16 de abril: Día Internacional contra la esclavitud infantil

Este es el artículo número 7 que escribo sobre Esclavitud Infantil, uno de los resultados más perversos de la economía global y la necroeconomía, por lo mismo, me siento obligado a escribir sobre el tema, más hoy, ya que la prolongada pandemia ha agravado aún más este flagelo.

Recuerdo el primero, en junio del 2016, que fue para hablar del joven poeta Xu Lizhi, quien trabajó prácticamente como un esclavo hasta su suicido, el 24 de septiembre de 2014, para la multinacional Foxconn, el mayor fabricante de componentes electrónicos a nivel mundial.

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Este es un día para sensibilizar y saber que hay 400 millones de niñas, niños y adolescentes que sufren explotación laboral en condiciones deplorables y muchas altamente peligrosas, 500.000 son convertidos en niños soldados y 1,2 millones son victima cada año del tráfico sexual infantil

En los otros artículos hablo de un niño paquistaní, de nombre Iqbal Masih, quien fue vendido a los 4 años por su padre a una fábrica de alfombras para saldar una deuda. Fábrica de la que escapa a los 10 años, para luego unirse a un grupo de activistas contra la explotación infantil, logró que se cerraran varias fábricas en las que se explotaban a menores. Por este motivo, fue asesinado a disparos mientras viajaba en su bicicleta, un 16 de abril de 1995 y se convierte en un símbolo mundial de la lucha contra la explotación infantil. Por su ejemplo, las Naciones Unidad fijó la fecha de su asesinato como Día internacional contra la Esclavitud Infantil.

Debemos tener presente que las grandes multinacionales se instalan o importan sus materias primas en países que reúnen las condiciones que le permitan abaratar sus costos y no dudan abastecerse de aquellos que utilizan la mano de obra más barata de todas, que la mano esclava. Para estas grandes empresas, cualquier método es válido si con ello aumentan las utilidades a repartir entre avariciosos e insaciables accionistas.

Están en plantaciones de algodón, té, plátano, café, azúcar y cacao; materias primas utilizadas por grandes marcas como Nestlé, Kraft y Coca Cola. Las empresas del vestuario como Zara, Nike, Adidas y Rebook encabezan la lista de marcas que contribuyen con la explotación laboral infantil. Mucha de la extracción de aceite de palma es para abastecer a empresas como Colgate, Nestlé y Unilever y se realiza con esclavitud infantil y trabajo forzoso. En nuestros aparatos tecnológicos también está presente y beneficia a empresas como Apple, Microsoft, Amazon, Dell, Nintendo, Nokia y Samsung.

Un ejemplo: ¿Cuánto trabajo infantil podemos encontrar detrás de una barra de chocolate? No se sabe la cifra exacta, pero, la respuesta no deja dudas, son demasiados, incluso, si fuera solo 1 ya sería mucho. En las plantaciones de Costa de Marfil y Ghana, los mayores productores de cacao, son explotados más de 2 millones de niños.

Con lo relatado hasta ahora se pueden dar cuenta que este flagelo está presente en la mayoría de los productos que utilizamos, por eso, se le considera uno de los pilares de la economía global.

Este es un día para sensibilizar y saber que hay 400 millones de niñas, niños y adolescentes que sufren explotación laboral en condiciones deplorables y muchas altamente peligrosas, 500.000 son convertidos en niños soldados y 1,2 millones son victima cada año del tráfico sexual infantil. Son niñas, niños y adolescentes que cuando sean adultos, si es que llegan, estarán enfermos física y mentalmente y será simplemente porque no los dejaron vivir su infancia.

Una curiosidad, en la época cuando la esclavitud era legal el valor de un esclavo era equivalente al de un auto actual, pero, hoy son mucho más baratos, en Costa de Marfil los cultivadores de cacao compran niños esclavos por solo 230 euros, que son menos de $200.000.

En Chile, la esclavitud fue abolida 1823, mucho antes que en Estados Unidos, que lo hizo en 1866 y se da  la contradicción que el 2 de diciembre es el “Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud” y los hechos demuestran que, por ahora, es un día de buenas intenciones que no merece ser celebrado.

Para terminar, un poema de Xu Lizhi:

Un nuevo día

Quiero volver a ver el océano

Para contemplar la inmensidad de media vida de lágrimas.

Quiero volver a subir una montaña alta

para intentar encontrar mi alma perdida.

Quiero acostarme en una pradera

y pasar las páginas de la biblia de mi madre.

Quiero tocar el cielo

y acariciar su envoltorio azul celeste.

Pero nada de esto puedo hacer,

así que abandonaré este mundo.

Nadie que me conozca

se sorprenderá de mi partida.

Sin suspiros, sin penas innecesarios:

llegué en el momento oportuno

y me voy también en el momento preciso.