Me pregunto si estamos discutiendo estos temas lo suficiente, en el contexto de la formación de futuros profesionales y ejecutivos. Y si estamos haciendo lo suficiente para que en las empresas (y en el Estado) se entienda la importancia de respetar y promover la libertad de asociación y negociación colectiva, el derecho a la salud y el medio ambiente, el respeto a las comunidades indígenas, entre otros.
Los derechos humanos no son un asunto netamente político o jurídico. Si bien los Estados tienen una responsabilidad fundamental en su promoción y cuidado, estos derechos pueden ser defendidos o violados por los individuos y las organizaciones. En última instancia, constituyen un conjunto de compromisos recíprocos, y no materia de acuerdos separados de cada uno con el Estado.
Las empresas no pueden por lo tanto creerse ajenas a las cuestiones relacionadas con derechos humanos. No sólo porque tienen la posibilidad de promoverlos, sino también porque día a día se desenvuelven en un terreno resbaladizo, en el que – a veces conscientemente, a veces sin quererlo – pueden convertirse en cómplices, infractores o beneficiarios culposos de su violación.
Hay múltiples maneras de fallar a la carta universal de derechos humanos: a través de condiciones indignas de trabajo, o beneficiándose de trabajo infantil o esclavitud, deteriorando la salud y el medio ambiente, reprimiendo la libertad de expresión o asociación, o pasando a llevar derechos ancestrales.
Las empresas pueden incurrir directamente en estas fallas, pero lo más común es que se beneficien indirectamente, a través de contratistas en países donde las regulaciones son más débiles o dejando que algún gobierno haga el “trabajo sucio”.
Varias organizaciones internacionales están empeñadas en exigirle a las empresas el cumplimiento de sus responsabilidades en materia de derechos humanos. Una estrategia es la creciente información sobre el tema, para que los consumidores y los inversionistas castiguen a las empresas infractoras. Otra estrategia es reforzar las regulaciones, tanto nacionales como internacionales.
Cuando se habla de este tema, mucha gente piensa que nos referimos sólo a los llamados “Estados fallidos”, pero en Chile necesitamos discutir más al respecto. La libertad de asociación y el derecho a negociar colectivamente, que en el resto del mundo se consideran derechos básicos, son socavadas persistemente por las prácticas y el discurso de empresarios y profesionales. Casos como el de Freirina, inaceptables en el mundo actual, aparecen con recurrencia. Y la participación de las empresas en el conflicto mapuche (no sólo ahora, sino también en su gestación mediante la redistribución de la propiedad) merece ser analizada con lupa.
Me pregunto si estamos discutiendo estos temas lo suficiente, en el contexto de la formación de futuros profesionales y ejecutivos. Y si estamos haciendo lo suficiente para que en las empresas (y en el Estado) se entienda la importancia de respetar y promover la libertad de asociación y negociación colectiva, el derecho a la salud y el medio ambiente, el respeto a las comunidades indígenas, entre otros.
——
Fuente de fotografía
Comentarios
10 de diciembre
Cuando en 1957 ó 58 obtuve mi primer trabajo (en Conservas Aconcagua) quedé automáticamente adscrito al sindicato o sea la inscripción al sindicato era automática y pensar que ahora, a más de 50 años, los trabajadores temen hacerse socios de los sindicatos de sus empresas (cuando han logrado formarse) porque esto es mal visto por sus empleadores ¿Qué tal?.
0
10 de diciembre
Es lamentable. Colegas míos, cuando asumen un nuevo cargo, una de las primeras cosas que hacen es identificar a los «conflictivos»
12 de diciembre
Una de las cosas que suele olvidarse es que el Estado es el primer gran abusador de derechos humanos y el que permite a particulares pasarlos a llevar sin consideración subvencionando su irresponsabilidad con el medio ambiente, que finalmente es burlar derechos de propiedad de personas comunes en favor de derechos de propiedad de grandes empresas privadas o públicas, como el caso de la Greda.
Esto, no sólo directamente sino favoreciendo a la camarilla de corporaciones empresariales cercanas a los gobiernos de turno.
Se digan estos socialistas, liberales, de derecha o izquierda.
El caso de Freirina denota ese nexo profundo entre la camarilla de gobierno y el empresariado.
¿Quién permitió la instalación de dicha planta en el 2005? ¿Quién era la autoridad medioambiental en ese momento? ¿Qué nexo había entre los dueños de la empresa y ese gobierno? ¿Qué nexos existen hoy día?
Por eso me parece irónico por ejemplo que en el caso de Freirina, desde la Concertación se enarbole una especie de bandera ecológica para criticar a la Alianza, que no obstante, antes no había existido para impedir la instalación de la planta.
Tampoco existió en Campiche durante 2009 por ejemplo, donde el poder político favoreció de manera descarada a una gran corporación.
Más irónico es que algunos, haciendo esa crítica, obvien que Bachelet tenga nexos cercanos con el dueño de Agrosuper.
Al primero que debemos exigir respetar los derechos humanos es al Estado y eso implica no concederle derechos que nadie tiene.
Saludos y paz
0
12 de diciembre
Estimado Jorge: coincido en gran parte de lo que dices. La columna es sobre las empresas, por eso no hablo del Estado, pero eso no quita que tenga deudas importantes en esta materia. Sobre lo de Freirina, acababa de enviar una columna que ya publicaron, y que hace un planteamiento similar. Hay que agregar por ejemplo el incumplimiento de derechos básicos en arias materias laborales. Y así. Hay pega que hacer. Saludos.
12 de diciembre
(Vuelvo a publicar este comentario, no sé si ve el que envié antes) Estimado Jorge: coincido en gran parte de lo que dices. La columna es sobre las empresas, por eso no hablo del Estado, pero eso no quita que tenga deudas importantes en esta materia. Sobre lo de Freirina, acababa de enviar una columna que ya publicaron, y que hace un planteamiento similar. Hay que agregar por ejemplo el incumplimiento de derechos básicos en arias materias laborales. Y así. Hay pega que hacer. Saludos.