En tiemposelectorales se tienen oportunidades de constatar hechos que develan fortalezasy precariedades del
sistema político engeneral y de los locales en particular.
La democracialocal chilena tiene una serie de déficits, los cuales se hacen coherentes conotros que se encuentran en otras escalas de nuestra geografía electoral, entreellos, la elección de los gobiernos regionales, donde el Presidente de la República elige alintendente y un colegio electoral integrado por concejales escoge a losConsejeros Regionales, los cuales vienen a fiscalizar la acción del Intendentey todo su gabinete. Nada de votación popular. Por lo tanto, mayores grados dede democracia representados en más descentralización no se avizoran.
Qué indicar del Sistema Binominal para escoger a nuestros congresistas. Mientras, RenovaciónNacional se allana para avanzar en el desmantelamiento de tal dispositivoelectoral, muy rápidamente se encuentra con el frontón de la Unión DemócrataIndependiente, la cual salvaguarda una y otra vez la obra de un régimendictatorial, administrado, a nuestro pesar, por las fuerzas democráticas de la Concertación y la Alianza porChile.
Finalmente, setiene la elección de un Presidente de la República que tiene tantos poderes como unsuperhéroe, donde todo lo puede y nada lo debe, generando una distorsión delejercicio de la política muy pocas veces visto en otros sistemas políticos. ElSistema Presidencial Chileno es uno de los más intensos que existen en laescala mundial, por supuesto también en la escala latinoamericana.
En esa línea seencuentra la realidad político – electoral local, donde, en más de una oportunidad los alcaldes se vuelvendictadores locales, gracias a lainstitucionalidad vigente, esto es, la Ley 18.695 orgánica de municipalidades, la que genera undesbalance entre la figura del alcalde y de los concejales en la especificidad,y con el concejo municipal cuando sesiona formalmente. La figura del alcalde,todo lo puede y todo lo debe.
Pero entre otrassituaciones, se encuentran los mecanismos de selección de las autoridades en laescala local.
¿Es acaso sanopara la democracia local que alcaldes se presenten a la elección o reelecciónexistiendo parientes como postulantes a concejal, sea de su mismo sectorpolítico o de otro?. Creemos que no es sano, ya que no sólo en el tiempoelectoral legal se generan distorsiones políticas. Una de ellas es lareafirmación del Alcalde o postulante a concejal en su opción de competir endesmedro de otros competidores. Por otra parte, se genera distorsión políticapor el evidente conflicto de interés permanente durante cuatro años de gestión,en el caso de ser electos ambos ¿acaso el hermano, hermana, hija, hijo, cuñado,cuñada irá en contra de las disposiciones del alcalde?, ¿acaso no se darán, enel marco de las conversaciones familiares los acuerdos de votaciones o lagestión de otro tipo de proyectos en desmedro del resto de los integrantes delconcejo municipal?. Estas y otras acciones pueden, con razón, ser entendidascomo futuras prácticas habituales, hecho que evidentemente vulnera lademocracia local.
La Ley
nolo impide, y si eso es así, parece que hay que modificarla, ya que la densidadética y moral ¿tan necesaria en el ejercicio de la política?, no alcanzan parahacer las cosas bien, cuando se trata de las acciones de la cosa pública en elámbito local. En estricto rigor, esta no es una práctica de nepotismo, que escomo en más de una oportunidad se entiende, pero que sí es una distorsión delsistema democrático local.
En ese marco, ladistorsión ‘político – electoral’ que se genera no es privilegio de un sectorpolítico sino que de todos. Interesante sería chequear cuáles son los casos quese dan y, desde ahí, evaluar en un ejercicio de política comparada, los efectosque ello provoca en momento electoral y, posteriormente en el ejercicio de lasfunciones de los parientes, en los eventuales concejos municipales, sea enacuerdos de concejos, gestión de proyectos y otros.
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