El presidente Ricardo Lagos Escobar a través de la Ley 19943 crea un 22 de abril del 2004 la comuna de Alto Hospicio. Hasta entonces parte de la comuna de Iquique, unos cuantos miles de personas que construyeron y forjaron con tesón y sudor un lugar realmente inhóspito para convertirlo justamente en un Hospicio. Las palabras no son producto de la casualidad y significan más que nunca la naturaleza de la historia de nuestro pueblo.
Sobre la nada se tuvo que forjar una institucionalidad inexistente con un marco jurídico y administrativo atrofiadamente centralista y con escasas capacidades endógenas de levantar un proyecto desarrollo.
Las tareas relativas a educación, salud y vivienda se convierten en los ejes más relevantes para dar respuesta pública. Pero hoy, aún existen sólo dos colegios públicos, un anillo sanitario deficiente para atender la demanda y un grave déficit de vivienda. Es así como Alto Hospicio, debe avanzar en un camino difícil porque ya con más de 108 mil habitantes pasa poco a poco de ser una comuna vulnerable a dar vida una clase media emergente que demanda una visión de desarrollo distinta a la acostumbrada en el pasado.Es así como Alto Hospicio, debe avanzar en un camino difícil porque ya con más de 108 mil habitantes pasa poco a poco de ser una comuna vulnerable a dar vida una clase media emergente
Hoy a 14 años de su creación, la ciudad tiene importantes avances pero con desafíos aún pendientes que deben ser puestos lo más pronto posible en la agenda pública, dotándola de inversión y fortalecimiento de su capital humano. De lo contrario estaremos perdiendo la gran oportunidad demográfica y social de la ciudad para alcanzar índices aceptables de desarrollo humano.
El 60% de la población total de nuestra comuna tiene menos de 30 años, 30.410 de ellos y ellas son jóvenes menores de 29 años. Datos claves (pero faltan más) que nos marcan el camino de hacia dónde debe ir el diagnóstico y la generación de un proyecto local sostenible. Todas las decisiones que tomemos hoy tendrán un efecto no sólo en una gestión inmediata, sino en el desarrollo de los próximos 20 años.
No basta la creación de empleo y la teoría del chorreo para levantar Alto Hospicio. Nuestros jóvenes y adultos jóvenes necesitan de un impulso concertado y con fuerte inversión económica para que se conviertan en el capital de la ciudad, es nuestra propia gente la que debe desarrollar el territorio a través del emprendimiento, la creación de valor, de economía circular y empresas verdes. Más que nunca educación y capacitación serán la herramienta para mejorar las capacidades del éxito.
Un proyecto de desarrollo sostenible debe sin lugar a dudas poner en el centro la perspectiva de género, son miles las mujeres jefas de hogar, madres solteras que muchas veces han dejado en el camino sus estudios para dar que comer a sus hijos e hijas, acompañar y fortalecerlas es de suma urgencia.
Mirar la vivienda no sólo como la satisfacción de una necesidad real, debemos impulsar un segundo plan integral que planifique la ciudad, que cree oportunidades de entrada para las familias. Planificar la ciudad implica determinar cómo deseamos crecer, y de qué forma garantizamos desarrollo sostenible para que con los escasos recursos que tenemos hoy, hagamos frente al crecimiento de la población y la vivienda.
Comentarios