Escuela de Astronautas, una iniciativa que debe ser copiada

En un par de oportunidades me han pedido colaborar para la “Escuela de Astronautas” de San Francisco de Mostazal, una iniciativa impulsada por mi buen amigo Crystrian Sánchez, con quien, algunos años atrás, fundamos y participamos en la época romántica de la Asociación Escéptica (AECH).

El objetivo de la Escuela de Astronautas es divulgar la ciencia y despertar en los niños el interés por el conocimiento científico aprovechando su innata curiosidad y ganas de aprender.

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El objetivo de la Escuela de Astronautas es divulgar la ciencia y despertar en los niños el interés por el conocimiento científico aprovechando su innata curiosidad y ganas de aprender.

Eso sí, no se pretende que los jóvenes salgan expertos en astronáutica o astronomía o física. No, para nada, la idea es que entiendan que hay detrás del término “demostrado científicamente”, pueda diferenciar “teoría” de “hipótesis”, comprenda que es el “método científico” y por último sepan que toda afirmación debe estar respaldada por evidencias.

Mi experiencia en la Escuela, fue apreciar a primera vista que las niñas y niños están motivados y contentos, algo que se hace notar con su participación en clases, con su actitud, con sus preguntas y de paso, quieren meter su “nariz” en todo (algo muy humano) y recordé algo que nos solían decir a nosotros de niños, parece que “tienes los ojos en los dedos”.

Pero no solo ellos están contentos, también lo están los profesores a quienes los motiva trabajar en la Escuela de Astronautas. El tener que investigar, elaborar experimentos que realizarán con los niños y prepararse para enseñar, responder consultas y así satisfacer la curiosidad de sus jóvenes alumnos. Me comentaban que se gana poco, pero el trabajar con niños que están ansiosos de aprender y participar los motiva. Existe aquí una estimulación positiva mutua, alumno motivado motiva a su instructor y viceversa, es decir, unos van contentos por aprender y los otros por enseñar.

Al mismo tiempo las mamás y papás se sienten felices, al ver a sus hijos e hijas participar y aprender con gusto sobre astronáutica y astronomía y ellos también aprenden, si se da la oportunidad, suelen actuar como alumnos.

Es decir, el aporte principal de esta Escuela es tener alumnos, profesores y padres felices y motivados, donde todos aprenden activamente sobre ciencia y tecnología. Incluso, uno de los niños comentaba: “ojalá en el colegio todo se enseñara así, sería más entretenido”

Al conocer esta experiencia, solo puedo concluir que debiera ser tomada por otras municipalidades o bien por el  mismo Ministerio de Educación y se replicara por todo el país para formar los niños del futuro para el futuro. Y se puede hacer con otros temas, como el medio ambiente, el reciclaje, etc.

Quizás, alguno de estos jóvenes sea el ingeniero o ingeniera que diseñe cohetes que lanzarán nuestros satélites y algún otro u otra viaje al espacio y sea el 1er chileno o chilena en el planeta Marte.

Lindo es soñar como niños.