La educación está en el tapete de la discusión pública, lo que es un avance notable, se han realizado modificaciones y se discuten nuevos proyectos que permitan sacar a la educación chilena del status quo de su situación. Sin embargo, cuando se presenta el proyecto de ley por parte del Gobierno al Congreso de carrera profesional docente, aspiración histórica del profesorado, recibe como respuesta el rechazo del gremio docente, de académicos, de políticos, y provoca estupor que un proyecto que supuestamente va en beneficio de los profesores sea rechazado por ellos mismos.
La razón principal del rechazo, es que el trasfondo del mismo está en sintonía con el modelo ideológico y económico neoliberal. En efecto, la nueva carrera docente está diseñada para la competencia lo que generará mayor individualismo, del ya existente, esto va en contradicción de todos los discursos que apuntan hacia una educación más colaborativa.Los profesores deben ser escuchados y considerados en serio; sus experiencias en aula tienen que ser el mejor ejemplo de lo complejo de su quehacer actual, los profesores se merecían que al menos el borrador del proyecto de carrera docente fuera conocido por los docentes, o mejor ¡plebisciten el proyecto en todo el país, en todos los establecimientos educacionales del país!
Una segunda causa de la molestia docente es la nula participación en la elaboración del proyecto, el MINEDUC organizó una jornada en el primer semestre 2014 para que los profesores expresaran sus opiniones sobre diferentes materias educativas. ¿Acaso una consulta, que nunca fue considerada en el papel es la participación necesaria de los docentes en un proyecto tan sensible para éstos?
No, mil veces no. Los Profesores se merecen mayores espacios para expresar sus opiniones, propuestas, proyectos e ideas, no basta con una simple consulta a lo lejos, no basta con que la directiva nacional, por cierto bastante cuestionada por buena parte de los profesores, se reúna con los equipos del MINEDUC, no basta con unos cuantos reportajes televisivos, no.
Los profesores deben ser escuchados y considerados en serio; sus experiencias en aula tienen que ser el mejor ejemplo de lo complejo de su quehacer actual, los profesores se merecían que al menos el borrador del proyecto de carrera docente fuera conocido por los docentes, o mejor ¡plebisciten el proyecto en todo el país, en todos los establecimientos educacionales del país!.
Los expertos en educación deben respetar a los profesores que realizan clases en el sistema, pues ellos rara vez han ejercido docencia en el sistema escolar (básica, media), y por cierto que es necesario estar en una sala de clases, no un semestre o un año, sino que 15, 20, 25, 30 hasta 40 años, como miles de profesores deben afrontar en su desarrollo laboral.
La nueva carrera docente no tiene ninguna posibilidad de convertirse en ley si el gobierno no reconoce la relevancia de los profesores a la hora de formular, aprobar y sobretodo ejecutar un nuevo marco legal al desarrollo laboral y profesional docente.
Es de esperar que los docentes no deban seguir desgastándose en una paralización que perjudica a todos los actores educativos, pero que la soberbia gubernamental ha provocado al cerrarse a la participación docente.
Comentarios
11 de junio
Tendré el privilegio de comenzar las opiniones, genial.
Me agrada observar que una reforma tan importante deba convivir con muchos deseando participar, créeme cuando digo que sólo espero que cuando se promulgue, todos quedarán algo satisfechos.
Le he dado hartas vueltas al tema «evaluación docente» y esto pienso, corrígeme si me equivoco, por favor (en serio)
La vocación por enseñar se coarta cuando el estudiante debe evaluar la calidad de vida que le espera (relación sueldo vs exigencias), por tanto, asegurar una buena renta recién titulado, no es malo.
Diseñar una estrategia para potenciar la calidad docente no es mala idea, pero como evaluar la calidad, eh ahí el problema, tanto por el sinnúmero de variables que afectan el desempeño (desde involucramiento familiar hasta condiciones de hacinamiento), además, «malos profesores», serían el resultado de «mala formación» y ello sería resultado de «mala acreditación»…. por tanto sería castigar al chancho y no a quien dio el afrecho.
Por tanto, no sería interesante negociar condiciones base a cambio de evaluación y/o una especie de escala diferenciada.
Por así decirlo, ¿un profesor de escuela o liceo urbano, con 25 alumnos por curso, hijos de apoderados que asisten a reuniones, en sala óptima, egresado de universidad tradicional, debería estar más exigido que profesor de escuela o liceo de comuna rural, con 35 alumnos por curso, hijos de padres indiferentes al establecimiento, en sala modular fría y húmeda, egresado de universidad con pésimos resultados de prueba inicia?
Como psicólogo incluso puedo agregar que los niveles de estrés que genera la evaluación docente, pueden afectar los resultados y/o forzar al docente a rendir más alto que su comportamiento promedio diario.
Lo que no entiendo es esto
Teóricamente
¿Qué condiciones previas o estrategias metodológicas consideran adecuadas para asegurar la calidad profesional del docente?
En serio quiero saberlo.
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