Ayer 16 de febrero ví que circulaba en las redes sociales un llamado para ir a manifestarse a las siete de la tarde en la plaza de la Constitución, en contra de la decisión de autorizar la explotación del carbón en la Isla Riesco en Magallanes y en contra de los mega proyectos de termoelectricidad. Decidí ir, e incluso pensé en invitar a una amiga alemana, ciertamente ecologista. Felizmente no lo hice.
A las siete circulábamos algunos por los alrededores de la plaza. Estaba rodeada de carabineros, con sus uniformes habituales. Aunque en un número mucho mayor que el de costumbre. Sentí la tensión que solía sentir en tiempos de la dictadura (tiempos pre- internet) cuando nos convocábamos para manifestarnos y circulábamos por el puntos, disimulados, hasta que alguien lanzaba una consigna, un grito y panfleto y los demás nos acercábamos y coreábamos las consignas ("se va acabar, se va a acabar…") y rápidamente se unía más gente hasta que llegaba el Grupo Móvil y los gases y demás. Recordé a los jóvenes del movimiento Sebastían Acevedo y aunque las diferencias entre manifestarse en dictadura en contra de la dictadura y en contra de una decisión gubernamental en democracia son abismales, no pude evitar ver cierto paralelismo. Jóvenes que se movían, expectantes, pequeños grupos, algo iba a pasar.
Finalmente, con un par de pancartas adelante, más algunas banderas del Partido Humanista, se juntó un grupo de gente, mayoritariamente joven. Muchas cámaras, mucho video, muchas fotos. Comenzaron a gritar consignas que ya eran viejas cuando en el siglo pasado salíamos del Pedagógico a protestar contra Frei padre: "Frei escucha (en este caso Piñera, escucha)… ándate a la chucha" y varias por el estilo. No había el bombo con el que suelen manifestar los argentinos, ni comenzó con un petardo al cielo, como dictan las buenas prácticas piqueteras. Las pancartas alusivas eran pocas, casi invisibles.
Me alegré de no haber invitado a la alemana. Me sentí patéticamente fuera. Y la manifestación no era para animar a nadie.
Después recordé otra concentración. En mi pueblo natal, Chuqui. Una tarde fría del año 58, con Allende como candidato a la Presidencia. A lo sumo éramos cien personas. Arriba, en la vereda frente a los billares "El Gallo", Allende, Neruda, Corvalán y otros dirigentes. Abajo, los mineros. Corría el viento frío del atardecer del desierto, y flotaban unas pocas banderas rojas. Yo tenía nueve o diez años. Habló Neruda, con su pausada voz de poeta. Dijo algunos versos de su Canto General y fue como una oración. Después, habló Allende, y a medio siglo de distancia todavía recuerdo que comenzó su discurso diciendo algo así como "Aquí en este rincón de Chile que algunos niegan que sea de Chile, que sea nuestro, les decimos ¡Chuqui es de Chile, es de los chilenos!" .
Eramos pocos, unas cien personas… pero era Chuqui, en ese tiempo territorio de la Chilex Exploration Company con sus Vigilantes y sus Pulperías, en donde estaba prohibido ser comunista y apenas tolerado ser socialista. La concurrencia era escasa, pero los oradores eran Allende y Neruda. Ayer, en el corazón de Chile, éramos unas doscientas personas. No había bombo. No ví a Greenpeace con quienes esperaba juntarme porque pago mis cuotas rigurosamente. No hubo discursos memorables, apenas alusiones al carbón, a las termoeléctricas… mucho "ándate a la chucha" que parecían lanzados ex-profeso para desvirtuar el asunto.
¿Será que nos merecemos el futuro que nos están imponiendo?
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Foto: Veoverde
Comentarios
17 de febrero
Yo fui, y me sumo a tus comentarios…
falta mencionar que el asunto se desvirtuó cuando la chica del megafono dijo q nos juntabamos en primer lugar para reclamar por el apoyo a la intendenta del biobio, por el transantiago y por isla riesco…
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17 de febrero
Pareciera que la nostalgia nubla el reconocimiento a la descomposición social que hemos vivido gracias al mercado y su revolución Pinochetista.
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17 de febrero
Hola Iván. No entiendo tu comentario. ¿Puedes ampliarlo? Coincido plenamente con la descomposición social, pero ¿Qué tiene que ver con la nostalgia y cómo la nubla?
18 de febrero
Hola Alfredo…
«Me alegré de no haber invitado a la alemana. Me sentí patéticamente fuera. Y la manifestación no era para animar a nadie.» «¿Será que nos merecemos el futuro que nos están imponiendo?»
¿Por qué te sentiste fuera? ¿porque esperabas otra cosa, algo como un discurso de Allende? ¿o bombos y petardos?
Yo creo que debiste haber invitado a la Alemana, haberle mostrado lo difícil que es comprender una sociedad descompuesta, neo-liberalizada de forma revolucionaria, de lo difícil que es aceptar que el metarrelato de la historia de la izquierda fue eliminado del imaginario social, y de lo difícil que es agruparnos bajo una consigna, porque todos sospechamos de todos y de sus luchas, especialmente cuando se hacen públicas.
¿Nos merecemos esto? Yo creo que no somos esto. Ya no somos jóvenes en los 60s escuchando a Allende o Neruda, ni tampoco somos piqueteros argentinos. Entender lo que somos es una tarea titánica de la historia. Actuar a partir de ello es mucho más difícil. Quiero creer que somos solidarios y empáticos, respetuosos de la vida y que podemos hacer algo con eso aún. Tu relato es nostálgico, y nos desvía hacia el pasado como si éste hubiese sido mejor.
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18 de febrero
Muy interesante… gracias por la aclaración.
Sí, pero…¿sabes? es que me gusta escribir desde la emoción y no tengo que pedirle permiso a nadie por eso. Escribo desde lo que veo y lo que siento; desde lo que evoco, aunque estoy muy consciente de que mis recuerdos son sesgados.: cincuenta años es mucho tiempo.
Pero reivindico plenamente mi derecho a decir y decir de esa manera. No soy sociólogo, ni politólogo, ni estoy haciendo un «metarelato» ni tampoco quiero que se entienda que estoy afirmando que «cualquier tiempo pasado fue mejor». Siento mucho que te desvíe hacia allá. Pero ese es tú problema, no el mío.
Para no hablar como viejo, señalo que obviamente un llamado a concentrarse sería mejor si: a) hubiese un bombo; b) se largase con un petardo; c) tuviese consignas claras y bien estructuradas respecto del tema que está convocando; d) se hubiesen hecho carteles alusivos. Ahora ya sabemos que el partido Humanista y otro grupo se erigieron en vanguardia. No tengo ningún problema con ello si de lo que se trata es de hacer una buena protesta contra Isla Riesco y ahora, Castilla. Aunque declaro que no estoy disponible para ser carne de cañón de nadie ni de nada: hace tiempo que dejé de ser parte de «las masas». De modo que, líderes, si llaman a lo del carbón, centrémonos en eso. Después llegará el tiempo de alegar contra Piñera, el capitalismo, el neoliberalismo y demás. Las explicaciones respecto de las relaciones entre esos fenómenos y lo del carbón son eso, explicaciones. Movilizarse es otra cosa.
Desde luego me gustaría haber visto también a Greenpeace y las ONGs ecologistas. Mejor aún si se hubiesen coordinado y armado lo que los pinguinos llaman «una coordinadora» con sus «vocerías» y demás.
Tal vez la única manera de salir es andando; pero andando bien.
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