El 16 de abril de cada año se conmemora el Día Mundial Contra la Esclavitud Infantil en homenaje a un niño paquistaní de nombre Iqbal Masih, quien a los 4 años fue entregado por su padre a un fabricante de alfombras para saldar una deuda de 600 rupias. En 1992, a los 10 años, escapa de la fábrica y se dedica a denunciar el drama de miles de niños que viven esclavizados. Logrando, entre otras, el cierre de la fábrica en la que trabajó tantos años y el encarcelamiento de su dueño. El 16 de abril de 1995, domingo de Pascua, cuando tenía solo 12 años, Iqbal recibió un disparo mortal mientras montaba su bicicleta.
En 1998 en su memoria las Naciones Unidas instauró el 16 de abril, como Día Mundial contra la Esclavitud Infantil. Iqbal en su trágica y corta vida logró convertirse en símbolo de lucha contra este flagelo.
Historia
Por muchos siglos la esclavitud era algo normal y había sociedades que tenían más esclavos que personas libres.
Durante el siglo XIX fue abolida en la mayoría de los países, pero y al mismo tiempo, con el auge del capitalismo industrial, los niños fueron una de las víctimas predilectas de los abusos laborales, por ejemplo, gracias a su pequeño tamaño eran muy solicitados en la minería del carbón y como deshollinadores, con el beneficio adicional que son sumisos y no causan conflictos.
Podríamos creer que son cosas del pasado, pero, continúa existiendo en pleno siglo XXI y más presente que nunca. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) más de 160 millones de niños de entre 5 y 17 años no van al colegio al ser obligados a efectuar trabajos forzados, matrimonio forzoso, explotación sexual, convertidos en niños soldados, tráfico de droga y como verán, todas son tareas impropias para su edad y que afectarán negativamente su integridad emocional y física.
También es importante conocer que la gran mayoría de los productos que consumimos y utilizamos tienen al inicio de sus respectivas cadenas de producción alguna forma de explotación laboral, en este caso la esclavitud infantil. Se encuentra en plantaciones de algodón, té, plátano, café, azúcar, cacao y aceite de palma; materias primas que proveen a grandes marcas como: Nestlé, Kraft, Coca Cola, Colgate y Unilever. Las empresas del vestuario como Zara, Nike, Adidas y Rebook encabezan la lista de marcas de ropa que se benefician de la explotación laboral infantil. En las baterías de aparatos tecnológicos de empresas como Apple, Microsoft, Amazon, Dell, Tesla, Nintendo, Nokia y Samsung.
Es conclusión, la peor forma de explotación laboral, como es la esclavitud infantil, es uno de los pilares de la economía global al permitir disminuir los costos de producción
Explicación y posible solución
Los grandes empresarios, inversionistas y administradores de empresas tienen que intervenir y entender que cumplen un rol social y sus decisiones van a afectar e influir al conjunto de la sociedad, por lo mismo, debieran tomar sus decisiones siguiendo normas y principios éticos para impedir y limitar las injusticias
Nuestro estilo de vida ha sido modelado y estructurado por personas e instituciones que tienen como principal motivación el lucro y el poder, aquí el modelo económico neoliberal es una herramienta que cumple muy bien este propósito y en años de implantación fue transformando y moldeando al ciudadano común para ser servidores del mercado y esclavos ciegos del consumismo. Situación que facilita que la explotación laboral se perpetue gracias a una indiferencia generalizada. A los grandes empresarios les sirve por ser mano de obra barata que les facilita aumentar sus ganancias, a otros no les importa por afectar a niños pobres que viven en lugares muy distantes, unos pocos lo saben, pero entienden que si recibieran algún pago esto afectaría el precio de las cosas y por último está la mayoría que se mantiene ignorante de esta situación, ignorancia incomprensible en el mundo globalizado de Internet.
Quienes se benefician del modelo económico buscan rentabilizar sin considerar el sufrimiento, injusticia, muerte y destrucción medioambiental que generan, su único objetivo es el aumento ciego y continuo de la utilidad económica. La que invariablemente termina en un segmento cada vez más reducido y privilegiado de la sociedad que ya es inmensamente rico.
Aquí no está en cuestionamiento que algunas personas sean cada vez más ricas o que incremente el PIB del país, lo que se condena es que esa riqueza y crecimiento económico sea fruto del sufrimiento de otros seres humanos y/o destruyendo la naturaleza o sin considerar los daños futuros.
En el artículo anterior, hablé de las zonas de sacrificio y lo inmoral que niñas, niños y adolescentes se encuentran expuestos constantemente a altas concentraciones de contaminantes venenosos, situación que los afectará gravemente en su desarrollo intelectual y físico futuro y es simplemente por la “mala suerte” de haber nacido en una zona de sacrificio como ocurre en: Calama, Chuquicamata, Antofagasta. Iquique, Tocopilla, Mejillones, Huasco, Quinteros, Puchuncaví o Coronel.
Cuando se estudia el neoliberalismo y se agrega la necroeconomía y necropolítica es posible comprender las injusticias y abusos que ocurren hoy en el mundo. Si bien unos de los dogmas neoliberales que es “Maximizar las utilidades y minimizar los costos” que siguen fielmente los administradores de las grandes empresas es válido, pero no puede ser aplicado ciegamente.
Es cierto que el mercado por sí solo y de forma automática no resuelve los problemas sociales por carecer de sensibilidad y humanidad frente a la justicia social, el cuidado del medio ambiente, protección de los recursos naturales, la cultura, etc. Sabiendo esto, los grandes empresarios, inversionistas y administradores de empresas tienen que intervenir y entender que cumplen un rol social y sus decisiones van a afectar e influir al conjunto de la sociedad, por lo mismo, debieran tomar sus decisiones siguiendo normas y principios éticos para impedir y limitar las injusticias. Por la responsabilidad que cae sobre sus hombros, no tienen que ambicionar ser los mejores y más ricos del planeta, sino que buscar ser los mejores “para” el planeta, colocando a las personas y la naturaleza por encima de las ganancias personales, las que invariablemente les va a llegar, solo que en menor cantidad.
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ffrias9
Don Arturo, mientras tomen sus decisiones siguiendo normas y principios éticos para impedir y limitar las injusticias, da lo mismo si son privados o el Estado o ambos. El objetivo es que nadie se llene los bolsillos aprovechándose de la desgracia ajena y/o destruyendo el medioambiente.
Saludos
abechtold
Sólo recordarle don Fernando, que la antítesis del «neoliberalismo» es que los políticos manden en todo. ¿Sería mejor eso?