El plebiscito es la oportunidad más importante desde el regreso a la democracia de comenzar a arreglar lo malo y mantener lo bueno
Llegamos a un punto incomparable. El 18-O y los meses posteriores reflejan una sociedad que necesita cambios. Desde mi punto de vista, consciente o inconsciente, la mayoría de las personas se siente identificado con las siguientes ideas:
a- Hay una idea vacía y repetitiva señalante de un estatus económico en Chile que no es tal. Economía significa “norma del hogar”. Se usaba para referirse a la hacienda doméstica, a eso que llamamos familia y a su esfuerzo para sobrevivir materialmente. La idea era ordenar los hogares. En Chile estos están sobreendeudados, desordenados, cautivos porque deben caer en la trampa del crédito. Un 73,5% de los hogares presenta algún tipo de deuda (1) La economía no debía tratarse de que tan fácil para una multinacional es instalarse para monopolizar pero para nuestros economistas la economía ya no significa “la norma del hogar”, si no “la norma de la empresa capitalista” (2).
b- Crisis de normas sociales. Hay un discurso instalado en Chile de que el esfuerzo individual encontrará si o sí un resultado positivo. Un retorno satisfactorio. Los números darán. Puede ser verdad, pero los voceros de este discurso, creo yo, son los que rebalsan el vaso. Piñera es un ejemplo. Una persona-personaje. Pillo, mentiroso, evasor. innumerables faltas a las normas sociales que ha cometido y luego apunta a otros. Instituciones y élites nos obligan a cumplir reglas que ellos no cumplen. Mayol (2019) lo llama “desequilibrio normativo”. Esto es la existencia estructural y de consecuencias relevantes de diferencias en las pautas que se deben seguir. Piñera puede evadir, usted no. Las élites pueden robar, usted no. SQM, Milicogate, Pacogate, colusiones, Isapres, Martín Larraín, puente Cau Cau son por nombrar algunos, ejemplos del desequilibrio. (3)
En el contexto de este movimiento, a los días o semanas del 18-O escuchamos “Ya entendimos, ya los escuchamos”; “Ya tenemos una gran agenda social, ya hay una pauta que seguir”; “Ya podemos volver a la normalidad”. Busque el sector político de este tipo de declaraciones y pregúntese qué podrían haber entendido o qué tipo de agenda podrían haber desarrollado. Busque qué sector legisla sagradamente en contra de que el agua sea declarada como un bien público; no se opone al lucro en la educación; quién se opone a que redactemos nosotros mismos cómo debemos ordenarnos; quién menospreció a los cabildos de Bachelet; quién se opuso a la “Asamblea Constituyente chica” de Recabarren desde las bases sociales. Principalmente hemos tenido 3 constituciones impuestas a la fuerza (1833, Portales; 1925, Alessandri; 1980 Pinochet). No fueron nuestra voluntad, fueron redactadas por grupos pequeños representantes de una oligarquía con apellido. Peor aún, era oligarquía corto-plasista “mercantil financiera”, aburguesada. No es oligarquía industrial. Las mayores fortunas de Chile son distribuidores de productos que otros producen o son explotadores de materias primas. No hay diversificación de la producción, no hay fomento al desarrollo de la productividad. (4) Recomiendo leer a Gabriel Salazar.
Acá entro al punto central que quiero comunicar:
Tenemos un sistema político en su mayoría inútil, añejo y tramposo. Quienes quieren hacer las cosas bien, representar a quienes los eligieron, hacer política limpia, se ven impedidos por unos pocos. Guzmán lo decía claro: cuando no esté al mando su sector, los cambios se verán impedidos con los votos de una minoría. Maravillosamente, por primera vez, podemos hacer algo al respecto. El plebiscito es la oportunidad más importante desde el regreso a la democracia de comenzar a arreglar lo malo y mantener lo bueno. Tenemos la oportunidad de asegurar a través del texto fundamental de la nación los acuerdos relevantes y derechos básicos que una minoría quiere acaparar para ellos.
Destaco que, al igual que cualquier persona, no soy imparcial. Escribo desde mi visión e ideales. Me considero de izquierda. Yo no habría firmado el Acuerdo, ya que se hizo sin la ciudadanía, sin discusiones fundamentales sobre pueblos originarios o participación femenina. Sin embargo, dentro del contexto, lo esencial es participar de las oportunidades que se crean. Tenemos que ser capaces de armar consensos y discutir con quien no piensa como nosotros. Este Acuerdo es el contexto y en él debemos triunfar. En esas reglas. Nosotros no bombardeamos para lograr las cosas.
Como dice Jadue. Nacimos en un lugar y tiempo que no escogemos, con padres que no escogemos y desde que nacemos y nos desarrollamos nos meten ideas en la cabeza que tampoco escogemos. Podemos llegar a pensar que bienaventurados son los pobres y de muertos los vamos a recompensar o que hay guerras santas. Incluso que los pobres son pobres porque son flojos. En algún momento uno decide si cuestionar si lo que nos han enseñado calza con lo que vemos. En ese momento nacemos de nuevo. Vivir como uno piensa y no pensar como uno vive. Ese momento para algunos puede ser ahora.
Comentarios
25 de marzo
Estimado, es un asunto de visiones y de creencias, al asumir una ideología uno se compra lo que esa ideología a construido y se transforma en un soldado. Si realmente fuéramos personas buenas, gente recta y que nos interesen genuinamente los otros , y además no les intentemos imponer por engaño, por la fuerza o por cualquier otra vía nuestras utopías, ni siquiera necesitaríamos una constitución. Si lo pensamos bien, no nos echaron del paraíso, nosotros lo destruimos cada día.
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