Desde que se inició la movilización de las estudiantes en contra de la violencia, abuso y acoso sexual en las universidades -acusaciones principalmente contra académicos-, me pareció una lucha del todo sensata y justa. Una lucha que problematizaba lo que eran relaciones autoritarias con altos desequilibrios de poder que, antaño, se aceptaban como elementos naturales de la sociedad que se había construido. Recuerdo por ejemplo a una mujer que comentó como las trataba Jaime Guzmán en clases de Derecho en la UC, denostándolas sobre su «débil cerebro femenino». La mujer, la documentalista Parot, contaba que la mitad se había quedado y la otra mitad se había ido, pero lo que más me llamó la atención del relato, fue que la reacción de todos los compañeros hombres había sido de un silencio absoluto, un silencio de cierta manera, cómplice.
Y llegaron las nuevas generaciones, en especial las de mujeres que accedían a educación universitaria, pero también las secundarias cansadas del machismo adolescente colmado de violencia y también desprecio, obviamente las guerreras que salen en defensa de sus territorios, alimentos y ecosistemas poniendo incluso su vida ante esas luchas (como el caso de Berta Cáceres en Honduras o Macarena Valdés en Chile), también las feministas que vienen desde hace años problematizando como sonidos en el desierto, los temas que hoy la Ola Feminista fue capaz de instalar en el debate público y por la tanto, la toma de posiciones y acciones concretas desde diversos actores, partiendo por quienes nos gobiernan, quienes imparten justicia, quienes legislan.El feminismo plantea relaciones igualitarias, establece diálogos entre los múltiples actores, asume compromisos de acciones que desde la práctica van transformando la realidad por un lugar mejor para el vivir de todos y todas, de todes
Obviamente reaccionan escandalizados los sectores más conservadores de la sociedad, los JA Kast, los Marcela Aranda y Pastor Soto, los Henry Boys y los Axel Kaiser, los Hermógenes Pérez de Arce y los UDI en plenitud, reaccionan atemorizados ante la inminente pérdida de una cuota de poder que les esta arrancando la Ola Feminista no para oprimir a hombres o al pensamiento conservador, sino que para establecer relaciones nutritivas e igualitarias por sobre aquellas de dominación y violencia con la que actúa la sociedad construida desde el Patriarcado.
Siento y creo que para la superación del capitalismo debiera converger una mirada feminista y ecologista de la sociedad del futuro que se quiere construir para superar éste largo momento de guerras, desigualdades, pobreza y hambre generalizados. El feminismo plantea relaciones igualitarias, establece diálogos entre los múltiples actores, asume compromisos de acciones que desde la práctica van transformando la realidad por un lugar mejor para el vivir de todos y todas, de todes.
Me mojó la Ola Feminista y , y para eso, iniciar con los cambios curriculares en todo establecimiento educacional partiendo por lxs Profesorxs que se forman en las universidades, quienes debieran tener asignaturas vinculadas con la Educación de futuro necesitamos. Así luego se podría generar espacios formativos en Salas Cunas, Jardines, Escuelas, Liceos, Institutos Técnicos, Universidades, e incluso -y talvez más importante- en las Escuelas de las Ramas Militares y de las Policías. La 1era acción inmediata de transformación es la educación de todos quienes estudian en nuestra sociedad, a la par se pueden tomar infinitas medidas más, pero creo que el proceso formativo, es algo en lo que debiera «hincarse el diente».
Me mojó la Ola Feminista, y mi hija de 2 años y medio Paloma tuvo mucho que ver con ello.
Comentarios
31 de julio
Quizás la ola no lo mojó, leyendo su columna más bien le sirvió para atacar a sus enemigos políticos. En realidad si Ud. usa su intelecto se ha dado cuenta que hombres y mujeres son diferentes biológicamente, pero intelectualmente no hay diferencias, y así como hay hombres geniales, brillantes y de la media, del otro lado también, entonces su comportamiento y su postura respecto a sus «partner» mujeres, en general con «ellas», así de claro, ha sido, es y será siempre (con el debido respeto que se merecen todos los seres humanos), de igual a igual. Pienso que esta ola le estalló en la cara al bruto, al enfermo mental, pero ese es otro cuento.
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