Para alcanzar un nivel de aprendizaje en el que se haga un uso efectivo de la tecnología y no aquello que suele ocurrir con demasiada frecuencia en donde el dominio del proceso queda centrado en ésta – ya sea porque no funciona adecuadamente o porque es lo único que funciona-, postulo la importancia de relevar en estos espacios el rol de tutores, expertos en contenidos, profesores, consultores o mentores.
Dicho de otro modo, ponemos el acento en el factor humano y su necesidad de capacitarlo y formarlo a la hora de utilizar las Tecnologías de la Información y Comunicación en procesos formativos ya sea en ambientes académicos o productivos. Algo curioso en el caso de nuestro país, puesto que mientras en el mundo moderno crece la evidencia en relación al uso y eficiencia de estas tecnologías con fines formativos -cuando éstas son movilizadas con capital humano apropiado-, en el nuestro, en pleno proceso de reforma educacional, las TIC sencillamente no existen en términos de su incorporación como política de Estado a este estratégico momento que vive la educación chilena.El rol del Tutor como facilitador del proceso es el factor clave para construir conocimiento colaborativo en Red, del mismo modo como resulta vital el compromiso de participación e involucramiento de los participantes con el proceso.
¿Vamos a seguir, en pleno siglo XXI, a punta de tiza y pizarrón? ¿El profesorado, sobre cuyos hombros recae la calidad, no merece acaso el apoyo de la sociedad, en este caso, en la forma de políticas públicas que doten al país de una institucionalidad robusta, que incorpore a las TIC como aliadas del proceso formativo y proyecte al nuevo modelo educacional en ciernes al futuro que ya se vive en las sociedades más avanzadas?
Desde este punto de vista, las TIC son aliadas idóneas para acometer propósitos formativos. Las competencias necesarias para evitar frustración en su uso, no lo resuelve el mercado. Lo resuelve la formación y para que haya formación en el nivel en que nos encontramos, necesitamos hacer un quiebre que nos proyecte más allá de la información y nos coloque en el espacio del conocimiento y el aprendizaje.
El verdadero poder de los soportes tecnológicos modernos, es justamente el de generar entornos de aprendizaje social o comunitario. He aquí algunas consideraciones basadas en la experiencia y el estudio. Se constituye una comunidad para el aprendizaje, cuando se conjugan adecuadamente los siguientes elementos:
1.-Participantes
La fama que ha ganado últimamente la Web 2.0, lleva a una cantidad no menor de expertos a dar por hecho que los participantes “se peinan” con la tecnología y la formación online. Los responsables y expertos debemos garantizarles a todos, independientemente de su nivel de expertise, las condiciones de acceso mínimo para un uso productivo de estos espacios. Ante la diversidad en la virtualidad, sirve orientarnos por instalar una base común a todos los participantes, en el sentido del Diseño Universal. El que ya sabe, queda invitado a enseñar y compartir solidariamente sus saberes.
2.-Contenidos
Si bien en la formación on line, la selección, diseño y organización de contenidos instruccionales, es una función que corresponde a profesionales pedagogos, una Comunidad de Aprendizaje puede servirse del modo eLearning de empaquetar contenidos o bien apoyarse en otros formatos (Word, PPT, Acrobat, Vídeos). También, una buena práctica es invitar a los participantes a compartir en el espacio virtual sus contenidos y reflexiones.
3.- Tecnología
La tecnología más apropiada a un proceso formativo será aquella que nos permita facilitar la interacción sincrónica y asincrónica entre todos los actores del proceso: participante-contenidos ;-participante-tutor- movilizador-; participante–participante;–participante recursos de la red. Se trata de facilitar el encuentro virtual, la cooperación y solidaridad en el aprendizaje social o comunitario que ancle la construcción del conocimiento.
4.-Evaluación como retroalimentación
La evaluación la asumimos como una de las piedras angulares del proceso formativo por medios virtuales. Sin evaluación sencillamente no podemos hablar de calidad. Es más, dejar pasar esta variable, subestimarla, es un modo muy concreto de contribuir a desprestigiar la modalidad virtual. En esta visión, consideramos una tendencia post-proceso formativo y que guarda relación con la transferencia al puesto de trabajo en el caso de las empresas.
5.-Tutores / Movilizadores/Profesores/Consultores/Mentores.
La generación de conocimiento supone avanzar en términos de competencias, de quienes asumen esta vital función. Según esta mirada, tres son las competencias clave que debe poseer un Tutor/Movilizador/Profesor/Consultor/Mentor virtual.
a.técnicas-tecnológicas, referidas a la herramienta y su uso.
b. competencias psicopedagógicas, referidas a su capacidad para conducir y orientar procesos de aprendizaje.
c. competencias comunicacionales, referidas a su capacidad para generar un entorno de trabajo productivo individual y grupal entre los participantes.
El rol del Tutor como facilitador del proceso es el factor clave para construir conocimiento colaborativo en Red, del mismo modo como resulta vital el compromiso de participación e involucramiento de los participantes con el proceso.
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