Aquellos que entramos al kindergarten cuando finalizaba la década de los 50′ y salimos del colegio cuando se iniciaban los 70′ recordaremos esos años como «la edad de la inocencia».
Detesto aquellos viejos que desde el inicio de la especie pontifican, con pachorra y soltura, «todo tiempo pasado fue mejor». Es una falacia mayor pues nunca el pasado de la humanidad «fue mejor», lo que ocurre que «tu pasado» sin duda fue mejor: tener 20 años no se compara para nada con tener 80.
Hecha la observación, continúo.
En aquellos años en las «preparatorias» (1º a 6º básico de hoy) se nos enseñaba que «la bandera mas linda del mundo era la chilena», «el obrero más productivo de latinoamérica era el chileno», «los soldados más valientes eran los chilenos».El Chile de hoy es un Chile desnudo, desnudado por los mismos que echaban la basura debajo de la alfombra durante cinco siglos y desnudado también por los abusados
Eran cuentos, pero cuando niños nos encanta escuchar historias y no nos detenemos a analizar si el Flautista de Hamelín solo con su flauta fue capaz de hipnotizar y llevar a la muerte a miles de guarenes, si la Caperucita Roja terminó en el vientre del lobo de cuerpo entero y vestida o si Super Ratón tenía esa fuerza colosal.
Cuando saltamos al tramo superior, a lo que hoy es la Enseñanza Media, comenzamos de a poco dejar atrás ese mundo de fantasía para ver, con ojos de adolescentes, una realidad diferente.
Pero aun así ese Chile no se parecía para nada al de hoy.
Podía el país estar sumamente ideologizado, pero aun así existían ciertas premisas que eran cimientos, columnas vertebrales de la sociedad: aun todos vibrábamos con un desfile militar, los carabineros eran impolutos e incorruptibles, el voto te vestía con el mismo traje del poderoso en la fila de tu mesa, éramos muy diferente al resto de América pues no éramos corruptos y un largo de etc.
Daré un ejemplo:
En 1965 hubo un enfrentamiento con gendarmes argentinos donde murió el teniente de Carabineros Hernán Merino. Todo nuestro Liceo en Valparaíso, 1800 alumnos de izquierda, derecha y centro salimos a la calle a protestar con el Presidente del Centro de Alumnos a la cabeza enarbolando una bandera chilena. Cuando pasamos por la Prefectura no hubo un solo grito y marchamos con un silencio y solidario respeto: aunque hubiésemos dejado atrás la niñez, aún la inocencia anidaba en nuestras almas, y como un ladrillo más, cada una de ellas formaban ese gran edificio llamado alma nacional.
Esta construcción terminó en el suelo el 11 de septiembre de 1973.
Y no analizaré el Golpe, pues ya se ha hecho miles de veces.
El Chile de hoy no es la sombra del Chile de hace medio siglo atrás, aunque resulta patético, tragicómico y hasta ofensivo que los que ostentan el poder intentan mantenernos en la edad de la inocencia hoy, en el siglo XXi, con los mismos argumentos.
El Chile de hoy es un Chile desnudo, desnudado por los mismos que echaban la basura debajo de la alfombra durante cinco siglos y desnudado también por los abusados.
Todos contribuimos a dejar en cueros a este país…y que bien que haya sucedido.
¿Imaginan un siglo más soportando una policía violenta y corrupta, mintiendo, engañando y falseando groseramente sus procedimientos? ¿Un siglo más de agua privatizada, de abuelos indigentes después de una vida de trabajo, de empresarios amorales que no trepidan en formar carteles para subir medicamentos y alimentos, de persecución para el que por desesperación o hambre obtiene del Estado 500 lucas y condonación para quien se roba $98.400.000.000, de cárcel para el vendedor callejero y clases de ética para el ladrón de cuello y corbata, de jefes militares con formas de vidas que envidiaría un Jeque árabe, de una salud pública que tiene una limitada cobertura de enfermedades a cubrir y que si no estás en una de ellas y no tienes recursos para salud privada sencillamente te mueres?
No logro imaginar ese futuro para mis nietos ni bisnietos.
Chile entero es recorrido por la violencia. Una pena, pero, ¿la violencia es un Big Bang espontáneo cuyo origen es un misterio? ¿Acaso la violencia nació en un estado de plena satisfacción social?
¿Somos tan ignorantes que desconocemos la vida de la población en los años anteriores a la Revolución Francesa o la Revolución Rusa? ¿Acaso somos tan ciegos para no ver semejanzas y vislumbrar escenarios similares para nuestro país?
Desde sus poltronas ellos tildan de «violentistas» a todos los que protestan, pero en su momento, ¿dieron soluciones a demandas básicas o solo burlas del tipo «las flores están baratas», «levántense temprano» o «hagan bingos», estrujando hasta lo indecible la paciencia del pueblo?
Ni violentistas ni alienígenas son responsables del Chile de hoy, sí lo son el sistema y sus administradores, obteniendo un bonus track los gobiernos de derecha, siempre muy tolerantes y propiciadores de las injusticias.
Finalmente, y en el otoño de nuestra vida, definitivamente digamos con alegría y esperanza: adiós edad de la inocencia, bienvenida edad de la verdad.
Comentarios
07 de octubre
¿Acaso la violencia nació en un estado de plena satisfacción social?
Esa es la pregunta que debieran hacerse los «patriotas» de cartón.
Muy buena columna
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07 de octubre
!Gracias [email protected]