Durante el fin de semana pasado, sucedió algo bastante particular en la ciudadanía mediática y seudoempoderada por las redes sociales. A raíz de los casos de colusión existentes (los cuales ya hemos perdido la cuenta de cuantos son) se hizo un llamado a no concurrir a los supermercados vinculados en las colusiones, tales como Walmart o Cencosud, con el fin de manifestar el rechazo de éstas prácticas existentes.
El Diario Financiero, días más tarde, publicó como nota que las ventas de ese día, habían caído entre un 5% – 10%. Si bien es cierto lo anterior, también es correcto señalar que las grandes cadenas de retail no ganan por la venta de productos, sino por el plástico, por el endeudamiento a plazo, por el avance de dinero, etc. Lo anterior, es fundamental para entender que no se afecta en lo más mínimo el patrimonio y ganancias de las empresas en cuestión.No hay un cambio en lo social que nos permita tener una visión comunitaria, sino más bien un surgimiento de un consumidor más empoderado y con más voluntad de exigir sus derechos como sujeto económico
Por otro lado, no es menor que exista una fuerte contradicción en estos llamados, los cuales son absolutamente legítimos y válidos, pero contienen en sí un fuerte componente de pasividad de la ciudadanía, la cual evita realizar una acción como castigo a una empresa, en virtud que es la acción el canal de movimiento y cambio en la sociedad. Lo anterior, lo planteo desde dos miradas, por un lado, ese mismo día el Rector de la UDP Carlos Peña, publicó en El Mercurio su análisis que la ciudadanía no se mueve dentro de la esfera de cambio de un sistema económico o social, sino que más bien lo hace desde dentro de ella, con sus comodidades y elementos propios. Tal como lo describe Peña en la columna:»esa intolerancia se produce – y esta es la paradoja alojada en la realidad social chilena- gracias al triunfo cultural del propio mercado…», y se manifiesta en algo muy puntual y concreto, que complementa la perspectiva anterior: El Paro de DIBAM.
Durante 25 días, los trabajadores de DIBAM estuvieron en paro por la propuesta del ejecutivo sobre la creación de un Ministerio de Cultura, lo cual excluía a la DIBAM, marginándolos como un mero servicio menor. No fueron considerados ni consultados en la materia. Se esperaría que una supuesta ciudadanía empoderada y fuerte en materia de consciencia de clase, tuviera un rol activo y potente, como lo fue en el caso de la colusión del papel tissue (el llamado a no comprar los productos de las empresas en cuestión) y la reciente colusión de los supermercados. Nada de eso ocurrió. Solo apatía, nula empatía social y casi nulo compromiso con las demandas de los trabajadores.
Así, la tesis planteada y señalada, reafirmada por Peña, es válida en sí: las personas, la ciudadanía, no reclama tanto por los hechos sociales ocurridos, sino más bien por el engaño económico, por la pérdida sucedida, que es contraria a lo que dicta el propio mercado. Habla el consumidor, más no el ciudadano. Luego, el supuesto cambio está dado dentro de las mismas normas y leyes del mercado, por tanto no hay nada de cívico, solamente económico. No hay un cambio en lo social que nos permita tener una visión comunitaria, sino más bien un surgimiento de un consumidor más empoderado y con más voluntad de exigir sus derechos como sujeto económico. No se sale un centímetro del mercado. Solo importa la vulneración de mis derechos individuales como consumidor, y de como las empresas no están a la altura de los principios del mercado.
Comentarios
15 de enero
O sea si yo veo que el almacen de la esquina esta a punto de quebrar, y es de un señor que mantiene una familia y es amable con todo el mundo, y decido comprarle a el en vez de a un supermercado, soy mercantilista y neoliberal?
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17 de enero
Peras con manzanas.
Además, decir que «las grandes cadenas de retail no ganan por la venta de productos, sino por el plástico» denota un tremendo desconocimiento de cómo funciona el negocio del retail (por no decir ignorancia).
Lo digo bien simple. Si los clientes pagan en efectivo el supermercado gana por el margen que obtiene. (si, gana mucho dinero vendiendo en efectivo. )
Y si el cliente paga con crédito obviamente la empresa obtiene mejores resultados que recibiendo efectivo.
Pero aún así el efectivo es lucrativo.
Por ese motivo que son unidades estratégicas de negocios separadas (los supermercados por un lado y las tarjetas por otro)
Es más, los convenios de devoluciones, el rappel y otras artimañas conjugan para que siempre el negocio sea rentable. Independiente si la gente paga con crédito o efectivo.
+1
31 de enero
Hay que estar atentos a los derechos del consumidor, pero en la importancia que le corresponde.
1° – Derecho a la salud ( Pública y gratuita)
2° – Derecho a la educación ( Pública y gratuita)
3° – Derechos laborales
4° – Derecho a un sistema de pensiones justo
5° – Derecho ……………..
6° – Derecho ……………..
7° – Derecho ……………..
8° – Derecho Derechos del consumidor
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