Tras dos partidos nefastos aparece lo peor de nuestra cultura deportiva, el chaqueteo, olvidando las grandes emociones que esta Selección nos ha dado y desconociendo que las opciones siguen vivas. La presente columna surge del optimismo y la confianza que muchos chilenos tenemos en este equipo de fútbol y del profundo deseo de verlos viajando al próximo Mundial cosaco.
Como muchos compatriotas, a mis 39 años, crecí aplaudiendo victorias deportivas que nunca estuvieron conectadas al balón pie, desde las carreras de Eliseo, los raquetazos de Ríos, Massú y González, y los éxitos individuales de Zamorano y Salas, no tengo mayor recuerdo de victorias nacionales colectivas de la envergadura de las Copas Américas. Pero lo más relevante, ver la alegría de mi hijo, eso es impagable.El cambio de mentalidad de estos jóvenes es superlativo, desde el arco a la delantera, entrar a la cancha imponiendo pachorra y controlando el partido independiente del rival, denota una madurez deportiva destacable
El cambio de mentalidad de estos jóvenes es superlativo, desde el arco a la delantera, entrar a la cancha imponiendo pachorra y controlando el partido independiente del rival, denota una madurez deportiva destacable. Es cierto, unas cuantas conductas individuales poco acertadas afectan la imagen proyectada fuera de la cancha, pero seamos claros, la figura pública que se porte bien siempre, que tire la primera piedra.
Por eso me da tanta pena la actitud de muchos hinchas que a falta de dos partidos expresan un negativismo horrendo, cuestionando desde la relación de pareja de «Maravilla», hasta el tiempo de ocio del «Rey». Otros especialistas de la pizarra dan indicaciones respecto a lo que el técnico debió o no debió hacer, realzando la imagen de Bielsa y sus casi triunfos e implorando la llegada de Pellegrini.
Pena me dan, rabia me dan. Bielsa-Sampaoli-Pizzi ha sido un período grandioso, al fin podemos jugar de igual a igual con potencias mundiales, por primera vez en nuestra historia nos miran de frente y no por sobre el hombro, por primera vez, hemos hecho sufrir incluso al pentacampeón.
Entre todos los deportes que he practicado, chaquetear es el que más deseo olvidar, ¿ustedes creen que los Argentinos hoy sienten dudas de su clasificación?. Si la Selección nacional cambió de mentalidad, el hincha también tiene que hacerlo, hay que ser capaces de alentar y alentar hasta el minuto 92 del último partido y traspasar todas esas buenas vibras a quienes han dado grandes alegrías a nuestra nación.
Acepto, del momento que escribo esta columna, que muchos de ustedes expresarán cierto rechazo a la pasión pichanguera, quizás digan que hay preocupaciones nacionales más importantes y estimo que no faltará quien rechace el neoliberalismo imperante en la FIFA. Todo válido, pero por ahora, me es indiferente.
Cada vez que la Selección gana, un niño despierta con más ganas de hacer deporte, cada vez que el deporte nos da una alegría, surge la opción de que las políticas publicas se orienten a la promoción y cada vez que un chileno alcanza una victoria internacional, somos más jaguares y menos gatos de campo.
Hoy pido a todos que apoyemos a la seleccion nacional, sin dejar de aplaudir a Tomás Gonzalez, Kristel Kobrich, Barbara Riveros, Las Marcianitas y tantos otros deportistas que le hacen tan bien en la idiosincrasia nacional.
Viva Chile Mierda y la esperanza sigue viva.
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