Alzas en combustibles, más un tributo chileno: un juego sin fin

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¿Es verdad que este impuesto específico solamente afecta al 25% de la clase media y pequeñas empresas y que las grandes empresas no lo pagan porque descuentan impuestos de sus autos y combustibles en sus contabilidades?

Así, como montaña rusa, los combustibles (parafina, gas, bencina, petróleo diesel, etc.) suben y bajan, yo me reservo el derecho a exigir una explicación. ¿Es un juego o es un censor para medir el aguante del chileno? Recordemos que allá por el 2006 el precio llegó a $700 afectando a nuestra generación como el valor más caro desde que se inventó el automóvil.

Hoy la pesadilla nos aterra cada día. Añoramos el 2002 cuando el  litro de gasolina de 95 octanos valía $368 hoy día a $862, la de 93 octanos a $842 y la de 97 octanos a $893. Logramos exitosamente dos récord:  en 2006 y 2014 registramos los dos máximos históricos. Si es un nuevo juego, pues respondan, ¿qué ganamos nosotros los del pueblo llano? Si es censor pues diremos que estamos indignados, si otra cosa pues queremos saber.

En esta contienda hemos logrado la cuarta semana de aumentos consecutivos. De seguir a este ritmo de competición, lograremos un aumento promedio de $41 por litro. En regiones ha superado los $ 1.000 y ya tenemos tres máximos históricos de esta extraña lid en la que al parecer clasificamos.

Con la ayuda del 90% de nuestras importaciones de petróleo que consumimos y los precios internos que ajustamos semanalmente conforme a las variaciones internacionales, más el aporte “voluntario” del 25% de los motorizados del país aportando al Estado el 100% del impuesto fiscal que incluye el IVA y aquel bendito impuesto específico que nos vienen castigando de hace 20 años, ya sabemos que el juego continuará y las respuestas de las autoridades, ajenas a las preguntas, serán las mismas:

– Suben los precios de los combustibles derivados del petróleo en el mercado internacional de la Costa del Golfo, debido a un mayor consumo interno de gasolina, kerosene de aviación y diesel en los Estados Unidos.
– Por las actividades de fin de año.
– Como consecuencia de temperaturas más bajas, en el caso del diesel de calefacción.
– El efecto invierno en el hemisferio norte.
– Cuando termina el verano o incluso a la mitad de enero, empezamos a ver estas alzas.
– Por las tormentas de nieve y las temperaturas en el “centro, norte, este y oeste” de los Estados Unidos.
– Por las declaraciones emitidas por Corea del Norte, a su turno Corea del Sur.

Como parte de este juego de las manipulaciones y afectado por este divertimiento, creo tener derecho a requerir respuesta a lo siguiente: ¿Es verdad que este impuesto específico solamente afecta al 25% de la clase media y pequeñas empresas y que las grandes empresas no lo pagan porque descuentan impuestos de sus autos y combustibles en sus contabilidades? ¿Es verdad que dicho impuesto fue hace 20 años para la mayoría de las carreteras y autopistas hoy privadas y sujetas a peajes?

Enfrentado a un tributo tan desregulado y desigual, que afecta al 100% de la clase media y a nuestros pobres surgen violentamente las preguntas: ¿Es posible cambiar la fórmula a que todos paguemos parejito? Pues si todos tributando al mismo fondo aportaríamos menos. Si es imposible, entonces llegamos al fondo de asunto: ¿Es necesario este impuesto? ¿Acaso no hay afirmaciones que Chile es acreedor en el mundo?

Frases de un Ministro: “nunca en la historia ha existido un mecanismo infalible para suavizar las alzas que vienen de la mano de un mayor precio del dólar”. “Lamentablemente así como suben los electrodomésticos, suben los distintos bienes, éste es un bien que toma un precio todas las semanas”.

Mi última pregunta: ¿Alguien ha oído reclamar por el precio internacional de los combustibles? Yo no, solo he escuchado el repudio al más injusto y desigual de los tributos llamado Impuesto Específico a los combustibles.