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El ciudadano imprudente

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Intenté comenzar esta columna hace casi un año, justo cuando al igual que estas últimas semanas, se suscitaba una polémica sobre los peatones enfrentados a los “ciclistas de vereda”.

Han pasado los meses y sigo pensando que la discusión se debe a lo mismo: no son los ‘ciclistas’ los imprudentes, no son los ‘automovilistas’ los imprudentes, ni los ‘peatones’ los imprudentes. Es el ciudadano el imprudente.

Aunque cambiemos la manera de transportarnos, si la imprudencia forma parte de la vida de una persona, ésta lo seguirá siendo indistintamente del medio que utilice para movilizarse en la ciudad y para interactuar con sus pares.

De hecho, el mismo conflicto podríamos aplicarlo a quienes no ceden el asiento en el metro o en las micros, cuando a todas luces alguien a su lado lo necesita; a aquellos fumadores que les da lo mismo dónde arrojan la colilla; a quien bota la basura en la calle, y así, un sinfín de casos.

¿O acaso pensamos que el ciclista es sólo ciclista el cien por ciento del tiempo? Yo soy ciclista la mayor parte del día, pero también soy peatona y, muy ocasionalmente, conductora de automóviles. Eso es lo que me motiva a escribir esta columna, pues estimo que en el conflicto que hoy se debate, se olvida nuestra condición como ciudadano intermodal.

Me molesta profundamente cuando leo y escucho hablar mal del “gremio ciclista”, porque soy ciclista urbana y no soy imprudente. Sin embargo, estimo que lamentablemente se ha asentado una percepción de que todos los que optamos por la bicicleta como medio de transporte, somos unos temerarios a los que nos gusta correr a alta velocidad, sin escatimar riesgos, ni posibles víctimas.

Si bien coincido con que el conflicto de imprudencia en las veredas, es claramente provocado por los ciclistas que transitan por ellas y no por los peatones; sé que no es fácil bajarse a la calzada y conozco en carne propia, el temor que se siente cuando un automóvil te pasa volando por el lado, a escasos centímetros de tu manubrio, al punto de hacerte tambalear.

Pero al momento de elegir la bicicleta, yo escatimé esos riesgos, versus un montón de beneficios que me siguen haciendo optar por ella sin pestañear y, más aún, por luchar por nuestro espacio en la ciudad. A modo personal, estimo que esa elección no la ha hecho la mayoría de quienes hoy pedalean.

Comencé pedaleando en la calle en los 90, cuando no era masivo el uso de la bicicleta como medio de transporte, cuando de verdad no había ciclovías, cuando tomarse en serio las normas de tránsito para circular, era trascendental, porque los automovilistas realmente no estaban acostumbrados a vernos en sus carriles y por mucho temor que te diera, había que pelear con sudor y gallardía el tercio de calzada que nos merecíamos.

Pero eso cambió, ya no somos unos pocos. No me lo contaron, ni lo leí. He sido testigo del incremento de ciclistas en las calles. Cuando comencé a movilizarme a diario, éramos no más de cinco pelagatos los que nos encontrábamos siempre, en los mismos semáforos y a la misma hora.

El cambio radical, lo percibí como consecuencia del Transantiago, del incremento del uso de vehículos en las calles y de los atochamientos cada más infernales. Ustedes pueden discrepar, lo que me parece maravilloso, y pensar que se debe a una opción de vida sana, conciencia medioambiental o como muchos dicen: “andar en bici se puso de moda”.

Independiente de las causas, el problema bajo mi perspectiva y la real imprudencia, es que las autoridades no tomaron cartas en el asunto a tiempo, siendo que el incremento de la bicicleta como medio de transporte, era previsible. No obstante, lo realmente criticable es la poca velocidad de reacción y la baja calidad de su respuesta.

¿O acaso pensamos que el ciclista es sólo ciclista el cien por ciento del tiempo? Yo soy ciclista la mayor parte del día, pero también soy peatona y, muy ocasionalmente, conductora de automóviles. Eso es lo que me motiva a escribir esta columna, pues estimo que en el conflicto que hoy se debate, se olvida nuestra condición como ciudadano intermodal.

Según un estudio desarrollado en conjunto por Ciudad Viva, Plan Nosotros Contamos, Urbanismo y Territorio S.A. en 2012, la bicicleta como medio de transporte experimenta un alza sostenida casi del 20% anual, desde 2005. Sin embargo, en vez de impulsarse políticas públicas e inversiones en materia de transporte y desarrollo integral de todos los actores de la ciudad, el acento continúa en el medio que más tráfico y contaminación provoca: el automóvil. Incluso, fomentando su uso: más autopistas, mayor velocidad urbana, más estacionamientos.

Y, henos aquí, con un resultado que, para muchos –como yo-, no deja de ser maravilloso, ver que cada vez somos más los que optamos por pedalear. Pero con una problemática que cada día más va al alza, provocando una nueva trinchera, ya no con los autos en la calle, sino con los peatones en las veredas.

Porque seamos honestos o, de lo contrario, observemos más el movimiento de nuestra ciudad. Ya no son “algunos” ciclistas sobre la vereda, sino cientos. Vivo en el centro de Santiago y a diario veo una masa enorme, entre ciclistas y peatones, transitando por la vereda, así como numerosos accidentes.

La realidad hoy, es que el sentido común, como normativa de tránsito no sirvió. Pensar que la sugerencia de “ser cautelosos si conducen por la vereda”, simplemente no está dando resultados y las ciclovías que muchos sueñan, no existirán en cuanto acaben de leer esta columna. Por lo que nos guste o no, la única forma en la que podemos aportar hoy, es respetando la normativa de conducción, en función de cada medio de transporte y la bicicleta nada tiene que hacer en la vereda.

Aunque no comparto la violencia como fórmula para lograr que los “ciclistas de vereda” bajen a la calzada, opino que –si como ciclista- temes a pedalear por la calle, entonces debes privilegiar rutas donde haya ciclovías, o calles menos transitadas, aunque eso te obligue a hacer trayectos más largos. Pues así como no deseas sentirte inseguro al movilizarte por la ciudad, tampoco debes invadir el espacio de los peatones, atemorizándolos, respecto de su propia seguridad.

Anhelo que, como ciudadanos, comencemos a exigirles a las autoridades que dejen de hacer la vista gorda; más ciclovías no resolverán la problemática. Urgen acciones concretas que ofrezcan una solución real a todos los actores de la ciudad. Desde mi perspectiva, una de ellas y la más impopular de todas, es reducir la velocidad urbana, al igual que reforzar la educación vial, donde el auto no continúe siendo el emperador.

El mejor ejemplo de que de nada sirve una vía ciclista por sí sola, es el lamentable accidente ocurrido hace algunas semanas en la ciclovía de Pocuro, cuando un automóvil a exceso de velocidad perdió el control y acabó atropellando a una ciclista. Las ciclovías no tienen un campo electromagnético que impida que los automóviles entren en ellas, pero accidentes como éste, sí se pueden evitar reduciendo la velocidad urbana.

Nota elquintopoder: Si te interesa el tema de la movilidad urbana, te invitamos además a adherir a esta acción que promueve que el cerro San Cristóbal esté libre de autos los sábados y domingos en la mañana. ¡Firma y ayuda a los autores de la carta con la difusión en tus redes!


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pablo cornejo

creo q tus lineas son una flor en un jardin de maleza.

son muy pocos para no decir nadie los ciclistas conscientes.

en general son un grupo o gremio o mafia muy mal educados y con cero respeto civico.

haces mal eso si al colocar en un mismo plano al ciudadano peatón con el ciudadano ciclista.

saludos

    guau

    guau

    Lamento que tu experiencia te lleve a pensar que son muy pocos los ciclistas conscientes, pues sin duda, son las experiencias propias las que nos llevan a tener determinada percepción de las cosas.
    Sobre tu concepto de ciudadanos, ciertamente no la comparto, uno no deja de ser tal, por movilizarse en bicicleta o ir de peatón.
    Saludos.

Rodrigo

Los conductores (de autos, buses, camiones, bicicletas, motos, etc.) están acostumbrados a no respetar las leyes: autos no respetan velocidad máxima, motos se filtran entre las pistas y hasta por las veredas, ciclistas andan contra el tránsito y no respetan señalizaciones…. basta con mirar un semáforo por un par de minutos para ver muchos pasando con luz roja y hablando con celular.

Necesitamos medidas urgentes para corregir estas conductas cada vez más temerarias, y más que nuevas leyes (que nadie respeta) lo que hace falta es FISCALIZACIÓN para hacer valer las existentes. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que vi a Carabineros multando por doblar con luz roja o ir hablando por teléfono, creo que nos haría bien saber que Carabineros adoptara una actitud más proactiva respecto.

    guau

    guau

    Hola Rodrigo, gracias por comentar la columna. Coincido contigo con que falta fiscalización, aunque lamento ese reconocimiento porque me parece vergonzoso que tengamos que tener a un autoridad que nos «recuerde» que debemos cumplir la ley. Pero esa es la triste realidad. Aún así, confío en que medias como reducir la velocidad urbana (y fiscalizar eso también), ayudarían enormemente.

pepe

Yo actualmente vivo en mendoza, si te da miedo Santiago andar por las calles de mendoza seria una película de terror donde los automovilistas te tiran el auto encima después de revasarte, donde si no le calculas bien la distancia puedes caer en una acequia, donde no falta el peatón que camina tranquilamente por las pocas ciclovías que tiene la ciudad y autobuses que no dudaran en cerrarte el paso si tienen que virar o en su defecto pasarte encima… encuentro mucho sentido a lo que dices donde todos los actores debe aprender a respetarse para así poder transitar mas eficientemente por las ciudades

    guau

    guau

    Muchas gracias por tu comentario Pepe y por compartir experiencia en Mendoza. En efecto, lograr el cambio involucra un cambio de actitud de todos los conductores que se movilizan en la ciudad, para lo cual, el respeto es la base de todo.

Cielo Estrellado

El problema es cuando los ciclistas, TENIENDO CICLOVIAS, usan las veredas…. Eso es ya no sólo es ser imprudente, sino que raya en creer que ellos no tienen que cumplir con ninguna norma de convivencia y pueden hacer lo que quieran….. Quisiera saber quien hace cumplir estas leyes…. quien fiscaliza…… y puedo escuchar claramente la respuesta…. NADIE

guau

guau

Hola Cielo, gracias por comentar la columna. Estoy de acuerdo contigo y es una de mis mayores críticas en mi barrio, habiendo una ciclovía a una cuadra, mayoría de ciclistas que bajan hacia el Centro de la ciudad, prefiere bajar por la vereda y eso sólo tiene un nombre: FLOJERA.
Lo peor es que sobre la fiscalización, es que delante mío he visto a Carabineros no hacer absolutamente nada, cuando no un ciclista, sino decenas de ellos, pasan a su lado por la vereda, incluso a exceso de velocidad y ellos ni se inmutan.
Creo que será un recorrido largo, primero porque las autoridades entiendan que la bicicleta es un medio de transporte y que debe ser normado y fiscalizado como tal, además de un cambio cívico en términos de educación. No me gusta confiar sólo en las leyes, pero el sentido común no ha servido.

    Robert

    Gracias por la columna, muy buena. Creo que la bici tiene que ir por la calle, siendo cuidadoso, y escogiendo buenas rutas, nunca por las veredas. Comparto tu idea de escoger calles mas tranquilas si te asustan los autos, el temor a las calles es la principal justificación para usar las veredas, pero creo que no se justifica. No digo que andar por la calle sea totalmente seguro, yo mismo he tenido accidentes con autos, pero ser prudente, usar luces y reflectantes y escoger una buena ruta ayuda mucho a la seguridad. Tampoco creo que las ciclovias sean la solución, nunca habrán en todos lados, además muchas en Santiago son muy malas, son mas bien recreativas, creo que solo son algo complementario y no ayudan a que el automovilista incorpore al ciclista como elemento de la calle. Algo mejor son las ciclobandas, que delimitan un espacio de la calle, a veces sin separación física. Mas que de infraestructura es un tema de cultura.

guau

guau

Gracias Roberto!

carolina.riveros.7

carolina.riveros.7

Sita Guau, a interpretado muchísimo muy mi pensar, aunque si ando por la vereda, cuando cargo a mi bebote, lo hago con tranquilidad como «invitada» obligada en un medio que no es el mio, por lo tanto pido el paso con un saludo y doy las gracias, disminuyo significativamente la velocidad cuando paso al lado de alguien e incremento los cuidados cuando ese alguien es un niño, un ansiano o un perrín. (tienen comportamientos erráticos algunos perrines) para mi eso es vivir en sociedad, reconocer la existencia de un otro que tiene el mismo derecho de uno de vivir tranquilo. Eso.

    guau

    guau

    Qué «lindo», literalmente, lo que me compartes al comentar mi columna; gente como tú, la verdad es que hay poca. Efectivamente lo que nos falta es lo que tú haces, observar por dónde vamos, quiénes van a nuestro lado y ser considerados con ellos.
    En todo caso, te aclaro que papás y mamás con hijos, ya sean pequeños o vayan en sus bicicletas miniatura, estoy totalmente de acuerdo con que no se expongan en la calzada y conduzcan por la vereda. Hoy la calle no está habilitada para exponer a los pequeños. Un abrazo y gracias por darte el tiempo de leer y compartir tu opinión y experiencia.

isabel

Gracias! Reflejas plenamente mi pensar. Soy de las personas que circula por la calle y por ciclovias procurando siempre respetar al resto, lamentablemente cuando llevo a mis hijos muchas veces me veo obligada a subir a la vereda y entonces veo lo difcil de circular por nuestra ciudad, sobretodo cuando no se trata de un paseo de domingo sino de transitar al trabajo y al colegio, es difícil para tod@s. Nuestra ciudad pone a prueba continuamente el carácter de sus habitantes, cada dia es un ejercicio de paciencia, comprensión y muuuucho autocontrol.

guau

guau

Hola Isabel, gracias por leer y compartir tu opinión.
Qué bueno que hagas distinción de cuando conduces sola o cuando vas con tus hijos. Para mí, en el caso de uds., papás y mamás con guaguas o niños pequeños, la verdad es que entiendo que pedaleen por la vereda, porque hoy la calle no está habilitada para exponer a los niños.
Lamentablemente creo que nos falta mucho aún para lograr la empatía y la educación necesaria para lograr que conducir por donde debemos hacerlo, sea posible.
Un abrazo 🙂

Miguel Salas

Me gustó mucho su columna, simple, humilde y directa.

Soy ciclista hace poco más de un año, comencé a usarla debido a que como trabajaba cerca me salía más a cuenta en $ y tiempo irme en bici que en micro pa la pega, aprendí a andar y al principio anduve por la vereda de a poco me fui bajando a la calle, ahora ya un poco más experto varío, según el destino entre la calle y las ciclovías principalmente y las veredas en ocasiones, coincido en que entre una micro o un auto y mi bici, llevo las de perder, ahora, independiente de la vía que escoja, siempre el respeto por delante, en la vereda hay que ir despacito sobretodo en horas con más afluencia de público, en las calles y ciclovías también hay que ir con precaución, cuidar el espacio entre bici y bici, no adelantar, no creerse Evel Knievel ni Lance Armstrong porque si adelantas a otros ciclistas no te darán premios o puntos para nada.

Concuerdo totalmente con el hecho de que probablemente el ciclista maleducado sea también un peatón maleducado, de esos que constantemente atraviesan por el medio de la calle a la mala, o en roja, etc. Porque obvio, uno no es ciclista todo el rato, también andas a pata, en micro, en auto, etc.

He visto de todos, ciclistas, peatones, micreros, automovilistas maleducados, muchos de todos, también muchos otros que no lo son, me da un poco de lata que la gente se tome esto con odio, gente que odia a los ciclistas y ciclistas que a punta de furia se imponen malamente.

Es cierto, la bici es una moda, yo la aproveché para ahorrar tiempo y pesos en mi billetera, me he hecho ciclista más pro, con casco y luces… como sea, moda o estilo de vida (o la combinación de ambos), la bici es una realidad y parece que está para quedarse y hay que preocuparse, tomar medidas desde la autoridad y desde nuestro fuero interno, como ciudadano también tenemos un papel importante y no podemos ser tan pasivos.

Saludos

Ambrosio

Sita, muy bueno tu artículo. Como recién llegado a Santiago y nuevo ciclista, veo todos tus comentarios desde una óptica fresca (no viví la época pre o post TranSantiago, por ejemplo). Sin embargo, cuando pedaleo por la calle no dejo de sentirme inseguro, y prefiero hacerlo por la vereda. Eso sí, cuando lo hago tengo en cuenta una regla: prioridad al peatón. Puedo estar equivocado, pero realmente lo siento así, y mientras le de prioridad al peatón me siento tranquilo e intento darle tranquilidad a quienes compartimos la vereda. Ahora, una pregunta: actualmente, ¿qué ley rige la circulación de las bicicletas por la calzada? ¿hay algún manual de buenas prácticas y costumbres para circular por la calle?. Gracias! Conseguiste en mi un seguidor.

JORGE BOSCH

Hace un tiempo salió una campaña “Compartamos la Calle” (tuve la suerte de participar) y creo que con ese tipo de iniciativas algo se puede lograr. Bajar la velocidad, uno de los puntos de esta campaña me parece fundamental, esto permite entender la ciudad desde otra perspectiva, osea simplemente andar más tranquilo. Esto ya no es moda, es una solución que abarca a mucha gente, yo ya llevo varios años sobre la chancha y con actividades como la del fin de pasa Map8 pedaleable, con todas las organizaciones que apoyan esto, se ve claramente el espíritu que hay detrás de esta hermosas dos ruedas, se trata de una forma de transporte eficiente, libre, no contaminante, sano, entre varias otras virtudes. Me parece que el tema simplemente “va pa´ allá” porque he visto en carne propia como ciclistas, peatones y automovilistas SI pueden andar juntos, lo veo todos los días al ver apoyo de todos. Pero a mi pesar se nos olvida algo, es el concepto de ciudad es la base de todo este debate, ahí es donde la política, la ciudadanía y el espacio público se cruza y forman el debate duro, el real lugar para hacer el cambio.
Cariños.

Pablo

La mirada integral es lo valeroso del artículo .. Es como cuando descidi ser ciudadano del mundo .. Es ver la problemática desde todas las aristas siendo que tenemos un problema real de mobiludad y contaminación en todas las ciudades grandes ! Un saludo enorme !

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