Los estudiantes del Instituto Nacional, al tomarse el establecimiento, han pasado a luchar por su propio derecho a ser distinos, su derecho a pertenecer a una elite, el derecho a ser considerados «los mejores» solo por pertenecer a esa comunidad educativa
Desde el viernes pasado, el Instituto Nacional se encuentra en toma. El motivo que se argumentó para esta acción fue manifestar el descontento con el primer proyecto de ley de la reforma educacional, el cual propone el fin del lucro, el copago y la selección.
Este último punto es el que toca la fibra más sensible de los estudiantes de este liceo público puesto que, según ellos, el fin de la selección perjudica especialmente el alma de este plantel.
Siento que los estudiantes del Instituto Nacional, al adoptar esta postura, no hacen sino confirmar las aprehensiones que hace ya varios años he ido cultivando hacia ellos. Estoy seguro que no soy solo yo quien tiene estas impresiones, es por esto que me atrevo a hacer pública mi opinión.
A la luz de los acontecimientos y declaraciones de sus dirigentes, siento que el Instituto Nacional se aferra a una concepción completamente discordante con su naturaleza. Recordemos que éste es un liceo público, que se financia con dinero de todos los chilenos, sin embargo se ha convertido en un ícono de la segregación en la educación pública, avalada bajo eslogan de la meritocracia, tan manoseada por la derecha chilena de un tiempo a esta parte.
Si hacemos una radiografía a la composición socioeconómica de los estudiantes de este liceo «emblemático» nos daremos cuenta que en su mayoría está compuesto por estudantes que no residen en la comuna de Santiago y pertenecen al estrato socioeconómico medio-bajo. Son estudiantes que provienen de algún colegio municipal o subvencionado de sus comunas de residencia y que, tras pasar un estricto proceso de selección, terminan siendo aceptados. En palabras simples, lo que este colegio viene a hacer con estos estudiantes es «salvarlos» de seguir empantanados en un sistema educacional que les haría más difícil el tan ansiado ascenso social.
Dado este contexto personal y de país neoliberal, no es nada descabellado suponer que estos estudiantes sienten como un premio el pertenecer a esa comunidad, un privilegio al cual no todos pueden acceder, es decir, se sienten parte de una elite. Esto se traduce, por ejemplo, en la verdadera «pataleta mediática» que armaron el año pasado con respecto a la implementación del ranking de notas, el cual bajo su lógica, limitaba sus oportunidades de acceso a las universidades tradicionales.
Los estudiantes del Instituto Nacional, al tomarse el establecimiento, han pasado a luchar por su propio derecho a ser distinos, su derecho a pertenecer a una elite, el derecho a ser considerados «los mejores» solo por pertenecer a esa comunidad educativa. Así, se configura el contradictorio escenario de que estudiantes de un liceo público luchan por algo que está completamente fuera de la concepción de educación pública.
Es hora de que entendamos que la educación de calidad es un derecho. Y que la selección no tiene cabida en el sistema público de educación. Independientemente de que compartamos o no las ideas del proyecto de ley enviado por el gobierno, al que personalmente siento le falta mucho para que pueda realmente fortalecer la educación pública y hacerla de calidad, es importante que todos cambiemos la mentalidad y dejemos de pensar en la lógica de educación «para ricos y para pobres», «para inteligentes y para quienes no les alcanzó la prueba de selección». Es hora de que la educación pública ya no tenga solo «el primer foco de luz de la nacion» y pase a ser un gran sol resplandeciente que llene de gloria y oportunidades a todos los hijos de Chile.
Comentarios
26 de mayo
Sí poh, y en un contexto donde los colegios particulares no sufren de perjuicio alguno.
Los colegios emblemáticos tienen la gracia de ser aquellos colegios donde un alumno (sin importar su condición socioeconómica) puede equipararse con aquél que durante sus doce años de enseñanza tuvo mejores oportunidades, o sea, de haber asistido a un colegio pagado.
Terminar con la selección en los emblemáticos significa terminar con lo que ha funcionado bien en un contexto de desigualdad brutal causada por el modelo. La selección es el porqué de estos liceos: no son una elite educacional en cuanto a docencia ni infraestructura, pero sí en cuanto a alumnos, lo que les ha permitido valerse de calidad académica.
Como sea, y dicho en términos más coloquiales, terminar con la selección en los emblemáticos es derechamente cagarse a las clases bajas y medias de este país.
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26 de mayo
¿calidad académica medida por SIMCE Y PSU? Ser del IN no tiene correlación con calidad académica, lo compruebo todos los años cuando veo que en estudiantes de primer año de Universidad, ser egresado del IN no necesariamente implica excelencia en rendimiento académico.
Saludos
30 de mayo
Claro nada de selección y cuando salgan a trabajar al mundo verdadero , – ese real de la calle – donde perro come a perro y por un peso te matan como dice la canción, y tengan que enfrentarse a la selección para un trabajo y no queden se van a dar cuenta que ese es el mundo real . Donde les van a decir en su cara que no quedan por los motivos que sean , que van a hacer ? , ir a protestar ? . Si en el mundo biológico y real la selección manda. Pavimentarles el camino para que todo sea más fácil no
Les dará armas para que puedan liderar con la frustración y es ahí y sólo ahí donde les quedará el descalabro .
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03 de julio
Bueno entonces después te quejas de que si eres mujer te bajan el sueldo, por ser un «costo» mayor para la empresa.
Si quieres comparar peras con manzanas, entonces no te quejes, de lo discriminatorio del sistema.
Seleccionar por el estatus social, por tus rasgos, por tu apellido. Esa es la cultura que hay que cambiar… la selección educacional no DEBE ser.
No mezcles peras con manzanas, porque se evalúan aptitudes mas allá del conocimiento duro. Y esto es solo EN TEORÍA, porque la realidad vivimos en un sistema totalmente segregado.