El modelo de formación terciaria en Chile se basa en 2 mecanismos de exclusión: 1) Exclusión por mérito académico previo, que se suele medir en calificación o mediante puntaje en exámenes masivos (PSU, por ejemplo); 2) y una exclusión por capacidad de pago, que sucede cuando no puedes pagar de tu bolsillo o no cumples los requisitos para becas o para ser esclavizado en un crédito de consumo. Se trata de una exclusión estructural, diseñada desde los centros de poder y conocimiento, y agravada por la falta de instituciones y matrículas para todxs lxs jóvenes ciudadanxs. ¿Por qué la educación terciaria se organiza en base a la lógica de la exclusión? ¿No hay otras formas de diseñar un sistema de educación terciaria para todxs que rompa con estas barreras intencionales?
«En mi opinión Chile no está ofreciendo otras posibilidades inclusivas en instituciones o organizaciones formales o informales que faciliten seguir aprendiendo.»
¿Cuántos quedan afuera según los datos?
Chile priva a la mayoría de sus jóvenes de continuar aprendiendo formalmente y desarrollándose como ciudadanos luego de la enseñanza media. Así se aprecia en los pocos datos disponibles para vislumbrar el problema. Según Meneses, Rolando, Valenzuela y Vega (2010), el año 2005, el 68 % de los estudiantes egresados en esa promoción de cuarto medio no continuaron formándose en la educación terciaria o superior el año que les correspondía. Según datos del SIES, desde el año 2006 al 2012 la situación ha mejorado pero el porcentaje de excluidos sigue siendo mayoritario: el 63,7% de estudiantes que le correspondía ingresar quedó afuera para la cohorte de egresados de enseñanza media 2006, y para la cohorte de 2012 esta situación mejoró dejando fuera la increíble cifra de 51,2 %, ver gráfico. Algunos grupos tardan hasta seis años en iniciar estudios superiores (ver más detalles en SIES (2014).
¿Por qué tantos jóvenes son excluidos de continuar estudios superiores formales? Si bien no hemos encontrado estudios que indaguen en profundidad este problema, la primera de estas trabas parece estar en el sistema de selección. Este filtro legalizado, ideado y liderado desde La Universidad de Chile, deja sin matrícula en las instituciones que adhieren al 68% de quienes la rinden. Así sucedió según los datos del proceso de rendición, selección y matrícula de 2016, aportados por DEMRE (2016). (Ver tabla). ¿Por qué razones no se matriculan? ¿A dónde van luego de ser excluidos? ¿Qué hacen durante este periodo? ¿Inician su vida laboral? ¿Continuarán aprendiendo formalmente? Son la mayoría, pero sabemos poco de este grupo y no hay propuestas institucionales.
Tan dramática situación sin duda afecta el desarrollo del país y al mismo tiempo empuja a una parte de la ciudadanía a transformarse en trabajadores de salarios precarios y con poca formación reconocida. Estos escasos datos muestran cómo la lógica de la exclusión en la educación terciaria perpetua la construcción de una sociedad injusta y afecta a una mayoría. Si bien hemos analizado datos respecto a puntajes y selección por méritos previos (PSU, Calificaciones previas), nuestra hipótesis es que aún el problema es más grave si consideramos la tasas de deserción y las exclusiones por capacidad de pago que no están contenidas en estos datos. En mi opinión Chile no está ofreciendo otras posibilidades inclusivas en instituciones o organizaciones formales o informales que faciliten seguir aprendiendo. No estamos ofreciendo entornos o espacios de aprendizaje que promuevan el crecimiento personal y profesional en colaboración con otrxs. Sabemos que 12 años de escolarización elemental no bastan para la sociedad del conocimiento en que vivimos.
Creo que estos datos nos invitan a repensar nuevas instituciones, organizaciones o espacios presenciales o virtuales de formación comunitarios, más allá del viejo, elitista y neoliberalizado mercado de la educación superior. Nuevas formas y espacios que abran puertas para el aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida de la mayoría excluida, sin trabas de acceso por méritos previos o capacidad de pago. En lugares que para dar de alta una matrícula solo baste el deseo de seguir aprendiendo. #UtopíasParaArmar
Referencias
DEMRE (2016) Compendio Estadístico Proceso Admisión 2016.
Meneses, F., Rolando, R.,Valenzuela, M. y Vega, M.A. (2010) Ingreso a la Educación Superior: La Experiencia de la Cohorte de Egreso 2005. División de Educación Superior, Ministerio de Educación.
SIES (2014) Transición de Educación Media a Educación Superior Experiencia cohorte de egreso 2006.
Comentarios
08 de junio
Gracias por publicar este texto. Mi intención al escribirlo es provocar a pensar un sistema de educación superior diferente. El modelo de negocio de las Universidades públicas y privadas perpetúa una sociedad injusta. Imaginemos juntos muchas alternativas para seguir aprendiendo.
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25 de diciembre
Tal vez tener una plataforma educacional al estilo Coursera o Miriadax ayudaría un poco, lamentablemente nuestro nivel de participación en lo referente a compartir conocimiento y enseñanza de forma gratuita es casi nulo. Todo es plata en nuestro país, pero lo raro es que pagar no siempre quiere decir que obtengas algo de calidad. Lo otro es el alejamiento de lo práctico, no he escuchado o leído sobre la educación técnica, su efectividad en relación a otros países, ¿ cuál es el nivel de nuestros técnicos e ingenieros? ¿Podemos generar algo tangible en Chile? Nuestros técnicos serán capaces de generar un levantamiento de nuestra industria. ¿o el mundo ya está diseñado para excluirnos y dejarnos rezagados del avance científico y tecnológico? ¿Viviremos para siempre en esta Edad de Piedra tapada con marketing?