Lo ideal realmente sería contar con un servicio de transporte público de calidad, que permita no solo planificar la ruta sino el tiempo de los viajes para no estar sometidos/as a la incertidumbre que significa no saber a qué hora pasará el bus, o ver pasar dos seguidas que no paran.
El tránsito y los tacos llegaron para quedarse en Santiago, tanto que nuestra ciudad podría pasar a llamarse Santiauto o Santitaco. Pasada la expectación creada por la prensa y por el Ministerio de Transporte sobre el llamado gran lunes, el día en que esperábamos que la ciudad sucumbiera ante un gran taco, poco se ha hecho por discutir y proponer soluciones para la ciudad. Es frecuente escuchar en conversaciones la expresión “Santiago está colapsado”.
Resulta ya imposible negar el impacto ambiental que tiene el funcionamiento de los colegios, traducido en tacos y su consiguiente contaminación. El taco lo generan los padres/madres intento acercarse a los colegios para dejar a los niños/as y a veces no tan niños. Es tanto, que muchas veces se hace necesario llegar muy anticipadamente para poder estacionarse y sortear el mismo taco.
¿Qué podemos hacer?
Lo ideal realmente sería contar con un servicio de transporte público de calidad, que permita no solo planificar la ruta sino el tiempo de los viajes para no estar sometidos/as a la incertidumbre que significa no saber a qué hora pasará el bus, o ver pasar dos seguidas que no paran. Creo que las arbitrariedades del sistema de transporte público son muchas otras, como que el pago anticipado de los pasajes vía carga de la tarjeta bip no se ve reflejada en precios más convenientes. Podríamos pagar un mes de pasajes de manera anticipada a un precio que implique un ahorro sustantivo, y disminuir la sensación de que pago mucho por un servicio impredecible, salvo que lo haga en el metro.
Adicionalmente, la Intendencia Metropolitana debiera dar indicaciones para que los establecimientos educativos escalonen sus horarios de ingreso, haciéndose parte de la solución de un problema social que contribuyen a provocar. Por ejemplo a las 8:00 los niños pequeños de pre kinder a 4 básico, 8:30 los/as alumnos/as de 5 a 8 básico, 8:45 de 1° a 2° medio y a las 9:00 los terceros y cuartos medios, que ya bien pueden andar el micro. Realmente, cuál es la necesidad, más allá de una necesidad normativa, que todos/as los/as estudiantes de un colegio lleguen a la misma hora. Reitero que además que sería justo que los establecimientos educacionales se hicieran cargo de su impacto en la ciudad.
Resulta además de bastante sentido común que los empleadores permitan la gestión del horario de ingreso de cada trabajador/a en función de los horarios escolares, entendiendo que tanto la producción –el trabajo- como la educación de los/as niños son problemas que nos competen a todos como sociedad y que no se trata de arreglos domésticos, privados particulares. Finalmente, una buena mayoría de santiaguinos vive presa de las sanciones por incumplimiento de los horarios. En los establecimientos educaciones se llega al absurdo de amenazar con suspensiones, citas al apoderado, y en los trabajos, los descuentos. Nadie parece tomar en serio el colapso de la ciudad, el tiempo en un no lugar llamado taco.
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Fuente de fotografía
Comentarios
18 de marzo
totalmente de acuerdo, y quiero agregar algo. lamentablemente mientras Santiago siga siendo Chile esto va a ser cada vez peor. tuve que venirme de regiones a trabajar a Stgo por un sueldo medianamente digno como profesional, ya que en provincia no hay trabajo para profesionales ya que esta todo centralizado en la capital.
+4
20 de marzo
Locomociòn colectiva,bicicletas,monopatines,pies….
Hay gente que usa el auto privado para hacer 2 cuadras.
El planeta es uno SALVEMOSLO!!!!
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23 de marzo
En muchos paises #desarrollados ya existe el escalonamiento de horarios de entrada (Reino Unido) y el pago anticipado de los pasajes. (Francia) pero el ppal problema de Santiago es la cantidad de vehículos en la calle. Como acá la #libertaddemercado es sagrada, veo difícil que se le ponga freno a este aspecto.
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