La sociedad, representada por los estudiantes, la juventud en general y la mayoría nacional no queremos este escenario que permite – como lo celebra uno de los candidatos – nacer en Maipú y terminar en Las Condes. Queremos iguales oportunidades para todos. Que cada quién estudie lo que quiera y sus posibilidades innatas le permiten.
El debate sobre la gratuidad en la educación se ha estancado en un punto muerto. Será bueno explicarse los conceptos emitidos porque ellos se prestan para confusiones. Involuntarias, las más. Alevosas y malintencionadas, algunas.
La educación comprendida como derecho evidentemente debe ser para todos. Como el aire, las playas, las leyes. O sea, para todos. Sean de La Dehesa o de la Pintana. Y si es gratuita para unos, debe serlo para todos.
La educación, comprendida como artículo de consumo, por definición no puede serlo. Habrá educación para ricos, universitarios, postgrado y máster incluidos, y otra, mínima, precaria y parcial, disponible para todos. Y habrá gangas, ocasiones, dos por uno y toda esa parafernalia de supermercado. De ello se desprende que la educación es una herramienta para generar movilidad social. Si tomamos un niño de La Pintana y lo transplantamos a La Dehesa, se criará como uno de ellos y puede terminar en Harvard. En vez de ser gásfiter, puede llegar a ser investigador de física o altas matemáticas, ingeniero o médico.
La comparación puede parecer brutal, pero es real. La sociedad, representada por los estudiantes, la juventud en general y la mayoría nacional no queremos este escenario que permite – como lo celebra uno de los candidatos – nacer en Maipú y terminar en Las Condes. Queremos iguales oportunidades para todos. Que cada quién estudie lo que quiera y sus posibilidades innatas le permiten.
Se argumentará que ello no es posible de un día para otro. De acuerdo. Lo aceptan los estudiantes y toda la ciudadanía.
Lo que sí se pide es que, al mismo tiempo, se produzcan avances en una ruta trazada que conduce, finalmente y en un plazo razonable, a que la educación sea, o vuelva a ser, un derecho de todos. Desde el prekinder hasta el postgrado.
Y ahí se produce una lamentable confusión de conceptos en la que incurre incluso la candidata mayoritaria. El hijo de un señor Luksic – no es nada personal – tiene el mismo derecho que el hijo de González, Pérez o Soto. La diferencia que el padre del primero no sólo pagará la de su hijo, sino también, la de Soto, Pérez y González. Mediante el pago de sus impuestos. Un impuesto razonable, de acuerdo con los tiempos, como el que pagan alemanes y franceses, noruegos, y suecos. Un impuesto a nivel OECD.
Porque al presente, no lo hace. Lo que pagan los habitantes del 1% más rico es ridículo, es una burla. En proporción, pagan mucho menos que el ciudadano que tiene una pega de un palo y que no puede eludir sus impuestos.
Si usted posee cien millones de dólares, tendría que ser muy estúpido como para no generar un ingreso de 250 millones de pesos, más de veinte mensuales. Y eso permite pagar varias educaciones simultáneas sin pasar hambre ni frío por ello: la de los propios hijos, la de Pérez, González y Soto.
Pero la principal razón es que sería muy bueno para todos, que fueran compañeros en la escuela y luego, en la universidad. Que aprendan del otro y se reconozcan como hermanos, nacidos en la misma tierra. Así, y en un plazo razonable, se termina con la inequidad.
Comentarios
12 de abril
OK, el «millonario» paga el impuesto según canon OCDE para financiar la educación de hijos de los no millonarios. Sumemos una educación gratuita universal. Bien, ¿qué le hace pensar que Luksic, Matte, Rockefeller o quien sea enviará sus hijos a una escuela pública? Hoy, de hecho, no existe ningún impedimento legal, menos económico, para que ello ocurra, pero no acontece. ¿Por qué? porque hay colegios privados que ofrecen una mejor educación, aparentemente, y, por qué además hay una identificación cultural con quienes asisten a estos establecimientos.
Terminar con la equidad es una bandera que comparto, pero la integración social plena, me parece una quimera. Mejor concentrémonos en la calidad de la educación, porque no sacamos nada con que el hijo del panadero, la hija de la enfermera, y el hijo del duelo del Lan estudien juntos si el colegio vale callampa. Si se logra aquello, quizás algunos «hijos/as de ricos» asistan colegios públicos.
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12 de abril
Los ricos no van a colegios privados por una mejor educacion, van a hacer contactos. Por eso es que siempre habran colegios privados, los hay en todo el mundo, no porque sean mejores que los publicos, sino porque ese es el primer escalon de reconocimiento de que «somos elite».
15 de abril
Comparto tu punto de vista, pensar en la lubricación social sólo porque la educación es gratuita es no tener idea que diablo es una sociedad, al menos que tengas como paradigma Corea del Norte, pero sería muy iluso pensar que el hijo del lider asiste a la misma escuela del obrero. Pienso que el arancel diferenciado, es decir, que pague el que tiene y el que no tiene sencillamente no pague o pague poco y no quede con un saco de deudas, es un buen camino.
Todo el resto me parece de una ideología que ya no resiste análisis, si seguimos dando todo gratis, haya mérito o no, algún día el Estado no podrá pagar la cuenta.
12 de abril
No me interesa si los ricos quieren ir o no a colegios publicos o se encierran en colegios privados.
La cuestion central es que el Estado de Chile tiene una obligacion: educación gratuita y de calidad, porque de no hacerlo viola nuestros derechos, tanto humanos como ciudadanos, contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 26), Pacto Internacional de Derechos Sociales, Económicos y Culturales, (Art. 13), Convención para la Eliminación de toda Formas de Discriminación contra la Mujer (Art. 10 y 14), Convención Internacional para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (Art. 5), Convención por los Derechos del Niño (Art. 28 y 29), Convención contra la Discriminación en Educación (Art. 3, 4 y 5)
Sin menospreciar el asunto de que los ricos no pagan ni siquiera los impuestos que el resto sí pagamos (como el de patente comercial) el hecho es que la mayoria de los que vivimos en este pais pagamos impuestos, y de ellos un monto se asigna a educacion. El problema es que la forma como se distribuye es perversa. Y eso no veo que los candidatos lo digan. Hablan todos del lucro, hablan de «calidad en la educacion» aunque es un concepto del que no tienen mucha idea. Pero si persiste el actual modelo de distribucion de los fondos de educacion, si no hay un control real y si no hay, sobre todo, sanciones durisimas contra quienes abusan de ese sistema e impedimos esas incompatibilidades de las que nuestros politicos se hacen los ciegos y los sordos, da lo mismo si tributasen las mineras y dejasen de robar, ese dinero a educacion se pierde, como se pierde ahora, como se lleva perdiendo desde la municipalizacion y el Ministerio de Educacion se convirtio en un adorno en la Alameda.
Una parte de la demanda de los estudiantes, demanda que comenzo en los 90’s porque la lucha de los estudiantes contra este sistema comenzo a principios de los 90’s, radica en que hay robo descarado y miserable de los fondos actuales en educacion. Con todo lo que se ha robado, no solo tendriamos profesores mejores pagados y mas motivados, mejores infraestructuras y mejores condiciones para que los estudiantes estudien, sino que tendriamos ademas suficiente para construir mas escuelas y no seguir atiborrando salas. ¿Que candidato ha apuntado a eso? Ninguno. Y el problema seguira, y tendremos mas liceos Manuel de Salas, Nacional o Aleman yendose a toma porque no tienen ni siquiera las minimas condiciones para estar en las salas.
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