Yo me quedo con esa diversidad. La diversidad que no necesita etiquetarse para generar identidad. La diversidad que genera tensión política en la vida cotidiana. La diversidad que no necesita que una familia famosa y «bien constituida» tome la palabra por ella.
Leí una noticia sobre una campaña que está desarrollando el MOVILH bajo el patrocinio del Ministerio de Desarrollo Social. La iniciativa consiste, como informa la noticia electrónica y según he podido observar en el metro Universidad Católica, en declarar esta estación como zona del respeto y la diversidad. Figuran también como participantes de la inauguración de esta «inédita» experiencia, los animadores de televisión Rafael Araneda y Marcela Vacarezza.
La campaña contempla gigantografías en vitrinas y vagones de todas las líneas del Metro, así como siluetas de parejas gays y lesbianas en tamaño real, imágenes de una mujer embarazada, de una adulta mayor y de un joven con síndrome de Down, como representantes de grupos que se ven afectados por la discriminación.
Al respecto, no puedo sino manifestar mi disconformidad, como grupo social aludido, en relación con la forma en que el MOVILH sigue planteando la idea del logro de la igualdad. Es de mi parecer que las acciones reflejan pensamientos. Que una vez más se deja entrever esa profunda noción paternalista del derecho que ha caracterizado la acción social que la comunidad LGBT ha validado en interlocutores como el MOVILH. Se sigue sustentando la rotulación y el estigma como mecanismos de representatividad y presencialidad de grupos. El MOVILH nos sigue diciendo que somos minoría, que somos anormales. El MOVILH nos sigue imponiendo la familia heterosexual biparental como la aspiración a seguir (y que tenemos que darle las gracias por su apoyo). No pretendo quitar crédito al interés social que puedan tener Vacarezza y Araneda , pero ¿dónde están las parejas homosexuales? ¿Dónde están las personas mayores? ¿Dónde están los niños y jóvenes con síndrome de Down? ¿Dónde están todos los aludidos en esta campaña? Al parecer para el MOVILH están ahí presentes en suficiencia, en formato de gigantofrías, en videos, están en un folleto que Marcela y Rafael amablemente entregan a los usuarios y las usuarias del metro. Agradecemos enormemente su espíritu altruista, pero nosotros podemos hablar por nosotros mismos.
Para mí también, el MOVILH una vez más deja entrever ese gusto mediático de aceptación social por medio de la pena y la caridad. Esta campaña me recordó a la TELETÓN. Me recordó a los videos de sensibilización que muestran adultos mayores llorando y buscando comida en un tarro de basura. Con esto no quiero decir que estas realidades no deban mostrarse, pero eso no es suficiente si no somos capaces de validar en primer lugar a las personas, sus vivencias, y los determinantes sociales detrás de dichas situaciones. Las personas no somos primeramente el grupo minoritario que nos representa en un folleto. Antes que eso somos personas, somos ciudadanos y ciudadanas.
Agradezco la «inédita» iniciativa del MOVILH, no obstante, me gustaría invitarles a usar más frecuentemente el Metro y notar que la realidad misma ya es diversa. Y en especial en las horas de alta congestión. Las parejas homo y hetero son diversas entre sí. Las parejas homo entre sí también lo son y esa diversidad también debe ser defendida y visibilizada. Yo me quedo con esa diversidad. La diversidad que no necesita etiquetarse para generar identidad. La diversidad que genera tensión política en la vida cotidiana. La diversidad que no necesita que una familia famosa y «bien constituida» tome la palabra por ella.
Comentarios
01 de mayo
Te encuentro la razón, la diversidad para ser visibilizada no debe se expuesta como minoría, se debe trabajar para la aceptación de las particularidades de las personas, que forman parte de una sociedad intercultural.
+2
01 de mayo
Toda la razón Jean. No necesitamos de más estigma y lástima. Respeto se debe tener entre todas las personas, no tan solo hacia un grupo específico. Al verlo detenidamente, ésta campaña no hace más que demostrar las relaciones de poder que aún subsisten en una sociedad disgregada, separada, y elitista, intentando disfrazar la hegemonía con una hipócrita pretensión compasiva.
+3
01 de mayo
Me alegra que se haya entendido el mensaje. De hecho sus dos comentarios resumen mucho mucho mejor lo que quise decir!
Saludos
+1
20 de junio
Tremenda columna Jean. Muy lúcida.
Creo que otra idea que es digna de ser conversada a pito de tu artículo es como se va instalando este «dogma» de la tolerancia, en el cual parece que rechazamos también de forma violenta a todo quien no «tolera» como si el acto de tolerar no implicase un digerir de ciertas nuevas consideraciones culturales, más progresistas, más representativas de lo que queremos de la sociedad actual.
No se puede generar una «obligación» a la tolerancia pues ésta idea no produce una transformación profunda en la sociedad actual, deben existir mecanismos para facilitar la comprensión de la «existencia ineludible del otro» para poder operar desde dentro y con fuerza en la inserción de nuevas costumbres para la comunidad.
Saludos!
+1
20 de junio
El afan del MOVILH y de otros grupos similares de enfatizar a fuerza que «son diferentes» me es terriblemente molesto. Porque ¿en qué los homosexuales son diferentes? De verdad, diganme, ¿en qué son diferentes? ¿Lanzan rayos laser, tienen huesos de adamantio, son marcianos? No, son personas. Personas que son antipaticas, simpaticas, responsables, irresponsables, con problemas economicos, con trabajos, sin empleo… Igual que todos. Asi que ¿en qué los hace diferentes? ¿Por que dale que dale con «somos diferentes»? ¿Acaso los heteros somos clones o que?
La gente que hizo esta campaña, ¿viaja en metro? Porque no se, pero cuando uno va en el metro no esta pensando en «¿estoy al lado de un hetero o de un homosexual?», sino que «este carro es un horno». Jope, homosexuales y heteros tenemos que padecer por igual el metro de Santiago. La violacion de derechos humanos es lo inhumano que se ha convertido el metro, y eso lo padecemos todos, sin importar nuestra orientacion sexual. ¿Por que no hacer una campaña para que eso cambie, para que nadie tenga que viajar como si fuera tortilla mexicana, en vez de este derroche de dinero para decir «los homosexuales somos diferentes»?
Esta campaña no se dirige a mi, que jamas he visto «diferente» a alguien por ser homosexual y no pienso tratar a nadie diferente por ese motivo. No se dirige tampoco a la inmensa mayoria de chilenos que le vale callampa con quien se acuesta el otro, salvo para el chisme. Esta campaña esta hecha para un grupo especifico de chilenos, el grupo con el que se codea Vacarezza y Araneda, el grupo de «lindos-exitosos-fabulosos», con el que el MOVILH y otros grupos similares quieren a fuerza identificarse. Ese grupito que es intolerante con todos los que no somos «lindos-exitosos-fabulosos».
22 de junio
Gracias Sebastián!
No podría estar más de acuerdo con lo que dices, y desde ahí también otro concepto que me incomoda mucho es la homofobia. En los 90 la vedette fue la tolerancia, ahora es la diversidad y el ser iguales a algo.
Para seguir conversando. Un abrazo!