#Ciudadanía

La represión, las movilizaciones y la democracia

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Las manifestaciones sociales se amparan en el derecho de reunión y la libre expresión, los que, al ser derechos humanos, tienen el carácter de universal, ergo todo individuo tiene derecho de ejercerlos. Una democracia que se entienda real debe dar la posibilidad a sus ciudadanos de ejercer estos derechos libremente, pues al no hacerlo, la democracia no sería más que una linda palabra.

Durante los últimos años hemos visto como diversas expresiones ciudadanas han puesto sobre la mesa inquietudes y demandas que han influenciado el debate político, así como han cambiado la agenda programática tanto para el ejecutivo como para el legislativo.

Desde comienzos del 2011, con la masiva marcha que se oponía a la instalación de centrales hidroeléctricas en la región de Aysén, se ha podido observar un descontento masivo ante la nula representación de los problemas ciudadanos por parte del gobierno y el parlamento. Hemos visto cómo los estudiantes, secundarios y universitarios, han desplegado una serie de manifestaciones en contra del lucro y a favor de una educación igualitaria, gratuita y de calidad. Además, a nivel mundial surgió un movimiento llamado “Indignados”, el cual acusa al sistema de causar una serie de fenómenos que afectan a la población mundial, entre ellos, desigualdad provocada por la mala distribución de la riqueza, la cesantía, las guerras y gobiernos democráticamente autoritarios.

Al parecer, los inconvenientes que aquejan a nuestro país no son ajenos a los que viven otras personas que residen en otras latitudes. El problema, desde mi punto de vista, es que por una extraña razón, las personas que mueven los hilos de los poderes económicos y políticos, se han negado a escuchar, no han querido ver más allá de sus realidades y parecen vivir enfrascados en discusiones de cómo solucionar las complicaciones que aquejan a sus Estados. Lamentablemente sus problemas parecen no entenderse con los que viven sus pueblos.

En Chile no ha sido fácil que la gente retome la senda de las movilizaciones como medio para manifestar sus inquietudes, su descontento, o para denunciar los abusos que se cometen día a día. Lamentablemente para quienes usan esta vía, y a pesar de ser escuchados, replicados en el extranjero y ser nombrados como ejemplo de una sociedad  democrática, su esfuerzo no parece ser
suficiente, y en las voces de quienes gobiernan nuestra nación son latentes las contradicciones entre quienes ejercen la vocería, y parece denostar una escasa sintonía entre las necesidades de los representados y las ideas y propuestas de los representantes.

El problema parece no tener un futuro promisorio, pues al leer la prensa podemos darnos cuenta de que se intenta criminalizar y tildar de violentistas, a priori, a quienes acuden a las manifestaciones para reclamar lo ya antes mencionado. Así ocurrió con los ambientalistas, con los estudiantes y con la gente de la Patagonia. Sin embargo, sin querer hacer una apología a la violencia y sin desear promoverla o ampararla, debo decir que entiendo la frustración de las personas, y veo puntualmente ahí la génesis en su reacción. La violencia ante la represión y la escasa voluntad por atender sus demandas pareciera ser la única vía de escape para quienes ya no piden migajas, sino que igualdad, dignidad y un Estado protector, los que ven con gran impotencia que sus suplicas no son replicadas.

Hemos visto cómo se ha hecho una cumbre de seguridad para intentar solucionar la violencia de la lucha del pueblo mapuche, pero, aunque no lo crean, los líderes de las comunidades de la Araucanía no fueron convocados y el resultado de la reunión fue enviar más efectivos policiales a la zona. La segunda ha sido respecto a las movilizaciones y en relación al intento de que en éstas no se genere la tan cuestionada violencia, para lo cual se ha impulsado el proyecto de Ley “de fortalecimiento del orden público”, popularmente conocido como Ley Hinzpeter. El mencionado proyecto tiene como finalidad hacer responsable de la potencial violencia de las marchas y manifestaciones a quienes convoquen o participen, castigándolos hasta con 3 años de cárcel, entre otras medidas que ya otros comentaristas y estudiosos han profundizado.

Las manifestaciones sociales se amparan en el derecho de reunión y la libre expresión, los que, al ser derechos humanos, tienen el carácter de universal, ergo todo individuo tiene derecho de ejercerlos. Una democracia que se entienda real debe dar la posibilidad a sus ciudadanos de ejercer estos derechos libremente, pues al no hacerlo, la democracia no sería más que una linda palabra.

Los intentos de controlar la violencia con represión y terrorismo de Estado, entendiendo a este último como las acciones empleadas por organismos gubernamentales para infringir el miedo a expresarse y manifestar el descontento popular, coaccionando a las personas para que no lo hagan, no son más que intentos fallidos de apagar el fuego con bencina. Todos los que creemos en la democracia y los derechos humanos debemos enfocar nuestras fuerzas para hacer un llamado de atención a quienes intentan restringir nuestras libertades; de esta forma tendremos una sociedad honesta, donde todas las personas, estén o no representadas en cargos de elección popular, siendo mayorías o minorías, sean capaces de expresar sus ideas, y de esa manera contribuir al debate político en aras de un país honesto, transparente y realmente democrático.

—-

Foto: @sita_marilyn

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17 de agosto

¿País democrático, dices?… Según cómo lo veo, no tenemos un país democrático y creer que la democracia es el derecho a poder salir a la calle a protestar, es algo que se aleja del propio concepto de la democracia. Ese me parece que es el concepto de democracia que nos han vendido, pero, que a la hora de los «quiubos» no se traduce en más cosa que sólo poder hacer una raya frente a un nombre, que es otra tortuga más que tragamos como tantos otros camellos hemos despellejado para nuestro vituperio mental e insana conformidad… ¿Por qué eso podría ser una democracia?…

Lo que yo creo es que la gente le busca soluciones a cuestiones inexistentes, tal como buscarle una quinta pata al gato… Así, hace un dianóstico de la realidad que no se ajusta a los hechos y termina cazando tururús en un país de fantasías… El caso de la democracia resulta ejemplificador de lo que digo… Otro es el caso de «la mala distribución de la riqueza», porque nos tragamos el cuento y no vemos que el problema es «la mala distribución de la pertenencia», porque tenemos un sistema que favorece la concentración económica, ya que se podrían crear soluciones ya planteadas para tal irregularidad, porque, entre otras cosas, los bancos cobran intereses excesivos, lo mismo que varias tiendas de retail, y todo ello es financiado con dinero del Estado, o de todos, tuyo, mio y de él y ella y, sin ir más lejos, podemos citar el dinero de los trabjadores que se usa para financiar a grandes corporaciones que cotizan en la bolsa, tanto como a la propia banca y así, cuando la gente pide dinero, en realidad le prestan su propio dinero, pero, con intereses… No hay una mala distribución de la riqueza, sino que un sistema que usa inadecuadamente, para efecto de los derechos e intereses del pueblo, el dinero de la gente…

¿Invalida todo esto tu análisis?… Sólo tal vez, según la forma en la que deriven tus planteamientos, ya que si pides una mejor democracia en la forma de una que nos permita manifestarnos en la calle, te cuento que ha habido .. unas varias manifestaciones, con y sin violencia, pero, ¿qué ha cambiado definitivamente esa «forma de democracia»?…

Según mi parecer, pretender tener una democracia, significa tener una herramienta constitucional que nos permita ejercer «la democracia» y no sólo hacer rayitas en un voto, o caminar en la calle con pancartas y con cara de desadaptado social que no se ajusta a los criterios del sistema de la mafia política y económica… Eso parece prehistórico, o tal vez sólo se ajusta a la realidad de un pueblo con semejante actitud, porque no ha vislumbrado el fondo del asunto que le permita proponer y pedir mejores soluciones, ya sea en las calles o no, porque pareciera que no hay más alternativas, ya que de los «representantes» en el Parlamento, la verdad es que desde hace décadas no se ha podido esperar mucho de ellos, porque cuando son presionados, más que desarrollar verdaderas soluciones, parchan todo lo que pueden para que el sistema siga run-runeando…

18 de agosto

Yo no sé cual concepto de democracia manejas tú. Pero desde mi perspectiva, y según lo que he leído, uno de los factores principales de una democracia sólida es el respeto a los derechos fundamentales, entendiendo por estos a los derechos humanos positivisados o establecidos en un instrumento escrito (para tu mejor entendimiento). La libre expresión y el derecho de reunión son parte de la primera generación de derechos humanos, conocidos como derechos civiles y políticos, los que han sido reconocidos desde la fundación de las democracias modernas como es el caso de los Estados Unidos y Francia. Y han sido reconocidos por diversos tratados de derecho internacional. En nuestra Constitución están incluidos dentro del catálogo de derechos del artículo 19.

Creo que la manifestación es una herramienta necesaria para quienes no se sienten representados por los políticos. Es la vía de intentar colocar sus ideas en el debate. Podría citarte muchos ejemplos de cómo las protestas han hecho cambios estructurales en los Estados, pero creo que sería hacerte la tarea un poco fácil. Te recomiendo y te invito a informarte e investigar. Leer no es algo que te perjudique, sino que todo lo contrario.

Por lo pronto agradezco el tiempo para leer mi opinión y más aún para comentarla.

19 de agosto

Democracia, «para todos», J.P. es:

(Del gr. δημοκρατία).

1. f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.

2. f. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

No sé qué dudas te puedan surgir de esa definición, pero, para mí no significa que cuando se reúna apenas el número suficiente de personas adherentes a una causa y decidan recién manifestarse en la calle, porque su Gobierno o Estado no acoge sus peticiones, estas recién puedan ser consideradas por las entidades asociadas como el Parlamento.

Es decir, si bien las manifestaciones son un medio para que sean expuestas y eventualmente atendidas las inquietudes o peticiones del pueblo y en el transcurso de la histioria han sido un mecanismo para generar cambios, no son precisamente «LA vía de intentar colocar sus ideas en el debate», tal como has escrito, sino que apenas un mecanismo no evolucionado que utiliza una pésima metodología para intentar validar los derechos políticos del pueblo, porque cabe preguntarse ¿por que el soberano pueblo debe transpirar en la calle para ser oído, sufrir de dolor de pies para que sus peticiones sean consideradas, soportar calor, frío o lluvia si «quiere decir algo» y no más bien es considerado su DERECHO a participar en las «políticas, planes, programas y acciones del Estado» tal como lo establece el Art. 69 de la Ley 20.500, o de Participación Ciudadana?…

Especialmente digo esto porque, de hecho, si consultas al Gobierno por la forma en que pretende implementar estos derechos, te dirá que la División de Organizaciones Sociales del MInisterio de Secretaria General de Gobierno lo hará mediante actividades que contemplan:

1.- Diálogos participativos
2.- Cuentas públicas para dirigentes sociales
3.- Capacitaciones
4.- Actividades que promuevan la diversidad y la no discriminación,

Es decir, no existe la garantización de los derechos de esa Ley, sino que apenas un balbuceo que pretende pasarle gatos por libres a cualquier ignorante que se trague semejante camello…

Lo que has escrito me causa una indignación sin proporciones, porque apoyas y de cierto modo justificas al stablishment político que desea mantener al pueblo chileno como una especie de esclavo, sin poder ejercer sus derechos en la política nacional, amparado en una Constitución que la mayoría del pueblo quiere cambiar, así es que si confundes «derechos humanos» con LA democracia, creo que te apoyas en una posición débil que fácilmente cualquier persona podrá derribar…

Como he procurado decirte, la democracia debe ser ejercida con una HERRAMIENTA CONSTITUCIONAL que garantice el derecho ya citado del Art. 69 de la Ley 20.500 y no con «el derecho humano al libre asociamiento de las personas para salir a protestar» por diversos motivos, en ausencia de esa herramienta constitucional… Una de las posibles herramientas constitucionales que garantice los derecho en cuestión, la he propuesto yo y le puse por nombre Cámara Ciudadana Digital y si quieres saber más acerca de ella puedes leerlo en mi sitio: http://camaraciudadana.cl

Imagino que eso debiera sanjar todas tus dudas acerca del concepto de democracia en el que pienso yo, pero, si aún te quedan algunas, puedes preguntar libremente acerca de lo que quieras en relación al tema…

Por mi parte, gracias por tu respuesta…

19 de agosto

Me queda muchisimo más claro. agradezco nuevamente el tiempo. Saludos

Sara

24 de noviembre

Hola, javiguardiola!Muchas gaciras! Creo que sed, que esta es una de las mfaltiples reflexiones que hay que hacer. Y creo que hay que hacerla desde el consenso y sabiendo que convivimos diferentes sensibilidades. Es una bfasqueda de lo comfan, la poledtica. O al menos, ased lo entiendo yo. Y creo que en #purposedES se este1 haciendo justo lo que se necesita. El debate te9cnico junto con el debate ideolf3gico. Pero sin e1nimo de victoria y derrota, sino de exploracif3n. Un debate ciudadano que espero que crezca, y crezca Espero que podamos convertir en una costumbre esto de debatir en los post de Purposed[ES] casi cada deda, si nos es posible.Gracias por pasar!

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