El desafío es instalar procesos evaluativos que tengan su sustento no sólo en lo estadístico sino que a la esencia del proceso educativo: obtener aprendizajes de calidad y con equidad,
Si extrapolamos la sigla “PSU” a los resultados del 2014 y los de procesos anteriores, se evidencia lo que se pretende con ella: seleccionar a los estudiantes de mejor rendimiento. Se constata además, que los colegios que aplican procesos de selección para su ingreso tienen mejores logros que aquellos que no discriminan y asumen el desafío de educar a todos y a todas. En este contexto, es justo preguntarse si el buen resultado exhibido es fruto del quehacer pedagógico de ese colegio o si el estudiante y su familia son una garantía para conseguir ese desempeño. Haciendo una analogía con la medicina, sería como un hospital que sólo recibe pacientes sanos y muestra tasas muy altas de mejora de sus “pacientes”. ¿Y por qué sucede esto?
Las vacantes para universidades del CRUCH son limitadas, bastante menores que la cantidad de postulantes. Por tanto, se requiere un proceso de selección-de filtro- que asegure que a las aulas llegarán los “mejores”, aquellos que tienen un capital cultural, un acceso a una buena enseñanza y grandes recursos. En este sentido, la PSU hace su pega seleccionando, segregando, marginando.
Y hace la pega porque los test tienen sustentos teóricos arbitrarios que generan una discriminación a priori. Este tipo de instrumentos asume que los jóvenes de alto rendimiento (medido por sus NEM) siempre contestarán bien cada ítem del test y que los estudiantes de bajo rendimiento siempre lo harán mal. Así, las preguntas que cumplan esta premisa asignan puntaje a los jóvenes del primer grupo; pero si el proceso es inverso, esto es, que los alumnos de bajo rendimiento contestan bien y los del también denominado grupo superior, lo hacen incorrectamente, ese ítem se anula y no aporta puntaje a los estudiantes que, a priori y por definición técnica, deben responder equivocadamente.
Entonces cabe preguntarse: ¿por qué negar la posibilidad de que haya estudiantes que sí dominan un tema, ya sea por interés personal o porque tuvieron las condiciones para tener un aprendizaje? Nada de eso importa. Se impone el principio para que los resultados se ajusten a la infalible curva de Gauss. No es culpa de la PSU, ella cumple con su deber.
Otro aspecto es el técnico: los resultados no hablan de calidad, sino de una comparación estadística. Más que constatar el logro de objetivos de aprendizajes, se contrastan los resultados con el promedio y la desviación estándar, los que no son necesariamente indicadores que hablen de calidad. Así, si el promedio de respuestas correctas en la PSU es de 14 o 15, la comparación se realiza sobre la base de ese dato, pero 14 o 15 ítems de un total de 80 claramente no evidencian calidad.
Para todos nosotros, el desafío es instalar procesos evaluativos que tengan su sustento no sólo en lo estadístico sino que en la esencia del proceso educativo: obtener aprendizajes de calidad y con equidad, que nos permitan alejarnos del paradigma psicométrico (foco en la selección) para dar espacio a uno edumétrico (foco en el aprendizaje). Sólo así evitaremos la sorpresa y preocupación de “no ajustarse a la norma” y constataremos con alegría y orgullo que sí es posible tener buenos resultados, frutos del quehacer pedagógico y centrados en los aprendizajes.
Comentarios
25 de enero
Si hablamos de confiabilidad y validez, claramente la PSU (y en su momento la PAA) cumplen con su propósito, medir aprendizajes fosilizados.
También es cierto que determinadas carreras requieren de ciertas competencias vinculadas a buenos rendimientos, como la constancia, organización eficiente del tiempo y capacidad de abstracción, eso también sería cierto, dicho esto hablemos de que no mide la PSU.
La PSU no mide vocación, y eso afecta el sistema público, me explico.
Es sabido que Chile valora a los médicos, dándoles un status y remuneración casi exclusivo, por esta misma razón, en la adolescencia, ser médico equivale a tener lista la vida.
La cantidad de médicos que egresan pensando en estar lo menos posible en el sistema público es altísima, y la razón es simple, son niños de clínica y consulta privada, por lo que quieren lo mismo para si mismos.
Entonces pregunto, el sistema agudiza la desigualdad, si, lo hace.
Estoy seguro que un estudiante de escuela municipal, con promedio 6.6 y con PSU de 690, sería tan buen estudiante que un joven proveniente de colegio privado con promedio 6.8 y 780 puntos, pero sinceramente, creo que el hipocratico sería mejor vivido por el primero.
La PSU mide motivación, la verdad es que no.
Una vez leí un estudio que te voy a compartir.
Si dividiéramos las oportunidades de estudiar lo que uno quiere en 4 partes iguales, mientras más cuartos, más oportunidades.
El primer cuarto se reserva para hijos de universitarios que son influenciados desde pequeños sobre la importancia de ir a la universidad
El segundo cuarto es para hermanos de universitarios, que escuchan historias del mechoneo, las clases y los certámenes, influenciando a los aspirantes escolares.
El tercer cuarto es para escolares que viven en ciudades con grandes universidades, que de niños ven como los universitarios de pelo largo se reúnen, marchan, conversan, etc… Marcando la continuación de la vida escolar.
El cuarto y último cuarto, es para los que quieren ir.
La PSU mide esto? La verdad es que no.
Finalmente, un estudiante de familia de recursos de cuenta controlada (para abarcar más) que sabe que su padre no podrá pagar residencia, alimentación, movilización y materiales, que interés tendrá en esforzarse por ir a la universidad, para el, la media es el último momento para estar con los amigos, después, sólo queda trabajar o uniformarse.
No diré tampoco la diferencia que existe entre estudiar en establecimiento moderno, al que llega en auto y donde comes lasagna vs el establecimiento tradicional obsoleto donde llegas caminando, a pasar frio con otros 35 compañeros y donde la comida es carcelaria.
La PSU mide lo que mide, si
La culpa es de nosotros que seguimos confiando la educación a quienes nunca fueron capaz de ver esto.
Espero no haber sido muy ácido, pero realmente siento que la universidad y la media son extremadamente distintas, y como lo fue en mi caso, fui mejor universitario que alumno de media, simplemente, porque una era obligatoria, formal y tediosa vs la otra que elegí (tras 4 años queriendo ser ingeniero civil, a la hora de los kiuos, preferí psicología).
Un abrazo
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