Los libros de Historia de las escuelas primarias, de los colegios y liceos, de Chile y de toda América latina, deberían en este 2020 ser honestos.
El origen de América latina es una sucesión de genocidios de los pueblos autóctonos. Y una violación masiva e impune de las mujeres que habitaban todo el continente y las islas.
La aculturación, genocidio cultural, se instaló a través del castigo físico, de los trabajos forzados y de múltiples estrategias de oprobio, vergüenza pública destinada a las lenguas, las costumbres y los cuerpos de los amerindios.
Aparte del sexismo y la cosificación de los cuerpos de las mujeres, se agrega el racismo presente aún hoy, en el 2020.La exterminación cultural no ha cesado. Y no cesará hasta que en las escuelas los profesores digan la verdad: al origen de Chile se encontraban numerosos pueblos indígenas. Y los españoles vinieron, mataron y torturaron impunemente, robaron todo, abusaron de su fuerza.
¿Cuándo las publicidades, las telenovelas y los telenoticiarios muestran mujeres con rasgos amerindios?
La exterminación cultural no ha cesado. Y no cesará hasta que en las escuelas primarias los profesores digan la verdad: al origen de Chile se encontraban numerosos pueblos indígenas.
Y los españoles vinieron, mataron y torturaron impunemente, robaron todo, abusaron de su fuerza utilizando armas de fuego, violaron las mujeres de manera sistemática y abandonaron a sus hijos.
Además de abandonarlos, humillaron a sus hijos, no los reconocieron, y les enseñaron a sentir vergüenza y odio hacia ellos mismos: su color de piel, su estatura, la forma de sus ojos, sus pómulos, sus dientes, sus nombres amerindios. Les enseñaron a avergonzarse de su madre.
Violaciones masivas, crímenes de derechos humanos y misoginia. Esos fueron los actos fundadores de la época colonial de la corona de España. Eso no podemos cambiarlo. Pero enseñar la verdad, sí.
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