Este 8 de marzo la mayoría ya decidió sobre la necesidad de despenalizar el aborto en 3 causales y comenzar a discutir abiertamente sobre este tema. Sigamos avanzando en la concreción de nuestros derechos políticos, sociales, económicos, sexuales y reproductivos, de la mano de un profundo cambio cultural. Sigamos luchando para decidir sobre nuestras propias vidas.
Este 8 de marzo, día en que se conmemora la lucha por los derechos de la Mujer, son varios los derechos que en pleno siglo XXI en nuestro país aún están pendientes. Ejemplo de lo anterior tiene que ver con la coyuntura actual, donde como sociedad nos encontramos en medio de la discusión sobre el proyecto de Ley de despenalización del aborto en 3 causales: inviabilidad del feto, peligro de vida de la madre y violación, el cual ha sido objeto de múltiples cuestionamientos y trabas de parte de ciertos sectores minoritarios de este país, los que a más de un año de su ingreso al parlamento aún no han permitido su aprobación. Es relevante y plausible la aprobación del proyecto de ley, pues será un primer paso en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, más aun, en el derecho de la Mujer a decidir sobre su vida y su futuro.
No obstante, habría que profundizar en los efectos de la prohibición y criminalización a las mujeres que deciden abortar libremente, no estando en alguna de las situaciones extremas del proyecto. Esto considerando que decenas de miles de mujeres[1] en Chile año a año toman la determinación de hacer cese del proceso de gestación debido a diversos factores que inciden directa o indirectamente en el cambio radical de vida al que se ven enfrentadas.
Si bien la crianza de los hijos debe entenderse como una corresponsabilidad de padres y madres, hasta que no equilibremos la carga de las labores domésticas, no podemos obviar el hecho de que las mujeres son quienes enfrentan las mayores dificultades para compatibilizarlo con su desarrollo personal. Las mujeres deben muchas veces dejar de estudiar o trabajar; o hacerlo sin contar con las condiciones mínimas para velar por el cuidado de sus infantes, afectando directamente a las niñas y niños, así como la tranquilidad de la madre.
Desde el Estado, la Junta Nacional de Jardines Infantiles, JUNJI, provee servicio para niños preferentemente menores de cuatro años en situación de vulnerabilidad (JUNJI, 2016). Sin embargo nos surgen las preguntas, ¿alcanza para todos quienes están en esta situación? ¿Qué pasa con las niñas y niños que no se encuentran dentro de esta categoría?
En nuestra comuna –Santiago- cerca de 1500 niños y niñas quedaron sin cupo para la inscripción 2016, lo que vulnera su derecho a la educación, y se ha transformado en un obstáculo para el desarrollo educacional y laboral de muchas mujeres. Son mujeres, gran parte jefas de hogar, que no tienen dinero para costear una sala cuna o jardín particular, que bordea los $250.000 en la comuna, viéndose imposibilitadas de cubrir este necesario espacio. Muchas de estas madres se ven en la obligación de traspasar esta responsabilidad a las abuelas de los niños, otros familiares o vecinos, lo que repercute en la formación inicial de los niños y a su vez en el descanso de personas jubiladas. Ante esto, proponemos la habilitación de los espacios comunitarios, como sedes de juntas de vecinos y centros culturales, como medida provisoria que pueda dar solución inmediata a este problema, mientras se construyen los nuevos jardines planificados para el próximo año.
Como vemos, el contexto para la crianza de un hijo en la actualidad sigue siendo precario. Por un lado, se le prohíbe a la mujer terminar con una gestación de forma libre, incluso en casos extremos, y por otro cuando ya lo tiene, no se posibilitan en el ambiente los dispositivos mínimos para el desarrollo óptimo de ese ser humano que se presenta ante esta sociedad impuesta. No solo puede pensarse en el ser que está por nacer, sino sobre todo cuando el mismo se encuentra en la realidad material.
Si bien lo anterior representa una de muchas aristas de los problemas que enfrentamos las mujeres hoy en día, y que siguen constituyendo un obstáculo para nuestro desarrollo pleno en esta sociedad, sabemos que hemos avanzado y debemos seguir haciéndolo. Creemos necesario identificar estas falencias de nuestro sistema, y proponer soluciones colectivas para superarlas, desde nuestra perspectiva como mujeres que conviven día a día con las limitantes de una sociedad machista y patriarcal. Este 8 de marzo la mayoría ya decidió sobre la necesidad de despenalizar el aborto en 3 causales y comenzar a discutir abiertamente sobre este tema. Sigamos avanzando en la concreción de nuestros derechos políticos, sociales, económicos, sexuales y reproductivos, de la mano de un profundo cambio cultural. Sigamos luchando para decidir sobre nuestras propias vidas.
Stephanye Moreno, psicóloga, relacionadora pública y activista del Movimiento por la Diversidad Sexual, MUMS, @Stephanye_M
Irací Hassler, economista, militante de las Juventudes Comunistas, miembro del Centro Social y Cultural La Tetera, @IraciHassler
Vecinas de Santiago
[1] El número de abortos que se practican en Chile actualmente es desconocido, ya que su practica está penalizada. Diversos estudios hablan desde 15.000 a 200.000 abortos anuales en Chile.
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