Las monedas digitales han ido de a poco ganando espacio en el modo que hacemos y entendemos las transacciones en los distintos mercados. De hecho, Chile durante el año 2017 y el presente ha lanzado dos criptomonedas: la Luka y la Chaucha, que han tenido un fuerte golpe, ya que la banca privada decidió de forma unilateral cerrar las cuentas a los exchanges CryptoMKT, Buda.com y Orionx (cerrada por el Banco Estado). El objetivo de lanzar estas monedas en el país es el dar a conocer este fenómeno de modernización financiera a nivel mundial y su funcionamiento. Esto dista mucho del por qué Venezuela ha lanzado su propia criptomoneda, la razón es hacer frente a una de la peores crisis económicas que ha golpeado al país en el último tiempo.
El origen de la criptomoneda venezolana llamada Petro, empezó en una gira de Chávez por el medio oriente donde planteó la idea de crear una moneda internacional que estuviera respaldada por distintos recursos naturales (RRNN), en especial el petróleo, esto quiere decir, que si alguien quiere cambiar un Petro se le pagará el valor de un barril de petróleo. En diciembre del 2017 Maduro anunciaba la creación del Petro a la par del Observatorio Blockchain de Venezuela el cual tendría por función el registro de las transacciones digitales. El 20 de marzo del presente año se inició la etapa de venta, en la misma semana el presidente de los Estados Unidos, Trump, firmó una orden ejecutiva que prohíbe cualquier transacción con la moneda venezolana.Si el Petro es capaz de levantar el cerco de sanciones entonces sí podría ayudar a mitigar el problema económico del país, ya que Venezuela sería capaz de conseguir dinero para pagar sus deudas y aminorar la crisis de escasez
El Petro es la primera criptomoneda que es emitida y controlada por un Estado. Su objetivo último, es poder mitigar la crisis de escasez e intentar estabilizar una economía que según el FMI llegaría a una inflación del 2300% el 2018.
Para lograr esto, el Petro tiene la misión de poder bypasear las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos, donde ni el ejecutivo ni la petrolera estatal PDVSA tienen la capacidad de emitir deuda en los círculos de influencia estadounidense, lo que ha llevado a agudizar la crisis porque retrasa el pago de intereses y afecta las importaciones (comida y medicamentos). Si el Petro es capaz de levantar el cerco de sanciones entonces sí podría ayudar a mitigar el problema económico del país, ya que Venezuela sería capaz de conseguir dinero para pagar sus deudas[1] y aminorar la crisis de escasez. Sin embargo, para lograr lo anterior que sí es teóricamente posible, un aspecto clave es la confianza que esta moneda entrega al mercado. Como cualquier moneda en el mundo, su utilización debe basarse en la confianza que los actores económicos le entregan para el intercambio de bienes y servicios.
Lamentablemente tal confianza está muy objetada en Venezuela donde ya varias agencias crediticias la han declarado en default selectivo por no pago de sus intereses de bono de deuda anteriores. Pero esta confianza, necesaria, podría aumentar en el entendido que la moneda está respaldada por el recurso no renovable más importante del mundo: el petróleo y otros commodities como el oro y diamantes, lo que llevaría a atraer nuevos inversionistas.
Otro elemento clave para que el Petro cumpla su objetivo son sus aliados estratégicos: China y Rusia. El último, ya ha declarado intenciones de invertir en la nueva criptomoneda y de empezar intercambios comerciales con la criptomoneda Petro. Si a esto se le suma China, enfrascada en una guerra comercial con Estados Unidos, la criptomoneda venezolana podría cumplir su principal propósito: romper el cerco económico impuesto por Washington que ha agudizado aún más la crisis socio-económica en el país petrolero.
Por Francisco Gómez Ávalos / Economista / Observatorio ODS ICAL/ Abril 2018
[1] La deuda externa de Venezuela llega a los 150 mil millones de dólares (60% del PIB de Chile).
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