No es un misterio que este término haya estado en la palestra este último tiempo; un término muy manoseado pero del que muy pocos ven su fondo y valoran su importancia. Cuando hablamos de empoderamiento ciudadano lo definimos como un proceso social en el cual se conjugan el liderazgo, y la comunicación, reemplazando una estructura piramidal por una más bien horizontal que entrega un protagonismo activo a cada ciudadano -situación que hoy por hoy los actores tradicionales o partidos políticos no lo están logrando-.
En ese marco explicativo del término, podemos afirmar que a medida que aumenta la desconfianza en las instituciones, surge de manera potente el empoderamiento ciudadano; como en su momento ocurrió con el género femenino, cuyos logros y grandes transformaciones hoy se ven reflejadas incuestionablemente en cada uno de los ámbitos en que se ven incluidas las mujeres. Actualmente, el empoderamiento ha dejado de ser exclusivo de sólo unos pocos grupos de interés, y ha pasado a transformarse en una base transversal de la sociedad actual.En este contexto hago un llamado a que se reflexione respecto del rol que debe cumplir la sociedad civil, y cómo ésta puede generar cambios que ninguna otra institución había logrado hasta hoy.
Si bien son los estudiantes la mejor muestra de este empoderamiento ciudadano, quiero poner el foco en un sector de nuestra sociedad en particular; según mi parecer, su lucha es el fiel reflejo de este empoderamiento, en el cual es posible apreciar como una sociedad civil comprometida con una causa -que hasta el momento ninguna institución había tomado como su bandera para lograr la transformación deseada- es capaz, a través de la organización de sus demandas, de lograr su fin. Me refiero a los enfermos de nuestro país, lo que fue la gestación y reciente aprobación del Fondo Nacional de Medicamentos de alto costo, conocido popularmente como “Ley Ricarte Soto”.
Esta Ley nos muestra cómo la sociedad cansada de no obtener respuestas y soluciones de sus autoridades -ni del ejecutivo ni el parlamento- a algo tan transversal y cotidiano como los son las enfermedades, se empodera, toma sus demandas y lucha por ellas hasta conseguir lo que necesita. Así quedó demostrado en la manifestación del 12 de abril del 2014 a la cual asistieron más de 10.000 personas, obligando al gobierno de turno a tomar cartas en el asunto e incluir la problemática en su agenda.
La demanda de quienes poseían una enfermedad es algo por lo que habían estado luchando un sinfín de organizaciones por largo tiempo y sin éxito, pero que toma fuerza y se unifica en la sociedad con un empoderamiento ciudadano que surgió espontáneamente a partir la enfermedad de un periodista que llevó a las distintas agrupaciones y la sociedad civil a exigir ser tomados en cuenta bajo una sola voz y con un único fin: vivir sus enfermedades con dignidad.
Ejemplos como estos son los que dan el pie para que hoy existan diversos grupos organizados exigiendo una mayor inclusión de la sociedad, con un rol activo en la toma de decisiones. En este sentido podríamos hablar de los avances en diversidad -aprobación del AUC-; de los de los grupos ambientalistas -HidroAysén-; y por supuesto, de los estudiantes, que durante la última década han sido los principales protagonistas.
Es innegable que hoy, más que nunca, existe un empoderamiento real de la gente y un genuino interés en participar de lo público. En este contexto hago un llamado a que se reflexione respecto del rol que debe cumplir la sociedad civil, y cómo ésta puede generar cambios que ninguna otra institución había logrado hasta hoy. Quizás sea que las instituciones están fallando, pero yo creo que la sociedad ha cambiado su forma de pensar y mirar las cosas, esto se refleja en que hoy existe conciencia de sus derechos y de cómo por sí misma se pueden lograr que estos se respeten.
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