Necesitamos, exigimos y trabajamos por una modificación de la Ley 20.000 que asegure el respeto que cultivadores y usuarios de cannabis ya tienen garantizado por el simple hecho de ser seres humanos.
La pregunta no es cuánto y en qué condiciones autorizar el cultivo y el uso del cannabis, la pregunta es cómo terminamos con la vulneración de derechos en contra de ciudadanos que simplemente ejercen su soberanía personal, sin causar daño a terceros ni comprometer la salud pública.
De eso se trataba el proyecto original de modificación de la Ley 20.000, lamentablemente se convirtió en otra cosa que definitivamente no podemos aceptar, porque es menos de lo que hoy está sucediendo en tribunales, no se corresponde con la realidad del cultivo y uso del cannabis en Chile y especialmente porque la propuesta de modificación a la que se arribó no es una afirmación de la libertad, el respeto y la dignidad, sino una respuesta infantil e inmadura, que pretende supeditar la soberanía personal a límites arbitrarios, que sólo se tienen sentido en la protección del gran negocio sin Ley que es el narcotráfico.
La sentencia de la Corte Suprema, de la Corte de Apelaciones de Concepción y de otros Tribunales Orales y de Garantía de varias ciudades del país, es determinante para asentar una renovada manera de comprender y aplicar la Ley 20.000 en relación a los cultivadores y usuarios de cannabis.
En estas sentencias, explícita y categóricamente se ha razonado que el cultivo para el propio consumo no tiene sanción, más claro: el autocultivo NO está penalizado y el reenvío que hace el artículo 8° al articulo 50 no es para «elegir» una de esas sanciones, sino que esas sanciones son para los casos específicos que este artículo señala.
Lean las sentencias. Es cierto que una sentencia no obliga a otro tribunal, pero el punto es (por si no lo ve) que los Tribunales de Justicia han hecho propio este razonamiento jurídico, que es coherente con el respeto por la soberanía personal y sus derechos esenciales, que es el compromiso básico del Estado con los ciudadanos y obviamente con la propia Ley de 20.000.
La modificación de la Ley 20.000 que se tramita en la Cámara Baja, no puede estar por debajo de este estándar de respeto a los derechos humanos.
Necesitamos, exigimos y trabajamos por una modificación de la Ley 20.000 que asegure el respeto que cultivadores y usuarios de cannabis ya tienen garantizado por el simple hecho de ser seres humanos, pero que se ha estado violando sistemáticamente.
#CultivamosCannabis Para defendernos, para respetar y ser respetados.
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