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Los silencios de la memoria chilena

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En la introducción del libro “1973: la vida cotidiana de un año crucial”, el historiador chileno Claudio Rolle se preguntaba “¿Cuántos años tiene un día?”, citando a la obra de teatro homónima que presentara el teatro Ictus a fines de la década de los ’70 y cuyo tema era la duración de la dictadura desde el día del Golpe. De este modo, Rolle constata una vez mas la permanente porfía de una fecha que aparece una y otra vez en la memoria colectiva de muchos habitantes de nuestro territorio.

Ciertamente, la “reaparición” constante de esta fecha en el imaginario nacional abre una serie de importantes problemáticas ligadas a la memoria. Mal que mal, lo que hemos hecho desde hace 41 años es recordar y rememorar lo que fue para muchos chilenos este período de la historia nacional.  Podrían plantearse, entonces, algunas interrogantes: ¿qué memoria tenemos los chilenos sobre el 11 de septiembre de 1973 y la dictadura que siguió al Golpe de Estado? ¿Cuál ha sido el actuar de los grupos que más influyen en la conformación de estas memorias? ¿Ha tenido la ciudadanía una participación en la construcción de la memoria?

Por desgracia, frente a muchas de estas preguntas la sociedad chilena ha sido llevada hacia el silencio. El destacado filósofo Xabier Etxeberria otorga a la prensa y al Poder Judicial, entre otros, una importancia fundamental en la conformación de la “memoria social”, definida como un conjunto de recuerdos compartidos por la sociedad. Dado que la autoridad fue militar, creemos que en el caso chileno es importante que los militares también estén considerados dentro de los responsables de la memoria social sobre el Golpe de Estado y la dictadura.

Cada uno de estos agentes – prensa, poder judicial y militares – han mantenido un conveniente silencio frente a las violaciones a los Derechos Humanos y a los detenidos desaparecidos, lo que ha desvirtuado la memoria sobre estos dos últimos hechos. Si bien Steve Stern reconoce que existe una memoria que valora los DD.HH., no ocurre lo mismo con los detenidos desaparecidos, símbolo de la crueldad de un régimen.

Estos silencios han generado una “privatización” de la memoria chilena, donde la discusión pública sobre lo que pasó es escasa y no pasa de una compasión personal de nuestros compatriotas por lo sucedido

El primer silencio fundamental hay que atribuirlo a la prensa. Frente a este actor fundamental, el destacado académico Tzvetan Todorov señaló que tiene el inmenso poder de influir en las representaciones que se tienen del pasado, asegurando o bloqueando su difusión. Por tanto, su influencia en el diálogo pasado-presente es vital, como también su capacidad de perpetuar o anular ciertas memorias que podrían ser parte importante de la “memoria social” chilena sobre la dictadura. Cath Collins y Katherine Hite, quienes han estudiado procesos de memoria en el Chile de la transición, han concluido que la aparición en prensa de temas relacionados con los efectos del gobierno totalitario pinochetista, son escasos o poco nombrados. Ocurrió así con la inauguración de ciertos memoriales (Paine, Londres 38, Villa Grimaldi) e incluso cuando el Poder Judicial chileno comprobó que el cuerpo del ex presidente Eduardo Frei Montalva contenía altos niveles de gas mostaza, acreditando de este modo su asesinato por parte de agentes de la dictadura. El hecho más reciente fue la sepultura del esposo de la reconocida abogada de Derechos Humanos, Carmen Hertz, quien pudo realizar un funeral tras casi 41 años y cuyo impacto mediático y público fue reducido.

Un segundo silencio debe atribuirse al Poder Judicial y el papel que jugó en la dictadura. Fue este poder quien entregó la banda presidencial a Augusto Pinochet, aceptó la ley de amnistía de 1978 y recibió críticas en las Comisiones Rettig y Valech por su lento actuar ante casos de violaciones a los DD.HH. En la actualidad, el poder judicial chileno podría ser cómplice del silencio junto a la prensa y los militares por la poca promoción de sus dictámenes contra las violaciones de Derechos Humanos o cualquier tipo de abuso cometido en dictadura. En ese sentido, no puede establecerse un trato mediático igualitario para el tipo de causas que hemos mencionado: la promoción de estos juicios debe ser lo más pública posible, de manera que permita a la sociedad reflexionar sobre la ilegítima violencia de Estado y lo importante que resulta para la democracia abordar estos aspectos semi ocultos.

El tercer silencio, y probablemente el más evidente, tiene que ver con las Fuerzas Armadas y de Orden, ejecutoras en el pasado de muchos de los abusos que todavía hoy lamentamos. Sostenemos que no puede ser que a 41 años del Golpe de Estado todavía no pueda enjuiciarse a militares que participaron en crímenes de lesa humanidad, o que aún no conozcamos quién dio la orden de bombardear el Palacio de La Moneda y quienes manejaban esos aviones que destruyeron el símbolo de la institucionalidad chilena. Nos parece insostenible que por el silencio de algunos y su nula colaboración con la justicia, la reflexión sobre el respeto a los Derechos Humanos y la democracia se vea violentada, disminuida y aminorada.

Estos silencios han generado una “privatización” de la memoria chilena, donde la discusión pública sobre lo que pasó es escasa y no pasa de una compasión personal de nuestros compatriotas por lo sucedido. Y aunque el Estado chileno haya pedido perdón y dos comisiones hayan investigado las atrocidades cometidas en dictadura, mientras existan estos silencios en la memoria nacional, difícilmente el perdón y las comisiones podrían ser más que un simple amparo simbólico para las víctimas del totalitarismo pinochetista.

No se trata de levantar un culto a la memoria, sino de relevar que la verdad y la justicia son vías privilegiadas para comprender los crímenes que ocurrieron y para que como sociedad podamos definitivamente enlutarnos por lo que vivimos, transformando nuestro dolor en una profunda valoración y respeto por el otro y por lo humano.

Para profundizar en el tema:

-Cath Collins; Katherine Hit; Alfredo Joignant. Las políticas de la memoria en Chile: desde Pinochet a Bachelet. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2013.

-Xabier Etxeberria. La construcción de la memoria social: el lugar de las víctimas. Colección Signos de la Memoria. Santiago de Chile: Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, octubre de 2013.

-Tzvetan Todorov Los usos de la memoria. Colección Signos de la Memoria. Santiago de Chile: Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, 2013.

-Claudio Rolle (coordinador). 1973: la vida cotidiana de un año crucial. Santiago de Chile: Editorial Planeta, septiembre de 2003.

———————————–
Por Jaime Álvarez G. y Francisca Valenzuela V.

TAGS: Golpe de Estado Memoria

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11 de septiembre

Es real que la Unidad Popular expresó todas las contradicciones de clases existentes en nuestro país por esa época; también es cierto que acabó por convertirse en una gran tragicomedia porque las oligarquías no aceptarían perder sus beneficios y en ese contexto no cesarían en aplicar obstáculos lícitos o mercenarios a las acciones de un gobierno democráticamente elegido, que planteaba la vía chilena al socialismo, es decir, la revolución sin costo social. También fue evidente que existieron fisuras dentro de la propia coalición gobernante y que se cometieron errores políticos, estratégicos y tácticos. Sin embargo, debemos considerar que por lejos este proyecto de país, inclusivo, soberano y profundamente popular ha sido el más democrático y justo que ha existido en Chile. Por eso fue inaceptable el golpe de Estado, por eso se violaron sistemáticamente los derechos humanos de los partidarios de la izquierda y por lo mismo finalmente se nos impuso una Constitución y una pretendida transición a la democracia que niega y reprime por todos sus medios y recursos cualquier libre manifestación, expresión, gesto o enunciado que reivindique la soberanía y la voluntad de los trabajadores.

jose-luis-silva

11 de septiembre

Es gracioso su articulo. Estamos saturados hace décadas de memoriales, museos, libros, películas, artículos, programas de radio y televisión, páginas Internet, etc. etc.. hablando de los DDHH, DD, Allende, etc. y todos según usted ¿ revelando por fin el silencio y la verdad?

Cuantos programas ha visto donde se exponga cuando y porque la ciudadanía comenzó a pedir un pronunciamiento militar, cómo esa súplica creciente se hizo mayoritaria? Cuando han mostrado alguno de los congresos socialistas en los 60 (como Chillán el 67) que declaraban la guerra civil en Chile y que anunciaban que si era elegido Allende de presidente eso serviría para acelerar el paso a la lucha armada como el único camino posible? O en los mismos desclasificados de la CIA que para ustedes son la Biblia, cuando muestra las redes terroristas y planes criminales de los grupos de izquierda? Han mostrado algo de eso?. Si alguna vez alguien habla de eso sí le creo que seria demostrar lo que en realidad fue “silenciar la memoria” señor «licenciado en historia»(o humorista)

jose ariel

11 de septiembre

Sr. silva ud tiene algo de razon cuando dice que la mayoria pedia un pronunciamiento militar y yo fui uno de esos. Que le quede bien claro que era un pronunciamiento militar, y no un golpe de estado sangriento y criminal como el que ocurrio. Incluso muchos de los que pediamos eso, (que torpes e ilusos) a la larga sufrimos algunas consecuencias de la dictadura, sin entrar en detalles, no me interesa para nada sus comentarios defendiendo al gobierno militar de paul schaeffer, quien era realmente el que hacia y deshacia con el ejercito de chile. Los defensores del genocida argumentan que en chile ibamos a tener dictadura martxista. Me gustaria saber si tal dictadura seria encabezada por pinochet, el general prats, o el mismo scheaffer. Seguro que seria por pinochet por que vio que la derecha daba mas dividendos economicos……ladictadura de izquierda era muy pobre y no iba a ganar mucho con ellos, asi que decidio cambiarse de bando.

jose-luis-silva

11 de septiembre

No se en que momento el sr. Scheffer tomó el mando de la nación, disculpe no podría comentar sobre algo que me parece tan descabellado.

¿Usted pensaba que al pedir intervención militar los milicos saldrían a tomar fotos o algo así? ¿Puede darme algún ejemplo donde se haya hecho alguna intervención militar como le hubiese gustado a usted para tener alguna idea?

O sea usted es del “grupo de los 13” , esos DC que después de firmar la petición de pronunciamiento militar en agosto del 73, esperaron para después el 11 de septiembre decir que “jamás tuvimos la intención de pedir algo tan atroz como un golpe militar” ¿es de esos? Los que encargaron la pega sucia y lavaron las manos después.?

Y Pinochet cambió de bando por dividendos económicos? Puede ser, en todo caso esta claro que decidió su bando antes del golpe, no como otros.

Saludos

Claudio

12 de septiembre

Si bien el título de la Entrada es sugerente, la propuesta que plantea el artículo pierde sustento en cuanto a la falta de contexto del uso y praxis de la noción de Memoria.

Primero, la premisa de que «la sociedad chilena ha sido llevada hacia el silencio» niega una característica propia de la Memoria la cual dice relación con la sensibilidad, subjetividad y selectividad que le son propias, y es que la idea de Memoria forma parte del intelectual europeo que ha nacido y vivido al alero de guerras mundiales, el «Holocausto» y posteriores guerras civiles, lo cual evidencia la existencia de múltiples relatos y de narraciones comunes, discutidas, entendidas y, a veces, compartidas.
Para el caso nacional el contexto es muy distinto, pues aún no existe una narración, y mucho menos conciencia, de los fenómenos sociales que se han suscitado en el devenir histórico de Chile, por ejemplo no hay «memoria» de la matanza del seguro obrero o el de la Escuela de Santa María, cómo tampoco hay recuerdo de los abusos estatales frente a las huelgas de comienzos del siglo XX (menos para las de fines del siglo XIX) o de las persecuciones políticas durante la «república socialista» o durante el gobierno de Ibañez, en fin, no me extenderé en esto, pues los autores son estudiantes de Historia y por tanto deben resultarles conocidos. Por lo tanto, si no existe una Narración, ni reconocimiento de los relatos, es muy poco probable que exista una «memoria social» (asumiendo que algo así es posible), sobre todo si además se espera que contenga una cierta emotividad dotando a la memoria de una intencionalidad, y un buen ejemplo es el tenor de los post anteriores.

Segundo, si a la falta de Narración frente a los hechos que han sido sensibles para la construcción y desarrollo del Estado se considera además la noción que se tiene del mismo, es posible poner en duda la idea de «privatización de la memoria chilena». Es evidente que el actuar del Estado chileno obedece más a la tradicional idea de Weber, que a otras, de ahí que el monopolio de la violencia haya sido de uso permanente en la historia reciente de nuestro país; convengamos en que el Estado es una extensión de la población, lo cual permite sostener que el actuar del Estado se encuentra legitimidado en sus bases (Góngora y Salazar han estudiado el tema, y por ahí es dable extraer esta idea). Ahora bien hablar de una Memoria Estatal resulta paradójico toda vez que existe una división de poderes, pero los autores del artículo han hecho ver que existen prácticas que son transversales, no sólo entre los poderes del Estado sino también a otras instituciones del mismo.

Tercero, para evitar los silencios la construcción de relatos debiese ser la tónica en pro de una Narración propia (un buen ejemplo de lo aludido pueden ser las obras de Loveman y Lira, Gárces, por un lado, o Vial y Arancibia por otro), no esperar que provenga de los medios, pues estos son propiedad de actores que poseen su propio recuerdo de los hechos, y la idea de que los DDHH se superpongan a cualquier ideología o recuerdo propio no sería esperable, por un lado debido al cuestionado origen de los mismos (Hunt, Lynn) y por otra parte el actuar del Estado evidencia la falta de necesidad en cuanto a la incorporación de otros relatos.

Finalmente es muy probable que vuestras líneas formen parte de un trabajo más extenso, pero claramente requiere de una crítica más acabada. Además sería bueno verificar términos cómo «totalitarismos», pues el uso del concepto posee una realidad que le es propia y tomar prestado elementos requiere revisar si se ajusta o no a nuestra realidad. Lo mismo pasa con la idea de Memoria Social.

jose ariel

14 de septiembre

al sr. silva larrain le contesto al punto: los milicos no salieron a tomar fotos, hicieron una pelicula de terror espeluznante que hasta el dia de hoy nos pena. Pelicula de mafiosos y criminales que ya la quisiera el mejos guionista de holllywwod. Ejemplos en este momento que en algunos golpes de estado en que no haya victimas no se me ocurre en este momento, pero de ally a inventar planes zetas, retiros de televisores, falsos enfrentamientos entre miristas y otros etc para justificar muertes en su mayoria sin tener arte ni parte me parece antojadizo. El pedofilo schaeffer no estuvo al mando del pais y del ejercito en forma directa, sino que en la forma lo mas silenciosa y solapada posible. Basta ver articulos e informes al respecto. A la nomina de lo 13 inicialmente , dela cual no fui parte por que no soy politico, sino que un ciudadano comun, le falto agregarle varios ceros mas, ya no serian trece ,sino trece mil o trescientos mil, nose. Le comentare que mas de alguna vez he hecho el ejercicio de ponerme a favor de la dictadura. pero es impósible, razones, articulos, noticias , foros, informaciones, experiencias propias y ajenas no me dan el ancho, el alto ni el cuadrado para tal ejercicio. Y en vista de las circunstancias, hechos y realidades acontecidas ayer y hoy es que me declaro total y absolutamente antidictatorial. Independiente que me dijan comunacho, marxista , rojo, etc. Al fin y al cabo los errores de los politicos de izquierda y los horrores de los politicos de derecha los pagamos todos los ciudadanods comunes que no tenemos alguna llegada en el poder economico, eclesial, militar, empresarial. Como dice nuestro distinguido Nicanor Parra: erecha e izquierdas unidas, jamas seran vencidas.

jose-luis-silva

14 de septiembre

Se entiende perfectamente que se identifica con el grupo de los 13, usted quería que alguien que aún no lo hubiese hecho fuera a charlar con el gobierno para que cambiara de rumbo o saliera porque eso daba el ancho para Ud., pero en lugar de llamar al ejercito de salvación que lo hiciera llamó a otro ejército, , y después del golpe usted enmendó su error por lo tanto también es comprensible que después del pronunciamiento militar le dé mas el ancho los argumentos para criticarlo. Todo cuadra perfecto, no se preocupe.

Pero el articulo es gracioso al hablar del “Silencio de la Memoria” después de décadas de memoriales, museos, libros, películas, artículos, programas de radio y televisión, páginas Internet, etc. etc.. hablando de los DDHH, DD, Allende, etc. y todos fueron una especia de “flash” que revelaba al fin la verdad que se callaba.

Todavía no se ha revelado lo que ha sido el verdadero “silencio de la memoria”, pero el articulo podría haberlo escrito Groucho Marx.

Saludos

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