A Gerardo Varela, Ministro de Educación, respecto a la siguiente declaración en Aniversario Enseña Chile, 21-07-2018:
“Todos los días recibo reclamos de gente que quiere que el Ministerio le arregle el techo de un colegio que tiene gotera, o una sala de clases que tiene el piso malo…Y yo me pregunto, ¿y por qué no hacen un bingo? ¿Por qué desde Santiago tengo que ir a arreglar el techo de un gimnasio … son los riesgos del asistencialismo. La gente no se hace cargo de sus problemas, sino que quiere que el resto lo haga”.
Estos dichos me parecen particularmente indignantes, porque lo hacemos, hacemos bingos y eventos a beneficio para contar con elementos tan básicos como calefacción, para arreglar goteras, instalaciones eléctricas, para apoyar a las profesoras que muchas veces sacan de su bolsillo para tener material para nuestros hijos.
Mi hijo asiste a una escuela especial, después de rebotar y endeudarnos en establecimientos privados, donde fue tratado como un número y un cheque a fin de mes; donde no hubo interés en siquiera considerar sus necesidades educativas especiales, llegamos a una escuela de la Fundación ASPAUT, que recibe una mísera subvención del Estado para atender a niños y niñas con distintos Trastornos del Espectro Autista.Me quedo asqueada, pues mientras quienes tienen el poder vean la infancia como un bien económico, propiedad y carga económica de sus padres y no como el bien social que es, seguiremos camino al despeñadero.
Y digo mísera, porque el monto es tan precario que su funcionamiento sin donaciones o actividades de este tipo sería insostenible. Yo no tengo ingresos estables, pero tengo redes, tengo una hermosa red y soy afortunada, porque conozco artistas capaces de donar su trabajo para ese fin, y amistades y familia capaz de aportar de su bolsillo a mejorar las condiciones de mi hijo. Yo, soy afortunada, mi hijo es afortunado, pero ¿Que pasa con otras familias?
Pienso en algunas de las mamás y papás de la escuela que viajan más de una hora para llevar y traer a su hijo(a), que no pueden trabajar porque no tienen cómo pagar por los cuidados de su hijo(a) (sólo van 4 horas a la escuela), madres solteras, que trabajan fuera del hogar, crían y llevan su hogar completamente solas, abuelos que crían porque en la casa todos los demás trabajan fuera del hogar, y así…
Pienso en que además de cuidar de otros(as), que eso siempre tiene una responsabilidad, tienen la carga económica y emocional extra que significa tener un(a) hijo(a) con un Trastorno Espectro Autista. Mi hijo no presenta un trastorno complejo, sólo debe complementar su asistencia a la escuela con una terapeuta ocupacional, no toma medicamentos, se comunica, etc. En su escuela hay niños(as) que requieren asistencia completa, que no poseen comunicación verbal, que no tienen control de esfínter, que requieren cuidados de mayor complejidad y demanda emocional y económica.
Luego pienso en que hay familias que tienen más de un(a) niño(a) del espectro TEA.
Y ante todo esto, me pregunto entonces ¿En qué momento espera Gerardo Varela que las familias se tomen el tiempo, entre trabajo remunerado y trabajos no remunerados de cuidados, para juntar dinero para arreglar un establecimiento, que por lo demás debería estar financiado por el Estado, ya que el país suscribe a resguardar los derechos de la infancia?
Y claro, el asistencialismo no es la respuesta, eso es lo único cierto que ha dicho, porque el asistencialismo no cambia nada, no transforma, pero de lo que usted está hablando, no es asistencialismo, es un deber del Estado del que forma parte y del cual además es Ministro y recibe por ello una jugosa suma de dinero, aunque eso parece habérsele olvidado.
Dicho de otra forma, cuando una escuela pública, financiada por el Estado, por los impuestos que pagamos, se encuentra en condiciones inadecuadas para que estudiantes puedan asistir a clases, es menester del Estado repararla en tanto es un derecho de la infancia.
Reitero, niños y niñas tienen derecho a educarse, y esa educación debiese ser en igualdad de condiciones y en igualdad de oportunidades, acorde a lo indicado por los tratados internacionales suscritos por el país.
Me quedo asqueada, pues mientras quienes tienen el poder vean la infancia como un bien económico, propiedad y carga económica de sus padres y no como el bien social que es, seguiremos camino al despeñadero.
La educación es un derecho, y en Chile hoy, sigue siendo un privilegio al que sólo pueden acceder quienes pueden pagarla.
Comentarios
30 de julio
Pienso que el ministro no entiende que es un agente de alto nivel de una administración política, requiere tomar algunos cursos urgentes de política comunicacional. A mi juicio lo que se requiere aquí y en varios otros contextos en que los ministerios operan , es mejorar la gestión, una gestión que aspire a alcanzar objetivos difíciles, no lo fáciles y con indicadores reales, no falseados o acomodados para echarse los bonos, eso implica ser valiente, porque hay estructuras duras, privilegios, muchos apitutados y un exceso de operadores políticos que se consumen los recursos que muchos reclaman.
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