Hace poco la tuve el privilegio de prologar el primer libro de poesía del antropólogo Jorge A. Neira Rozas, “De Nostalgias y Caminos. Versos trashumantes de amor y revolución”, que consta de cinco brevarios poéticos, y creo que este es el tiempo en que era preciso publicarlo. La ceremonia de lanzamiento se realizó en dependencias de la UFRO, Prat 321 de Temuco, contó con un agradable marco de asistencia y presentadores que se refirieron al trabajo literario del autor y al testimonio de su vida. Se sumaron músicos excepcionales, de los que hablaremos en otra ocasión, porque corresponde dar a conocer a quienes entonan el canto local en el Wallmapu de La Araucanía.
Se dice que nada ocurre al azar o quizás el azar está determinado y acaso no existe más que el destino. En este caso, el poemario nos obliga a hacer memoria de los tiempos de la lucha antidictatorial chilena y latinoamericana, a los conceptos teóricos y los análisis, la moral y la ética revolucionaria que muchos olvidaron convenientemente.
Sin embargo, cuando usted lea el libro de Neira Rozas podrá adentrarse en la tupidez de las ideas, el norte, o más bien el sur que era el norte correspondiente a nuestro humillado continente. El autor, apasionado, reflexivo, entregado por completo a “la causa”, como se le llamaba, habla con vehemencia de los amores a las mujeres que reconoce como imprescindibles en la lucha social de la época. Las muchas o las varias, aquellas que entregaron la vida para hacer de soporte o base de sustento de orgánicas que terminaron invisibilizándolas, porque la revolución adolecía de masculinidad no analizada aún en aquella contemporaneidad; distinto sería en el 2018 y para adelante. Pero Neira Rozas prontamente publicará otra de sus obras dedicada exclusivamente a esas mujeres, los amores que quedan para siempre engarfiadas en el corazón del hombre revolucionario, y tendremos el testimonio de la mirada de los compañeros de una ética propia como el MIR en el escenario amoroso de la revolución, donde las almas no mienten.El poemario nos obliga a hacer memoria de los tiempos de la lucha antidictatorial chilena y latinoamericana, a los conceptos teóricos y los análisis, la moral y la ética revolucionaria que muchos olvidaron convenientemente.
El autor, a los quince años de edad vivió la crudeza de la tortura y la implacable garra de la traición de los propios compatriotas, chilenos contra chilenos, al servicio de unos pocos privilegiados. Como muchos, fue perseguido por Apolión y sus esbirros, y su poesía fue la compañía de las noches de espanto e infortunio, escuchadas de su propia voz por aquellas luchadoras generosas que lo cobijaron. Dice que el libro publicado es un tributo a la muerte que no fue. La Patria, Latinoamérica, está descrita metafóricamente desde el llamado imperativo del autor en su poesía, a la consecuencia y la observación de nuestra propia realidad, como el grito de un ahogado que logra inhalar el aire que le falta, porque se niega a rendirse, donde ni la muerte puede contender.
No puede faltar en la obra la crítica sin tapujos al Estado chileno y la persecución permanente, gota a gota genocida, contra los mapuche, la vergüenza de Chile en nuestro Wallmapu cercado por usurpadores de agua, de vida, por lo que las tierras tienen valor inconmesurable.
Por supuesto, el autor obtiene en su obra conclusiones de su propia espiritualidad, resultado de la vida que ha llevado, las experiencias más a carne viva que un ser humano puede experimentar, en “Miscelánea oscura”. En “Manifiesto kaótico naranja” se expresa la esperanza, la que no se puede matar, porque no hay hades ni muerte que luche contra ella.
Cito extracto de “La barca” (p.110-111): “…Y con la ternura de un ruiseñor en otoño avanzaremos,/ apagando cada luz malévola y pérfida/ y quizás algún día,/esta barca de diez piratas filibusteros del sol,/ viajando en el tiempo del espíritu,/ logrará multiplicar los sueños, recuperar la verdad y lo verdadero/ y construir un gran puertocontinente/ donde quepa toda la luz, el amor y la alegría de estar vivos/ [y verdaderamente humanos]./¡Por los ciclos de los ciclos!…
Sé que Neira Rozas tiene otras obras literarias por publicar. Esperamos que prontamente podamos otra vez disfrutar de su pluma bisturí, del testimonio que educa y nos hace revisar la historia de la que aún pocos se atreven a hablar.
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