Yo me acuerdo que muy poca gente me tenía fe. Era una persona que no sacó nunca un buen resultado en Matemáticas. Estudié incansablemente por mis propios medios para sacar adelante dicha prueba, mientras dejaba de lado Lenguaje. Terminé sacando al menos 80 puntos más que el segundo lugar en mi curso, y en Lenguaje fuí uno de los 5 primeros puntajes de la generación.
Muchos de mis compañeros se sacrificaron todo el año con sus notas, estudiaron en preuniversitarios, repasaron hasta el cansancio, para que el estudiante menos agraciado del curso les redoblara en puntaje. Nunca me he enorgullecido de ello, si bien durante cierto tiempo al salir de la media me calmó ante la segregación y el bullying continuo que sufrí respecto de algunos de ellos. Me da vergüenza pues es reconocer como funciona este sistema.
Durante estos días hemos vivido una funa a la Prueba de Selección Universitaria, por parte de la CONES y la ACES, y la verdad es que estoy en contra, pero no porque los pobres jóvenes no puedan dar la prueba. He visto fotos de ellos llorando, lamentando el no poder dar su prueba, entrando en pánico.La PSU solo se encarga de justificar el sistema educacional corporativista y de lineamientos relacionados al misticismo, conformado y estructurado para cumplir, forjar, y no para otorgar.
Yo pregunto ¿qué pasaría si sacasen menos de 600 puntos? ¿ese esfuerzo que realmente hicieron habrá valido la pena? No. Simplemente, no. Con mis compañeros fue así, con miles de jóvenes ha sido así. Y dudo que hoy comencemos un camino distinto.
Esa es la frialdad con la que nuestro sistema trata a los jóvenes de Chile. Ellos no están desesperados por la prueba, sino por el nivel de tensión y gravedad que esta les impone. No me digan que no es así. Probablemente, sin que hubiese mediado la funa, hubiesen estado igual al terminar la prueba, pues se sentirán fracasados al no poder haberle dado batalla, como lo he presenciado durante muchos años. Su salud mental queda afectada hasta que salen los resultados. Algunos tendrán suerte, otros no.
La PSU solo se encarga de justificar el sistema educacional corporativista y de lineamientos relacionados al misticismo, conformado y estructurado para cumplir, forjar, y no para otorgar. Todo tiene que ceñirse bajo mallas curriculares estrictas y pautas delineadas, bajo un tiempo establecido. Cuestionar es imposible, repetir es tónica. Un sistema demasiado rígido que no da espacio a la exploración del conocimiento, y que te lleva a buscar formas de suplir carencias una vez estás de frente ante el desafío de dar la prueba. Es el mismo sistema que educó a la generación X y a la millenial, y que hoy, ante una generación Z que propulsó el estallido social, hace aguas por su falta de modernidad y adecuación a un mundo que ha dejado atrás dichas ideas en las cuales se sustenta.
Las organizaciones que sustentan la funa, buscan sacar un crédito político al atacar directamente a la prueba, pero no se equivocan en apuntarla. Hacen bien al reflejar el gran problema que existe respecto al sistema actual mediante la prueba que simboliza el quiebre de una educación que debería ser continua desde la más tierna edad hasta el titulo universitario. Sin embargo, la instrumentalización de personas que se sacrificaron todo el año no va a generar nada más que aversión a la lucha social, sobre todo de quienes justamente iniciaron el movimiento. Algo que al gobierno le cae como anillo al dedo, en momentos donde ha de necesitar más apoyo, y que en gran parte beneficia a los partidos que suscribieron el acuerdo por la Nueva Constitución, al asegurar un poco más a la cabecilla política de dicho trato.
La pretensión que esta funa va a generar algún cambio reformista es una muy absurda y sin duda aquel que lo crea no merece estar en la palestra pública dando su opinión. Las organizaciones que están metidas en todo esto, si realmente han de estar comprometidas con la lucha estudiantil -pues hace cerca de dos o tres años que los veo en la mayor de las inactividades- deberán demostrarlo durante 2020, y no quedarse en organizar esta clase de funas y nada más, pues no servirá esa mediocridad si no existe una presión real durante todo el año, tal como en los tiempos de antaño, para que los jóvenes realmente tengan una razón para exigir los cambios necesarios para la mejoría de la educación.
Tras haber dado mi PSU, la gran mayoría de esos compañeros dieron de nuevo dicha prueba, o encontraron caminos en otras universidades. Yo mientras tanto he sostenido mi carrera de una manera bien normal, tal como ellos lo han hecho. Muchos aprendieron que esta prueba es una ridiculez, y que el sistema en el que fueron educados no sirve. Otros no necesitaban saberlo.
Pero hoy todos estamos metidos en la misma lucha social. Y sabemos que los jóvenes de hoy van a ser los que generen dichos cambios. Si fueron capaces de revolucionar a un país, dudo que no sean capaces de cambiar la educación. Ténganse fe, porque son mejores que todas las generaciones que pasaron antes.
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