Este lunes 27 de septiembre se conmemoró el Día Mundial del Turismo. Y en Aysén, como ya es tradición, se desarrollaron actividades presenciales y virtuales para la ocasión. Mal que mal, el fomento de la llegada y permanencia de visitantes de otras latitudes es uno de los sectores eje de la Estrategia de Desarrollo Regional al 2030.
El sábado 25 de septiembre, dos días antes, Iquique vivió su día de furia por la crisis migratoria que se ha instalado en el norte del país. El ingreso ilegal de miles de extranjeros por pasos no habilitados ha superado la capacidad de carga de servicios de la ciudad. La mayoría de ellos venezolanos, que de seguro escucharon la invitación que Sebastián Piñera les hiciera en Cúcuta en 2019.
En coherencia con el anuncio, hasta hoy el gobierno mantiene una página web que incentiva el arribo de migrantes de Venezuela bajo la figura de “visa de responsabilidad democrática”. Todo con el objetivo de darse un gustito ideológico en contra de del gobierno de Nicolás Maduro, cuya gestión ha dado pie al éxodo que ya todos conocemos.Así como patriotismo despojado de humanismo es simple xenofobia y racismo, Aysén tampoco es un botín ni una despensa. Aristas del mismo problema, que es preciso encarar. Por parte de quienes llevan las riendas del Estado, en primer lugar.
Turismo e inmigración, dos de las múltiples caras asociadas a la presión del ser humano sobre los territorios.
Ya en 2018 hablábamos de lo que podríamos llamar la “fatalidad del paraíso”. Recordando el texto de Garret Hardin “La tragedia de los comunes”, publicado en Science en 1968, aludía a cómo lugares que mantienen en equilibro recursos y necesidades humanas, al final del día sucumben ante la sobrepoblación tras el arribo de quiénes, en otros espacios geográficos, ya superaron el umbral.
Es justo decir que quizás a escala local la falta de bienes y servicios para todos y todas no siempre se relacione directamente con un boom demográfico. En muchos casos se debe a la apropiación por parte de unos pocos, que es uno de los fundamentos de las luchas sociales. O por la irresponsabilidad humana de no pensar en las necesidades de las generaciones futuras e incluso de las otras especies, que es uno de los leit motiv de las luchas socioambientales. Para Jared Diamond, es lo que ocurrió con Rapa Nui previo a la llegada de los occidentales.
Lo dicho en el párrafo previo es cierto. Sin embargo, que lo sea no significa que más seres humanos en un espacio físico limitado siempre conlleva situaciones que es necesario enfrentar.
Y es ahí donde debemos asumir como país, y particularmente como región, el desafío ante este dilema. Uno que no es nuevo en la historia de la humanidad, pero que sí es un estreno para nosotros. Refugiados climáticos, movilidad producto de la pandemia y el acceso a teletrabajo, fomento del turismo a escala masiva, involucran más uso de recursos no sólo ecosistémicos, sino también asimismo interacciones sociales y culturales que pueden generar sinergias enriquecedoras pero también conflictos.
En todo esto, lo que se requiere primero es asumir el desafío, que de no hacerlo se transformará en problema. Lo segundo es planificación colectiva, con todos los participantes. Tercero, no desincentivar el emprendimiento, pero sí poner el interés público en primer lugar. Porque en este buque viajamos todos y todas, no sólo los que hacen negocios.
Porque la paradoja no es sólo si aceptamos o no al extranjero o afuerino, sino qué motivos usaremos para definir cuántos sí, cuántos no. Y entre los que sí, quiénes en particular.
Existen quienes consideran que el mejor mecanismo de discriminación, en sentido estricto, debe ser el poder adquisitivo. Y se produce la paradoja de que el que vocifera contra los inmigrantes pobres no tiene empacho en recibir con los brazos abiertos al empresario acaudalado o a la trasnacional saqueadora, aunque estén dispuesto ambos a apropiarse de su tierra para extraerle el máximo.
Porque así como patriotismo despojado de humanismo es simple xenofobia y racismo, Aysén tampoco es un botín ni una despensa. Aristas del mismo problema, que es preciso encarar. Por parte de quienes llevan las riendas del Estado, en primer lugar.
Comentarios
29 de septiembre
Lo paradojico es que nunca asumen los que son dueños de los recursos, probablemente el sr. Que los invito tiene los recursos para recibirlos, hospedarlos, darles trabajo y comida en su domicilio personal…pero, yo no.
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