Cuando hablamos de Violencia y VIH, nos referimos a la lamentable mezcla de sufrimiento y violencia necesaria para colocar al sujeto, hombre, mujer o trans, “en un espacio de vulnerabilidad social”, nos encontramos con la estigmatización, el aislamiento, la discriminación, depresión y lo más grave la muerte social, que el que caso de las mujeres y la población trans – tiene características de mayor crueldad.
Es preocupante para un país que tiene los recursos necesarios para financiar las campañas preventivas de VIH, solo se limiten a promocionarlas unos par de meses en el año y en un horario limitado
Las características anteriores, ubican al VIH en un estado de salud altamente vulnerable para las personas, ya que si bien existen leyes que de alguna forma resguardan y aseguran su privacidad y acceso a la salud, estas no son tan eficaces para proteger al notificado o la notificada de lo que implica el vivir con VIH o SIDA. En un país en donde el tema “sexualidad” se mantiene en la constante discusión sobre que hablar de ella. Las mallas curriculares de los alumnos de pre grado, poco cruzan esta barrera, limitando el abordaje de la sexualidad a lo biológico o procreativo. Desde el primer caso de notificación de VIH a la situación actual, la pandemia no ha disminuido, más bien siguen cobrando nuevas víctimas, víctimas en tanto resurge la muerte social y víctimas en tanto siguen personas muriendo de SIDA.
En Chile, durante el año 2015 se realiza la campaña “Chile tiene SIDA”, en la cual el Ministerio de Salud y distintas organizaciones sociales que combaten la pandemia, levantan la campaña viral, la cual es catalogada con éxito por parte de sus ejecutores y colaboradores, sin embargo estas campañas se ha ejecutado los últimos 10 años y se mantienen sin los resultados esperados, las cifras hoy en día con el aumento considerable de la población joven afectada de VIH/ SIDA, da cuenta del fracaso en la política pública del Estado, del Gobierno y de la sociedad civil en su conjunto.
Es preocupante para un país que tiene los recursos necesarios para financiar las campañas preventivas de VIH, solo se limiten a promocionarlas unos par de meses en el año y en un horario limitado. Es preocupante para un País que tiene leyes que obligan al Estado hacerse cargo de esta materia. El Estado opte por no hacerse cargo.
Hacer conciencia de que el VIH/SIDA es un tema país y comprender que es una situación que afecta no solo al notificado o notificada, sino que a todo el núcleo familiar y social.
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