Durante estos últimos dos meses, hemos sido testigos del esfuerzo sobrehumano que muchos trabajadores de la salud, han puesto para enfrentar esta terrible pandemia, que no solamente ha cobrado vidas sino ha despertado lo más profundo del ser de cada persona.
Iniciativas como aplaudir, han sido constantes en el marco del reconocimiento de los que están en contacto directo con esta problemática. Frente a esto pensaba en el simbolismo del acto de aplaudir » reconocer » » felicitar» » estimular «…etc . En definitiva podríamos aplicar una gran cantidad de verbos, para ilustrar la importancia de estos actos, que a la luz de la situación actual se transforman en un reconocimiento público por la labor, esfuerzo y dedicación ( vocación de servicio) de aquellos que dando una milla más contribuyen a amortizar el dolor y porque no decir favorecer la vida . Ahora me pregunto frente a esto ¿cuándo se nos olvidó aplaudir a otros?, ¿cuándo el profesionalismo se torno en una fuente de reconocimiento público?. Antes de esta pandemia ¿a cuántos profesionales aplaudiste públicamente? ¿será que en reconocimiento del valor de la vida, y frente a la inminente muerte se hizo conciencia de la importancia de las personas y sus contribuciones a la sociedad y bienestar de los otros ?El día de hoy al parecer es un terreno fértil, para reconocer que las personas tienen algo que entregar . En la soledad de una habitación se han transformado vidas, en las salas de hospitales se han fecundado los mejores deseos, en balcones se han disfrutado de hermosas veladas
Sin lugar a dudas la Educación Emocional en estos tiempos, vuelve a demostrar que su trascendencia es de vital importancia el desarrollo de la persona y sus vínculos con los otros. El reconocimiento al parecer surge del contexto de desarrollo personal y social . Recuerdo cuando formé parte del primer Seminario Internacional de Educación Emocional realizado por Visión Activa y Fundación Liderazgo Chile en Concepción el año 2019 . Me impresionó su impacto en el proceso formativo en las instituciones educativas ( cientos de personas reflexionando sobre el valor de la persona, de sus proyecciones en sus instituciones, del cambio de paradigma que producirían una vez volviendo a la comunidad educativa ). Esta sin lugar a dudas, la clave del éxito de una sociedad cada día más devastada por la individualidad. Educar en el contexto del desarrollo de las emociones, valorización , empatía, respeto, solidaridad ….» No podemos pretender hacer, sino no logramos ser «. Las escuelas educan a grandes hombres y mujeres que generan aportes significativos al mundo, permiten el desarrollo de la ciencias, tecnologías, artes ..etc. Pero debemos cuestionarnos así como Santos Guerra sugiere es su apartado la escuela que aprende » cuándo la escuela se compromete con su propio aprendizaje», los mismos grandes médicos, enfermeras o ingenieros que egresaron de instituciones educativas , fueron los que participaron de las más crueles aberraciones en contra de la humanidad . En definitiva la escuela debe mirarse hacia adentro y aprender a ser.
El día de hoy al parecer es un terreno fértil, para reconocer que las personas tienen algo que entregar . En la soledad de una habitación se han transformado vidas, en las salas de hospitales se han fecundado los mejores deseos, en balcones se han disfrutado de hermosas veladas, en comunidades se ha valorado el trabajo de sus conserjes, en las calles se ha evidenciado la importancia y esfuerzo del recolector de basura . Si embargo la escuela sigue siendo el desafío , las propuestas formativas deben considerar y proporcionar espacios para el desarrollo de competencias emocionales de la conciencia y regulación emocional , herramientas para fortalecer lo socioemocional y generar una cultura de bienestar emocional.
¿Se nos olvido aplaudir ? o se nos olvidó que vivíamos con otros ? se nos olvidará cuándo pase esto ?
Comentarios