En la Cámara de diputados se tomará una de las decisiones más importantes en la historia de la pesca artesanal y la captura de Jibia en Chile, se legislará para utilizar un aparejo selectivo conocido como Potera y así poner fin a la pesca de arrastre, al menos en esta especie.
Una medida que beneficia al recurso pesquero, a los pescadores artesanales, a las plantas de proceso de menor tamaño, una medida que empareja la cancha entre quienes están en la captura, la distribución, el proceso y la exportación de este recurso, una medida que además está en línea a la forma como se capturan estos calamares en el resto del mundo, pero atención, el fin a la pesca de arrastre en la Jibia afecta los intereses de un par de empresas de la industria pesquera que utilizan barcos de arrastre y no quieren invertir en nuevas tecnologías.
Estamos nuevamente en presencia de un lobby feroz, tal como lo vimos durante la tramitación de la ley de pesca y todos sabemos cómo eso terminó, cuánto dinero corrió y cuántos heridos dejó esta ley.
Entonces, empieza el lobby y el bien común es apenas romanticismo cuando se trata de amenazar intereses de la pesca industrial. Estas empresas pertenecen a Asipes y ya han desplegado un lobby en el Congreso para impedir el avance de esta tramitación, movilizando trabajadores y a dirigentes cercanos a los que les hacen leer minutas de un discurso que aún no logran aprenderse, porque es un discurso industrial y no sindical, en el desfile aparecen también gerentes de empresas, pero los dueños monitorean desde lugares oscuros sin ser vistos y comiendo kuchen, mientras periodistas asociados a una agencia de comunicaciones del Bío Bío redactan noticias y comunicados en coordinación con la periodista de Asipes.
Es historia conocida verdad, pues al menos para el sector pesquero sí, será un espejo de lo ocurrido en la ley de pesca; buscarán sesgar los datos, imponer una falsa verdad y destruir la imagen y no los argumentos, de todos quienes opinen distinto, porque para la industria pesquera en la estrategia del todo vale, el fin justifica los medios.
Los industriales pesqueros defenderán la pesca de arrastre con todo, incluso a costa de impedirán que el Congreso haga su trabajo como en democracia debería ocurrir. Estamos nuevamente en presencia de un lobby feroz, tal como lo vimos durante la tramitación de la ley de pesca y todos sabemos cómo eso terminó, cuánto dinero corrió y cuántos heridos dejó esta ley.
Hay que saber que si esta moción parlamentaria, que limita la pesca de arrastre en la jibia, avanza, el gobierno podría cumplir uno de sus principales compromisos de campaña, además plasmado en su programa de gobierno, “Terminar progresivamente con la pesca de arrastre”, pero de verdad porque limitaría el esfuerzo pesquero que de verdad se realiza sobre especies vulnerables. Sin embargo cumplir el programa no sería por convicción propia, sino que gracias a los diputados Daniel Núñez (PC) y Víctor Torres (DC) autores del proyecto de ley en comento.
En el sector es sabido que el Subsecretario no comparte las convicciones de Pesca que están en el programa de gobierno y que este no será cumplido, más bien será traicionado, afectando la fe pública de todos los chilenos no solo de los pescadores ni de las empresas de menor tamaño. Ni siquiera un 10% del programa de gobierno alcanzará a cumplirse, así, menos podremos creer que un proyecto para cambiar la ley de pesca será siquiera presentado o ingresado a tramitación. Cabe recordar que aún existe mucha influencia de la industria pesquera en la política, recordemos que el primer Subsecretario de pesca de Bachelet tuvo que renunciar una vez que se descubriera que su esposa trabajaba para Asipes un escándalo reciente y que además su sucesor en el cargo está en contra de la moción parlamentaria de Núñez y Torres.
Un poco de historia
Chile ha ocupado durante más de diez años el tercer lugar en capturas y desembarques de Jibia en todo el planeta ubicándose siempre detrás de China y Perú, y solo sobre México, pero por primera vez desde el año pasado un fenómeno climático dejó a Perú y China prácticamente sin pesca, entonces Chile pasó a la delantera y se convirtió en líder y oferente indiscutido de Jibia por única vez en su historia. Cabe insistir, que esto se debe a fenómenos climáticos muy puntuales, pero que despertaron el apetito voraz de la industria pesquera. Obvio, con cargo al mundo artesanal. que venía hace décadas construyendo historia de la mano con las pequeñas y medianas plantas de proceso que no tienen barcos. Aclaro que la Jibia se captura por la flota internacional China con “poteras»: aparejo selectivo que discrimina entre especies adultas de las juveniles, mientras en Perú la especie es exclusiva de los pescadores artesanales quienes capturan a línea de mano.
Chile en tanto, reserva por derecho y sin licitación un 20% de la cuota global de Jibia a los Industriales pesqueros, quienes han utilizado Barcos de arrastre y Cerco (artes de pesca no selectivos que capturan juveniles y adultos sin discriminación) los mismos barcos que usan para capturar Merluza Común y Jurel, dos especies que ellos recibieron por la ley de pesca a razón de un 60% y un 90% para siempre. El otro 80% de la jibia se captura por línea de mano, o sea, una por una a manos de los pescadores artesanales en botes sin cubierta, quienes generan más de 10.000 empleos directos durante este proceso y en plantas sin barco unos 5.000 empleos. Plantas procesadoras que en Coquimbo, Valparaíso y Bío Bío viven exclusivamente de este recurso y del abastecimiento artesanal. Con todo, China no es un enemigo de Chile, al revés es un mercado altamente demandante y su zona de pesca (FAO 87), está ubicada frente a las costas peruanas en altamar y no frente a Chile. Es importante advertir que el único país en el mundo que captura jibia con arrastre es Chile, que el único enemigo visible y a combatir es la pesca de arrastre que más temprano que tarde dejará nuestro mar convertido en un árido desierto.
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