Un banco español establecido en Chile lleva adelante por estos días una campaña radial en la cual publicita sus créditos personales. En algunos de estos avisos publicitarios se escucha el diálogo de una pareja que claramente no cuenta con dinero suficiente para hacer un asado (como lo están haciendo sus vecinos), o para celebrar en grande el cumpleaños de un hijo menor. Esta “grave carencia” será solucionada, desde luego, por un oportuno crédito de la entidad financiera.
Todos tenemos claro que hay mejores y peores argumentos de venta, pero lo que resulta preocupante, en este caso, es que la motivación empleada en esas cuñas publicitarias pudiera resultar eficaz para el propósito que el banco persigue.
En el concierto mundial, si medimos la deuda en relación con el PIB, Chile es un país poco endeudado. Sin embargo, a nivel personal, los chilenos presentamos el más alto nivel de endeudamiento per cápita en América Latina.
De ser así, los auditores quedarán convencidos de que deben endeudarse –con ese banco, naturalmente— para financiar gastos de consumo tales como asados y fiestas familiares. El banco hará su negocio, la agencia publicitaria quedará validada en su aguda percepción de la idiosincrasia nacional y nosotros, o al menos algunos de nosotros, quedaremos preguntándonos cómo es posible que nos dejemos manipular de forma tan burda.
En el concierto mundial, si medimos la deuda en relación con el PIB, Chile es un país poco endeudado. Sin embargo, a nivel personal, los chilenos presentamos el más alto nivel de endeudamiento per cápita en América Latina. Y esta situación es especialmente crítica entre los jóvenes.
Tener deuda no es, en sí mismo, bueno ni malo. Las empresas de todo tamaño hacen uso del crédito para llevar a cabo sus proyectos de inversión y sus procesos de producción y comercialización. En nuestra realidad, millones de personas sólo pueden adquirir una vivienda mediante el crédito hipotecario. Muchos recurrimos al endeudamiento para invertir en el equipamiento del hogar o para comprar bienes durables, como un automóvil.
Para calificar el endeudamiento necesitamos relacionar su monto con la magnitud de nuestro patrimonio, contrastar su estructura de vencimientos con la cuantía y oportunidad de nuestros ingresos. Es muy importante el destino que demos a los fondos obtenidos al contratar un crédito y es fundamental tener un grado de seguridad en las fuentes de recursos que nos permitirán dar cumplimiento cabal a las obligaciones contraídas.
En cualquier caso, no parece razonable promover el endeudamiento para financiar el consumismo y, sin duda, parece derechamente reprobable fomentar sentimientos de inadecuación para inducir a las personas a contratar créditos con el fin de cubrir gastos esencialmente innecesarios.
Por mi parte, tengo la intención de nunca pedir un crédito para hacer un asado y confío en que mis hijos nunca pidan un crédito para celebrarme el cumpleaños.
Comentarios
04 de octubre
Si lo comparamos con el neoliberalismo no hay mucho que reprocharle al mal llamado «Estado de bienestar». De hecho, el asistencialismo que lo caracterizó por lo menos mejoró la vida de los trabajadores: no solucionó el problema más importante- el de la explotación del hombre por parte del capital- pero hubo más dignidad y respeto por el esfuerzo ajeno. Llegaron los neoliberales y eso se acabó. Los dominantes empezaron a apropiarse de los ingresos, de los recursos, de todo. La concentración de la propiedad fue de tal magnitud que hoy ni siquiera podemos hablar de capitalismo propiamente tal: como nos dice el autor de este artículo el neoliberalismo ya no reproduce las relaciones capitalistas porque su lógica consiste en el robo.
En otras palabras, el capitalismo extrae plusvalor y acumula riqueza (aún por desposesión y explotación), pero al mismo tiempo expande las relaciones capitalistas, por eso se asienta en el trabajo y en el empleado entendido como mercancía. Pero, el neoliberalismo no crea riquezas sino que se las apropia. Ocurre que este nuevo sistema económico no se basa en la producción de bienes y servicios, en el desarrollo de la industria nacional, en el ahorro interno, en el consumo popular y en el bienestar social sino que reivindica la economía de la especulación, de los papelitos, bonos y espejitos de colores. Hace mucho que el capitalismo dejó de producir para convertirse en un saqueo globalizado a partir de los dictámenes del libertinaje del mercado.
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04 de octubre
Lamentablemente estamos viviendo la era de la codicia, del capitalismo salvaje, en que el 1% acapara una parte cada vez mayor del producto en desmedro del 99%
05 de octubre
Ante la misma arremetida que no mira mas allá de lo cerceno…¿cuando en la historia la cosa era mejor?…¿Grecia? ¿roma? ¿En la colonia? ¿En la revolución industrial?…¿había una epoca donde todos eran felices, sin deudas, sin escasez, todos iguales?…
Quejarse esta de moda, claramente. Y vislumbrar un estadio cultural bonito, tambien. Pero de ahí a retratar esta epoca como practicamente lo peor que le ha pasado a la humanidad, es propio de los que se miran el ombligo.
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05 de octubre
La gente que se queja es la que, en ese comercial, dice que tiene que endeudarse para hacer un asado, o para festejar un cumpleaños. Esa es la gente que se queja. La retórica de la queja, la eficiencia, el trabajo, está invertida en su significado. La dice la gente más floja, más cómoda, la más quejumbrosa también. Lo que está diciendo el autor es la verdad, y no tiene ningún sesgo ideológico. No tiene nada que ver endeudarse para comprar un artículo que no se necesita, que endeudarse para comprar, por ejemplo, una casa.
05 de octubre
Estimado, estamos de acuerdo, endeudarse para comerse un asado suena a desproposito. Pero el punto es que el banco muestra el lado lúdico de hacerlo, para incentivarlo; al igual que el supermercado con el » combo» , o cualquier tipo de promoción que busca que consumamos mas allá de nuestra intención inicial. En particular, cualquier incentivo a consumir podría ser cuestionado ( y es muestra del horroroso sistema neoliberal…) , sin reparar que ese consumo provoca que otras personas puedan tener trabajo para producir esos bienes y servicios. Es la paradoja de el sistema economico: el consumo hace que la gente pueda consumir.
¿Es bueno o malo?. ..es dificil decir, pero como muestra, ha permitido que la humanidad este en un estado que ha permitido que la mayoría de los ciudadanos bajo este sistema puedan vestirse, comer y vivir, como ningún otro en la historia pasado. Y eso no es poco