Hace unos días iba al supermercado en medio de un torrencial aguacero temuquense y con un frío monumental. Como sureña habituada a la inclemencia de los inviernos, me percato de tres jóvenes haitianos calzados con hawaianas y calcetines. Pude pasar sin hacer cuenta que vi semejante atrocidad, habría sido más fácil desentenderme de la necesidad de esos muchachos, pero recordé los años de estudios en la Universidad de Concepción. Epoca en que caminaba por las calles del invierno penquista con unos zapatitos de Lady Di calados y sin medias, vestida con ropa de verano, sencillamente porque nuestra familia había caído en los procesos de los Chicago Boys, los mismos que en estos días son rememorados en televisión.
Traer personas extranjeras engañadas con una inexistente Ciudad de los Césares, que apenas hablan español y, prácticamente, son esclavizados con trabajos pagados al menor costo, es imperdonable. Hay responsables enriqueciéndose con el «tema». De acuerdo a lo que me comentaron, trabajan fuera de Temuco durante la semana y llegan los feriados y fines de semana a la ciudad. ¿Cómo es que no se compran zapatos? ¡No les alcanza el sueldo! Tal como miles de jubilados en Chile, ganan menos del salario mínimo o incluso ni la mitad. Intente usted vivir con eso.
Claro, como hemos comentado muchas veces entre amistades de La Araucanía, en Chile se hacen cursos de creolé para que los chilenos entendamos a los haitianos, y hay cursos en que se les enseña a ellos a hablar español para que ellos entiendan nuestro idioma, como corresponde. Qué distinta ha sido históricamente la actitud made in Chile en la zona del Wallmapu con el mapuzungun, y eso que los mapuche son nuestras propias raíces, que casi lo hacen desaparecer por generaciones de negación. Tema para un amplio análisis que leyendo a Baradit o a Jorge Pinto Rodríguez, José Bengoa, etc., podemos comprender cercanamente.
En fin, lo importante es que contamos con una ONG social, cultural y educacional con la que estamos realizando acopio de calzado nuevo o en excelentes condiciones, para llevarle a los jóvenes haitianos y a quienes necesiten, del sector Amanecer de Temuco, territorio de muchas familias en deprivación social, como eufemísticamente ahora se le denomina a la pobreza en ese afán neoliberal de mentir siempre sobre la realidad que grita sin cuerdas vocales. Recuerde que la pobreza no tiene nacionalidad.
¿Qué hay que poner orden en estas situaciones? Si, pero sin olvidar que todos somos seres humanos y, por tanto, no podemos desdecirnos de la necesidad de nuestro prójimo.
Estamos realizando acopio de calzado nuevo o en excelentes condiciones, para llevarle a los jóvenes haitianos y a quienes necesiten, del sector Amanecer de Temuco, territorio de muchas familias en deprivación social
Entonces, ¿Tiene zapatos, bototos o zapatillas de hombre para el invierno y que no uses? Números grandes (40, 41, 42 y más). ¿Y zapatos de invierno para mujer? Nuevos o en muy buen estado. Hay gente pasando frío y hambre en Temuco. Ayúdanos a ayudar: [email protected]
Y donde esté, haga lo suyo. Por último, recuerde que cuando damos ayuda al pobre, Dios queda en deuda con nosotros. Suena bien, especialmente cuando se dice no ser creyente pero vienen terremotos y catástrofes y nos olvidamos de nuestro ateísmo. «Solidaridad siempre» es la consigna.
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miguel
Toda la razón en su comentario.