o la infame ley de pesca o los problemas en educacion o en salud.
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