La demanda por la democratización de las universidades es una demanda profunda que se enmarca dentro de un proceso mayor de democratización de la sociedad, mucho más participativa y donde el factor de formación entregado por los establecimientos educacionales en todos sus niveles juega un rol preponderante en el desarrollo de nuevos ciudadanos.
Durante el transcurso de esta semana finalmente se ha dado un paso real en torno a materializar una demanda histórica del movimiento estudiantil, hablo del proyecto de ley enviado por el ejecutivo al Congreso para derogar el actual DFL2, que prohíbe dentro de las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, la participación de estudiantes y funcionarios en la toma de decisiones.
Esto corresponde a una demanda histórica ya que desde el momento en que esta ley de la dictadura se promulgó, la organización estudiantil ha estado dando sucesivas batallas para que fuera cambiada; ello durante la misma dictadura, la transición y la vuelta a la democracia. Petitorio tras petitorio construido por los estudiantes, tuvo como eje la democratización de las universidades, identificándose al DFL2 como uno de los principales pilares levantados por el régimen militar que mantenían una lógica de mercado dentro de las instituciones educativas, que prohibía que los estudiantes y funcionarios tomaran parte en la construcción de universidad e impedía su democratización efectiva.
Sobre este tema nuestra universidad en particular tiene mucho que decir. Durante la década de los años 60 y 70, como Universidad Técnica del Estado fuimos parte de uno de los procesos democratizadores más relevantes de nuestra historia. Me refiero al proceso de reforma universitaria, que permitió que nuestra universidad se abriera a la sociedad en plenitud de sus funciones, es decir desde la formación de profesionales, la investigación científica y el desarrollo cultural, pasando a formar parte fundamental de nuestro desarrollo como país. En este proceso la existencia de la democracia al interior del plantel fue un elemento central que permitió todo lo anterior. Nuestra universidad replanteó la necesidad de participación de todos los estamentos (profesores, estudiantes y funcionarios) en la toma de decisiones en su interior, proceso que duró varios años y culminó con el cambio en los estatutos de la UTE, que permitían una participación triestamental en los espacios de toma de decisiones de la universidad, incluidas las elecciones de rector.
Este proceso fue cortado abruptamente el año 73, instalándose el año 81 un nuevo estatuto que reordenó la forma en que funcionaba la USACH (el Decreto con Fuerza de Ley 2). Lo anterior explica por qué si nuestra casa de estudios en un pasado fue vanguardia en promover espacios de democratización, hoy en día estemos excluidos en torno a la toma decisiones relevantes dentro de la universidad, como por ejemplo para las elecciones de rector.
Esta situación no es distinta en el resto de las universidades estatales, donde la mayoría de ellas continua funcionando con los estatutos de la dictadura, siendo más grave aún el caso de las instituciones privadas donde se llega incluso a perseguir a los estudiantes o funcionarios que intentan organizarse. Uno de los casos emblemáticos de esta situación corresponde a la Universidad Bernardo O’Higgins, que en su reglamento general señala que “no autoriza a persona alguna entre sus miembros (…) para amparar, fomentar, ni permitir actividades de proselitismo político”, lo que ha sido ocupado como argumento por las autoridades para perseguir políticamente y hostigar a quienes contra todo han intentado levantar organizaciones en estos espacios.
De esta forma comienza a abrirse paso un proceso que va en la línea de lo que ha exigido el movimiento social por la educación, que no sólo ha demandado al Estado desde una perspectiva de consumidor. La demanda por la democratización de las universidades es una demanda profunda que se enmarca dentro de un proceso mayor de democratización de la sociedad, mucho más participativa y donde el factor de formación entregado por los establecimientos educacionales en todos sus niveles juega un rol preponderante en el desarrollo de nuevos ciudadanos.
Este acontecimiento, de igual manera, manifiesta que a través de la movilización y la organización el movimiento estudiantil, aprendiendo de sus errores pasados, ha logrado instalar demandas que permiten romper con lógicas autoritarias que hasta el momento se habían mantenido intactas en nuestro país. Este gran logro no hubiera sido posible sin las grandes movilizaciones que tuvieron su punto máximo el año 2011 y que constituyen un puntapié inicial para echar por tierra los resabios de la dictadura, a pesar de que sus aliados encubiertos dentro del gobierno pretendan frenar la imperiosa necesidad de cambiar Chile.
Lo que se abre a partir de este momento implica múltiples desafíos como movimiento estudiantil, ya que si bien se bota una muralla importante que no permitía la democratización de las universidades en términos legales, queda camino en torno a la implementación efectiva de esta medida en nuestros espacios locales, por tanto debemos estar a la altura de los desafíos que se vienen y no desaprovechar los caminos que hemos abierto.
De esta forma democratización no sólo constituye derogar los decretos que imposibiliten el voto de funcionarios y estudiantes, pasa también por democratizar el acceso a las casas de estudios, pasa por otorgar libertad de cátedra dentro de estas últimas, incluso democracia más allá de los cercos del conocimiento. Democracia significa tener una Constitución acorde a los tiempos, una Constitución hecha de manera amplia y efectivamente representativa del Chile de hoy. Este paso, que implica democratizar la educación superior en todos sus niveles (Universidad, CFT e IP), es importante ya que abre un proceso que nos permite democratizar Chile en todas sus expresiones (sindicatos, liceos, Fuerzas Armadas y un largo etcétera), volviendo a constituir una cultura democrática en los chilenos y que fue despojada por la dictadura.
Este primer avance constituye una señal importante para la transformación del actual estado de las cosas -la democratización es una arista que funciona también de forma orgánica en conjunto con la primera parte de la Reforma Educacional (fin al copago, fin a la selección y fin al lucro con fondos públicos)-. De esta manera esperamos que los resultados de los diálogos participativos que se están llevando a cabo y a los que el movimiento social por la educación ha decidido sumarse, vayan por la misma línea de lo que este ha señalado como central, evitado paseos a la cocina por parte del Mineduc.
Comentarios
04 de agosto
Eso sí, es necesario antes que los jovenes vegan con formación Civica desde la educación media, ya que se tiene que tener respeto al momento de elegir a un rector, que los jovenes tengan conciencia de las posturas de los candidatos y además de que el electorado juvenil sepa que no solo está decidiendo su bienestar en su casa de estudios, sino que está eligiendo un programa a futuro, está decidiendo al final si una universidad va a invertir en una cosa o en otra, o si la universidad va a subir el ranking o no. Antes de votar hay que tener en cuenta el bien común y limitando en las votaciones el «yo voto por x porque me cae bien» o «yo votaré por el porque es de mi mismo partido».
Felicidades a aquellos que quieren ampliar los derechos de voto de autoridades univeristarias, ahora los estudiantes tenemos que velar por cumplir nuestros deberes.
+2
07 de agosto
Creo que lo central de la entrada es «Este paso, que implica democratizar la educación superior en todos sus niveles (Universidad, CFT e IP), es importante ya que abre un proceso que nos permite democratizar Chile en todas sus expresiones (sindicatos, liceos, Fuerzas Armadas y un largo etcétera), volviendo a constituir una cultura democrática en los chilenos y que fue despojada por la dictadura.»
+3
07 de agosto
Una alternativa para democratizar ahora ya:
Reforma a la educación ¿Burocrática o del nuevo milenio? http://elquintopoder.cl/?p=47848 #5poder vía @elquintopoder
Por Omar Villanueva Olmedo Director OLIBAR ASC
+2
07 de agosto
Potente columna, felicitaciones por aportar a concientizar a las personas, por dar esta alternativa de conocer la perspectiva de la otra vereda a una sociedad con sus medios de comunicación totalmente parcializados hacia un sector ideológico, ya haz ganado o al menos disputado 782 conciencias y estoy seguro que serán más sigue así Diego, clarito como el agua, este es el primer cambio y señal de voluntad política de muchos que pretende la reforma, que la derecha, la misma que instauró estas leyes individualistas en favor de unos pocos quiere frenar, no por el hecho de querer orientar los cambios de en otra dirección, si no, como ellos mismos han expresado porque no quieren cambios en ella, queda en nosotros el dejarnos o no engañar y sacar a flote una reforma que es el puntapié inicial a lo que será el deseo de la mayoría, una educación gratuita universalmente y de calidad para todos!.
Felicitaciones!
+8
07 de agosto
Los desafíos que se vienen ahora para democratizar efectivamente las universidades son los complejos, sin embargo con el norte claro y esta traba menos nos encontramos en mejores posibilidades. Ojalá el movimiento estudiantil este a la altura de lo que hoy se requiere, en la USACH ex UTE tenemos experiencias importantes y una historia que nos nos permitiría ser menos. Buena columna. Saludos
+10
07 de agosto
Muy buen análisis de lo que implica la derrogacion del DFL-2, los alcances del mismo y los limites que la democracia participativa aun tiene en los distintos espacios. Es deber de todos avanzar para superar dichos limites y avanzar hacia planteles educativos realmente construidos por todos y asi avanzar tambien hacia un Chile más democrático
+2
07 de agosto
Excelente columna Diego Martinez, un logro del movimiento estudiantil que se debe responder con responsabilidad y altura de mira para el bienestar de las comunidades universitarias. Un agrado tu reflexión teniendo en cuenta que muchas veces los avances se ven entorpecidos por las actitudes de infantilismo de grupúsculos universitarios. Saludos
+7
07 de agosto
Si bien la derogación del DFL 2 es un logro del movimiento estudiantil en su conjunto y se ve como un avance, ahora más que nunca se necesita aunar fuerzas, tener una mirada clara y responsable sobre el quehacer del movimiento, tenemos que ser capaces de incidir y proponer para así poder desplazar a los sectores más conservadores de este proceso de reforma y llenar esos espacios con el movimiento social, muy buena columna Diego
+4
07 de agosto
Es menester hoy en día democratizar los espacios, ya que esa acción nos permitirá ir dejando atrás primero que todo los amarresy el legado de la ddictadura., en segundo lugar nos permitirá avanzar hacia una educación y una sociedad más integral y participativa.
+3
07 de agosto
Como bien dice la columna, derribar esta muralla que impedía de forma legal la participación democrática en universidades -CFT-IP es un primer gran paso, pero como movimiento estudiantil y social debemos ser capaces de demostrar madurez ante temas de gran envergadura, como el cambio de constitución y actualmente en el asunto de la reforma educacional, poder entablar un debate incidente y propositivo, conscientes de las voluntades políticas actuales para realizar los cambios necesarios en nuestro país, voluntad que queda demostrada al derogar el DFL2. Muy buena columna Diego
+3
10 de agosto
La educación debe pensarse desde la idea de transformar a Chile y su sistema político a partir de parámetros profundamente democráticos, que nos plantee un régimen soberano en lo económico y popular en relación al saber. En otras palabras, se trata de que el sistema educativo sea parte de un modelo de desarrollo integral que reivindique la cultura del esfuerzo, del trabajo y de la solidaridad, la reconstrucción y defensa de la producción nacional, del consumo popular y la generación de nuestros propios capitales, etc.
Nos urge una educación al servicio de las necesidades de los trabajadores/as, un país que no tiene relación alguna con los dogmas del neoliberalismo y con su economía especulativa que no genera riquezas sino que se las apropia. Si no entendemos nuestros objetivos desde esta posición, entendiendo la educación como un servicio público, incluso como un derecho humano central, entonces cualquier cambio será inviable en el largo plazo. Claro, a menos que se trate de seguir profundizando en el libertinaje del mercado que en todo caso no creo que sea la opción actual de la mayoría.
0