Cuesta entender desde la mirada de un simple vecino o vecina, la premura y urgencia que se pone a temas como el soterramiento de la línea férrea en Concepción. Tema no menor y que podría considerar una inversión que bordearía, según los entendidos, entre los 80 y 120 millones de dólares, en una extensión aproximada de 1 Km, entre los puentes Llacolén y Bicentenario.
En realidades comparadas, llama la atención que el soterramiento impulsado por autoridades políticas tenga como principales beneficiados a una población que no vive directamente en los sitios que el proyecto pretende soterrar. Si esta iniciativa se aplicara, por ejemplo, a la comuna de Chiguayante, podría transformarse radicalmente la historia urbanística de la comuna. Se generaría una explanada de casi 2 kilómetros entre el cruce Santa Sofía y Libertad , permitiría la interconectividad entre dos Chiguayantes que desde su creación han permanecido divididos. Beneficiaría directamente no solo a una parte de la población, sino que a casi la totalidad de los chiguayantinos que hoy ven con preocupación la convivencia permanente con un vecino poco amigable como es la línea férrea. Vecino que hoy aporta al desarrollo comunal, congestión, lentitud en tiempo de respuesta de vehículos de emergencias, mayor gasto en combustible, aumento de polución producto de congestión vehicular, etc.
Hablar del soterramiento en Concepción y decir que será un aporte para consolidar la articulación espacial de la ciudad con el río Bío Bío, mediante la secuencia de espacios públicos que conforman el eje Bicentenario, es olvidar u omitir a priori que uno de los mayores beneficiados será el centro comercial que se emplaza en el sector, aumentará la plusvalía de los terrenos y motivará la inversión en áreas que quizás no estén al alcance de todos los vecinos que, supuestamente, se pretende beneficiar.Si este mismo proyecto se aplicara a una comuna como Chiguayante, el cambio en la calidad de vida de sus habitantes seria determinante.
En términos simples, el proyecto que presenta la comuna penquista, pretende generar el recuentro legítimo con el Bío Bío. Al parecer no es factor que influya categóricamente en la generación de la identidad comunal que desde hace mucho se define como Ciudad Universitaria y en ningún caso como una ciudad rivereña.
Si este mismo proyecto se aplicara a una comuna como Chiguayante el cambio en la calidad de vida de sus habitantes sería determinante, alcanzaría mayor integración, acercaría barrios que hoy separan rejas y permitiría el desarrollo con una mirada más convocante.
Chiguayante no puede seguir dividiéndose entre quienes lo habitan desde la línea férrea al cerro o desde la línea férrea al río, si el soterramiento en Concepción, tal como señalan autoridades políticas y económicas, es importante, el soterramiento en Chiguayante es determinante y condición sine qua non para su proyección futura que puede hacer la diferencia entre una comuna que crece y una ciudad que se consolida .
Comentarios
07 de mayo
Hola buenas tardes, quisiera saber si tienen esa foto en mejor calidad o saber de dónde la obtuvieron, ya que quienes aparecen en esa imagen son mis abuelos y uno de ellos lamentablemente falleció hace poco tiempo. Por lo que está imagen llegó como un lindo recuerdo , el cual me gustaría compartir con mi familia.
Agradezco su tiempo y espero con ansias su respuesta.
Saludos
Franchesca Campos Álvarez
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12 de mayo
El proyecto de soterramiento en el eje cívico de la comuna de Concepción no es un proyecto de políticos. Es mezquino y falaz catalogarlo como tal.
El proyecto tiene un amplio consenso técnico y lleva más de 35 años desde sus primeras ideas, tiene también un compromiso político (que lo necesita) a través de un compromiso presidencial y es un proyecto que a traspasado ya 4 gobiernos en sus análisis y evaluaciones.
Los beneficios son múltiples y calculados: plusvalías en la ribera norte, menores tiempos de viajes, ahorro de combustibles y la gran posibilidad de iniciar un posible metro hacia la zona céntrica de Concepción.
Que Chgte, Thno y también San Pedro de la Paz aspiren a tener un tren soterrado es un anhelo que no se les puede coartar, pero no a costa de un proyecto que ya agotó los análisis previos y que ahora está en etapa de desicion final.
La invitación a Chiguayantinos, Choreros y Sanpedrinos es a hacer los análisis, a soñar en grande, a darse el tiempo y los recursos para comenzar a analizar proyectos de ciudad, a sacar punta al lápiz y evaluar social y económicamente los proyectos; es hora de partir, pero pensando que proyectos como estos no se concreta antes de 12 años desde sus primeros estudios.
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