Las cosas importantes parecen haberse decidido. El final de este año deja una sensación de torbellino pasado, de aguacero que se aquieta en pozas y charcos con sus restos de comida, barquitos de papel y cigarrillos ahogados. Nos pilla esperando micro, pagados de asombro, incapaces de sentir sorpresa o emoción por lo que pueda suceder, porque todo lo que pudo haber sido fue, o para bien o mal, no fue.
Esperamos que cayera un gobierno y cesara el combate unilateral armado, pero ninguna de ambas cosas ocurrió. Que hubiera justicia y sólo nos quedaron destituciones ignominiosas de quienes sabíamos que lo eran, por lo que no hubo, como decía, sorpresa.
Esperábamos que las mujeres dejaran de ser atropelladas, pero los hombres no entendimos nada de lo que pasaba delante de nuestras narices, siguen ellas desapareciendo y muriendo en Chile a causa de los hombres, tanto así que siendo hombre debo escribirlo, ya que las mujeres siguen siendo sistemáticamente dejadas de lado, apartadas o menospreciadas por nuestro sistema social, político y económico. Por nuestra decisión. Hay que repetirlo hasta que se aprenda al menos, de memoria.Logramos visibilizar que todo esto que logramos ya ocurría, subterráneamente, escondidamente, y ahora solamente aparece en los medios que no son oficiales (porque no nos gusta la milicia), pero lo notamos, lo sentimos, lo reconocemos.
Esperábamos que la implosión de octubre del año pasado durara hasta hoy en las calles o hubiera conseguido todos su objetivos, pero nos asoló la pandemia, para satisfacción de los conservadores de Chile que retuvo a los manifestantes y primera línea esforzándose por mantenerse a salvo y mantener a sus barrios comiendo en ollas comunes, antes que destruyendo infraestructura pública, incluidas pacos, guanacos o comisarías, bueno, de esto, también hubo tiempo de hacerse cargo, y lo seguirá habiendo.
Esperábamos que las niñas y niños del SENAME estuvieran incluides en las demandas y las respuestas que el Estado y nosotres debíamos darle, pero ellos, más que todos nosotres, siguen esperando.
Esperábamos, también, que los abusos de poder se quedaran colgados, como zapatillas en los cables de la luz en los barrios de las 3 comunas problemáticas de Chile, esas que bien al oriente de la capital siguen viviendo en un país que no es tal y que continúan durmiendo el mismo sueño de los injustos, sin inmutarse, desde hace 2 o 3 siglos. Ahí queda todavía un desafío de despertares.
Esperábamos que los que estafaron al pueblo de Chile, a los muchos pueblos que habitan y conviven en Chile, pudieran en parte ser sancionados, que se respetaran las sanciones y con ello, devolvieran lo que había sido su robo y la usurpación, pero se ha conseguido únicamente que, refugiados en el gobierno y asociaciones gremiales, se les siga perdonando, acariciando y aplaudiendo, como si se hubiera tratado, tan solo, de travesuras de un niño malcriado.
Entonces ¿Qué es lo que hemos logrado? Se pregunta usted, moviéndose ansioso en su silla, mientras lee estas líneas.
Logramos encontrarnos; logramos hallar unidad para cuidarnos entre nosotras, entre nosotros; logramos establecer los puentes entre los que queremos vivir juntos y aún peleamos para lograr cortar los puentes que abren el paso a los que siguen abusando; logramos crear movimientos que denuncian, que protestan, que se enfrentan; logramos conquistar un dios, una plaza y recobrar un territorio; logramos sintonizar con la ñuqe mapu que la teníamos detenida, desparecida, extraviada detrás de tanta ensoñación rubia y en inglés.
Logramos visibilizar que todo esto que logramos ya ocurría, subterráneamente, escondidamente, y ahora solamente aparece en los medios que no son oficiales (porque no nos gusta la milicia), pero lo notamos, lo sentimos, lo reconocemos. Aunque siga inquieto, estoy seguro que también usted, lo siente, lo nota, lo reconoce.
Logramos participar y, con ello, ser escuchados (queda todavía ser escuchadas, siempre es urgente repetirlo), no por aquellos que siguen refugiados en sus tres comunas sino por todas y todos aquellos que viviendo en las otras 342 comunas vivían o captaban la vida, simplemente, y se han visto obligadas y obligados a decir, a opinar, a ser parte de la discusión que no debe cesar. Con más o menos constituciones; con más o menos gobiernos que, siento, todavía estamos a tiempo de tumbar; con más o menos dignidad recobrada, pero que va en proceso; con más o menos esperanza después de haber esperado tantos, tantos años.
Logramos sorprendernos de que ya no hay asombro en este año pero que el próximo, los próximos, próximas, próximes, volveremos a sorprendernos, porque si hay algo que logramos recobrar como por arte de magia, por parto, por iluminación es nuestra inocencia; porque no éramos culpables, ni cómo vestíamos, ni por donde andábamos ni por donde trabajamos, ni por dónde vivimos, estudiamos, amamos, dormimos; ni por haber visto, por más que nos hayas cegado; ni por haber robado dos panes, ni por haber escupido a los pacos; ni por dejar de votar por los que nos oprimen; ni por cuidarnos entre nosotres, como seguiremos haciendo.
Y se bien que esto que digo no le parece al Presidente, a sus allegados o a los que quieran serlo, o reemplazarlo; los que insisten que no es la forma, que no prende o que somos nosotros, de nuevo, los que tenemos la culpa, por gastarnos el 10, el 20 el 100% de nuestros recursos en televisores más grandes, ignoran que es para ver en grande cómo se van derecho para su casa o para la cárcel. No es que les busquemos el mal, sino que buscamos la evasiva justicia.
Aparecimos, salimos de nuestro escondite no para sacar la mano ni para mendigar perdón, olvido, pan; sino para decir esta boca es mía; ese pan que me robas, también lo es. Esa mano que aparece es para cuidar de un lado y del otro, para seguir abofeteando al que nos pise, hasta que caiga.
¿Hasta cuándo? Se preguntará usted, aburrido de tanta palabrería; usted, que toma su café o abraza sus hijos cada noche. Hasta que todas y todos puedan tomar té, comer pan, ser atendido con dignidad, cuidado con más; hasta que todas y todos puedan abrazar a sus hijos e hijas y que esas hijas vuelvan a sus casas, todos los días, sin tener que esperarlo y rogarlo con todas sus fuerzas. En resumen, hasta que la dignidad se nos haga costumbre.
Comentarios
09 de noviembre
Amigo dese cuenta de que, lo del 18 de octubre de 2019, fue todo planificado, e hicieron creer que era un estallido social y que muchas personas fueron a apoyar, sin saber que hubieron manos negras detrás, para generar desestabilización en el pais y con ello imponer el cambio de la Constitución.
Detrás de todo ésto, está la ONU, Soros y la Élite Globalista que financia esta INSURRECCION callejera.
La pseudo Nva. Constitución no cambiará en nada, de lo que la gente (grupo de personas) pide. La supuesta Nva. Constitución apernara a los políticos actuales que votaron apruebo y se generará un gobierno de Extrema Izquierda.
Estamos retrocediendo al 70-73. Está ocurriendo exactamente lo mismo, pero con diferentes actores. Yá viví la experiencia. A lo actual le agregamos la Plandemia. Nueva estrategia para imponer el Nuevo Orden Mundual y mantenernos como borregos obedientes.
Las idiologías políticas que vociferan son una farsa. Nunca ha aplicado a ningún gobierno. Pseudas palabras para quienes creen en ellas.
Toda persona sino abre los ojos, seguirá siendo vulnerada en sus derechos, con leyes o sin ellas.
+6
10 de noviembre
Estimados, se ve un corazón en carne viva , el mismo que se mostró a partir de nuestra revolución social,sin embargo se nos viene el 11.01.21 y se requiere URGENTE facilitadores en las regiones, para crear las vías de organización, para los dirigentes sociales independientes interesados en ser constituyentes . Faltan los canales que los ayuden a formar pactos y listas independientes, registro digital. Sabemos que los políticos se aprontan a secuestrar nuestro proceso de cambio y que éstos tienen experiencia electoral , por esa razón se requiere ayuda (sobre todo en las regiones) para organizar a los independientes y no puede esperar, quedan tan solo 2 meses . GRACIAS
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