Una de las preocupaciones que siempre está presente dentro de nuestra labor educativa, es el crear una clase en la que todas las necesidades de nuestros estudiantes dentro del aula estén cubiertas. Es debido a esto que es necesario hacer clases preocupándonos de abarcar la mayor cantidad de estilos de aprendizaje posible (visual, kinésico y auditivo), pero incluir estos tres estilos de aprendizaje dentro de una clase presencial suele ser para muchos un desafío, ya que se presentan diversos obstáculos que, muchas veces, no visualizamos dentro del aula cuando planificamos nuestra clase, por lo que el tiempo que se utiliza para poder crearlas es más del que muchas veces tenemos dentro de nuestra jornada laboral, lo que produce un nivel de agobio en los docentes, al tener que hacer uso de su tiempo personal en el hogar para lograrlo.
Si esta problemática la llevamos a la nueva realidad en la que nos encontramos, debido al contexto sanitario mundial, se vuelve mucho más complejo nuestro escenario como profesores, ya que nos vemos enfrentados a una situación que jamás nos habíamos planteado, ni siquiera dentro de nuestra formación universitaria. El agobio comienza a ser parte de nuestra rutina diaria, ya que nuestro hogar se convierte en nuestro nuevo lugar de trabajo y el computador en nuestra nueva sala de clases, y es acá donde se plantea nuestra nueva interrogante: ¿Cómo crear una clase online inclusiva?Además de la clase online y los recursos utilizados, hay una ventana abierta de par en par, en donde el uso de redes sociales como Facebook, Tik Tok, Youtube, Instagram o Whatsapp, las que una vez fueron clasificadas por muchos como nuestras enemigas, hoy se transforman en nuestras más grandes aliadas
Así como nuestros computadores se convierten en nuestras nuevas aulas, los hogares de nuestros estudiantes se convierten en sus nuevos pupitres. Si pensábamos que dentro del aula ya existían factores distractores al momento de dictar una clase, esta nueva modalidad de enseñanza viene de la mano de un sinfín de distractores visuales, auditivos y kinésicos que acompañarán de ahora en adelante nuestra práctica pedagógica, en donde más allá de nuestra guía y consejo, no tenemos mayor autoridad para hacer que desaparezcan, porque en parte también debemos ser empáticos y conscientes con el contexto social que rodea a cada estudiante fuera del establecimiento, en otras palabras, no tenemos ningún control para crear un ambiente propicio de enseñanza-aprendizaje más que nuestras habilidades de manejo de grupo, habilidades tecnológicas y vínculo emocional que hemos venido cultivando con nuestros estudiantes a través de sus años de formación, lo que aunque ustedes no lo crean, es primordial para generar un ambiente de respeto y sana convivencia en nuestras nuevas aulas virtuales. Por lo que nuevamente volvemos a la pregunta ¿Qué hacemos entonces?
En este artículo compartiré mi experiencia personal y profesional como docente, que en este momento se ve enfrentada a clases online con diferentes niveles educativos. Lo primero que hice como profesora fue utilizar una página web online propia en donde separé los contenidos exactamente igual a como lo hacía en mis planificaciones; por unidad y objetivos de aprendizaje que van de la mano de los contenidos de cada unidad.
Estos contenidos fueron presentados en dos formatos; el primero fue en power point, en donde integraba imágenes, audio personalizado de acompañamiento y contenido escrito, mientras que el segundo era un formato audiovisual del contenido visto en el formato previamente mencionado. Finalmente, estos dos formatos van acompañados de actividades o juegos online relacionados directamente al contenido, en donde lo más importante es que sea lo más interactivo y llamativo posible para no perder el interés por parte de los estudiantes de participar y aprender, cumpliendo así con una presentación de recursos educativos inclusiva en donde todos los estilos de aprendizaje estén cubiertos.
Todos los recursos anteriormente mencionados son acompañados de una clase online, con un horario fexible pero constante semanalmente y ordenado, pensando en la realidad de las familias de mis estudiantes, en donde el «warm up» se convierte en un ¿Cómo están?, ¿Qué han hecho?, ¿Cómo se sienten? para, luego, recordar el ambiente de sana conviviencia que necesitamos entre todos para tener una clase que nos ayude a cubrir las necesidades educativas de mi grupo de estudiantes, respetando los tiempos y ritmos de aprendizaje de los compañeros que los rodean. Una vez que realizamos esta etapa, podemos resfrescar lo visto la clase anterior y seguir con la estructura Inicio – Desarrollo – Cierre, utilizando como apoyo el recurso tecnológico previamente señalado.
Es imposible no mencionar el primordial e importante lugar que se le debe dar a la voz durante la clase, ya que si antes era nuestro cuerpo el que utilizábamos para acompañar nuestras explicaciones junto a nuestras expresiones faciales, la voz ahora toma la iniciativa y el papel protagónico dentro de nuestra clase, tanto para explicar el contenido, como para ir motivando y felicitando a los estudiantes por cada paso que dan dentro de esta nueva modalidad de clases; ya que si para nosotros este nuevo mundo pedagógico al que nos enfrentamos es difícil y complejo, para nuestros estudiantes es una aventura inigualable, en donde la concentración como nunca antes vista toma un papel preponderante. Mas aún cuando todo esto pasa mientras son atacados audiovisualmente durante todo el día con noticias en donde el mundo de los adultos se presenta vulnerable y sin soluciones ante este contexto mundial, mientras observan como sus familias batallan contra el contexto económico y de salud.
Es importante también recalcar que, además de la clase online y los recursos utilizados, hay una ventana abierta de par en par, en donde el uso de redes sociales como Facebook, Tik Tok, Youtube, Instagram o Whatsapp, las que una vez fueron clasificadas por muchos como nuestras enemigas, hoy se transforman en nuestras más grandes aliadas, por lo que los invito a explorarlas hoy más que nunca y darles un uso pedagógico, como muchos de mis colegas ya lo están haciendo.
Para finalizar, solo les quiero recordar algo que siempre es bueno tener en mente, el buen profesor jamás deja de aprender y siempre está abierto a nuevas ideas que vayan en beneficio de sus estudiantes. Te invito a revisar y evaluar tus clases constantemente y sobretodo manten un trabajo colaborativo constante con tus colegas ya que una mirada externa de nuestra práctica pedagógica puede ser de gran ayuda.
Comentarios
14 de diciembre
Muy lejano a nuestra realidad…como padres.
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22 de diciembre
La tombola del mineduc esta ocasionando grandes daños acá en el sur, hay localidades sin liceos bicentenarios, con alumnos excepcionales que no pueden optar a estos por no vivir en la misma ciudad…mi ciudad es pequeña, pero hay jóvenes brillantes que están perdiendo su derecho a educación de calidad por una tómbola.
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05 de enero
Lamento la aceptación de «programas » que permiten políticas falaces que… ¿mantienen educación de mala calidad para los otros? Creo que si todos hiciéramos esfuerzos por «mejorar la educación» ESCOLAR en su conjunto” -para todos-, a esta altura ya tendríamos avances significativos en la pedagogía que se practica en todas las escuelas.
Creo que las políticas públicas con programas discriminatorios respecto de la calidad han introducido un sesgo perverso sobre ella, manteniendo aceptables las condiciones que “impiden” el derecho a UNA EDUCACIÓN ESCOLAR DE CALIDAD PARA TODOS.
Por cierto la “calidad para algunos” nos impulsa a obtener los beneficios a los cuales “todos tendríamos derecho”, pero eso se transforma en una forma encubierta de discriminación negativa aceptable respecto de quienes no acceden a “esa” calidad de escolaridad.
Claro que “no es malo” que exista enseñanza escolar de calidad para algunos, pero debemos permitirnos dudar si aceptamos que “se nos induzca voluntariamente” a ser injustos con los que no reciben los beneficios a los que, por cierto, también tienen derecho.
Una de las formas de defender las formas falaces de discriminación es evitando el nombre propio que tienen los realizativos usados en la confección de políticas públicas para el campo educacional; en rigor ellas son un saco sin fondo Hay que preguntarse cuál sería el nombre propio de aquello que los políticos destacan de las políticas públicas: de seguro se encontrarán grandes sorpresas.
05 de enero
Cuando se investiga la educación desde una pretendida profesión que no tiene propiedad sobre lo que hace, sino que debe pedir prestado los saberes a las ciencias que la auxilian para decir lo que puede hacer, los resultados de esa investigación son anticipables en la medida que no tenemos saberes propios para solucionar los problemas que enfrentamos en el ejercicio de nuestro trabajo, que resulta no ser tan profesional en sentido estricto.
Para revisar algo de esta afirmación se puede preguntar ¿Vienen “puros los estilos de aprendizaje en los humanos? La pregunta parece válida para intentar solucionar profesionalmente un problema inventado por el estructuralismo mecanicista que campea o domina en esto de la enseñanza escolar en las escuelas chilenas.
Hace ya tiempo que para contestar esto de los estilos de aprendizaje “desde la docencia escolar”, recurrimos a la psicología del aprendizaje que debe dividir al individuo (léase “individuo” como no dividido), para explicar el problema de sus diferenciales, pero es aquí donde es válido preguntar si los estilos funcionan puros (el humano dividido), o el humano es una mezcla de modos de aprender ajustables a las circunstancias en las que enfrenta un particular aprendizaje (?).
Creo que a la pedagogía escolar le debe ser extraño el niño dividido que la educación ha degradado a objeto que debe ser educado por pedazos que nunca logra unirse para volver a ser uno mismo: ¿seguimos en eso?
Por una nueva pedagogía escolar para este tiempo.
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